12. IGANDEA URTEAN ZEHAR, NOR DA GURETZAT?-¿QUIÉN ES PARA NOSOTROS?

NOR DA GURETZAT?

Lk.. 9, 18-24

José Antonio Pagola.
Itzultzailea: Dionisio Amundarain

ECLESALIA.- Ezaguna da pasadizoa. Filiporen Zesarean gertatu zen. Ikasleek badaramate alditxo bat Jesusekin. Zergatik jarraitzen diote? Bere ingurukoek bere buruaz zer uste duten jakin nahi du Jesusek: «Eta zuek, nor naizela diozue?» Hauxe da gaur egungo kristauek ere egin beharko genukeen galdera. Nor da Jesus guretzat? Zer pentsatzen dugu hartaz? Jarraitzen al diogu?

Nor da guretzat Galileako profeta hori?, bere ondoren idazkirik ez baina lekukoak utzi dituen hori? Ez da aski «Jainkoaren Mesias» dela esatea. Berak urratutako bidean urratsak egiten jarraitu behar dugu, berak eragin nahi zuen sua piztu behar dugu munduan. Nolatan hitz egin genezake hartaz hainbeste, haren zuzentasun-egarria, haren solidaritate-desioa, haren bake-gogoa sentitu gabe?

Ikasi al dugu Jesusengandik Jainkoari «Aita» esaten?, Jainkoaren baldintzarik gabeko maitasunean eta erruki mugagabean konfiantza izanik? Ez da aski «Gure Aita» esatea. Behin betiko lur azpiratu behar ditugu, harengandik urrunaraziz, gugan ernetzen diren mamu eta ikara erlijiosoak. Eta liberatu beharra dugu esklabo bezala biziarazten gaituzten hainbat eta hainbat idolo eta sasi-jainko.

Adoratzen al dugu Jesusengan Jainko biziaren Misterioa, gure artean haragi egina? Ez da aski Jesusen jainkozko izaera aitortzea formula abstraktuak erabiliz, bizitzarekin zerikusirik ez dutenak eta gaur egungo gizon-emakumeen bihotza ukitzeko gaitasunik ez dutenak. Jesusen keinu eta hitzetan biziaren eta gizakiaren Jainko Adiskidea aurkitu behar dugu. Ez ote da hori albisterik hobena, Jesusekin nola topo egin bila dabiltzanei aditzera emateko.

Ba al dugu usterik Jesusek hots egindako maitasunean? Ez da aski haren agindua behin eta berriz errepikatzea. Beti bizirik eutsi beharko genioke haren kezkari: mundu anai-arreba artekoago batera bide egiteko, premiarik handiena dutenentzat maitasun solidarioa eta sortzailea eraginez. Zer gertatuko litzateke, egunen batean maitasunaren suak erlijioen bihotza eta herrien ekimena mugiaraziko balitu?

Entzun dugu Jesusen agindua, mundura jendea sendatzera irteteko? Ez da aski haren mirariak aldarrikatzea. Gaur ere bizitza sendatu beharra dugu hark egiten zuen bezala, sufrimendua arinduz, galduei duintasuna itzuliz, zauriak sendatuz, bekatariei harrera ona eskainiz, baztertuak ukituz. Non dira haren keinuak eta arnas hitzak lur jota direnentzat?

Jesusek su-hitzak bazituen bere garaiko boteretsuen injustizia eta Tenpluko erlijioaren gezurra gaitzesteko, zergatik ez gara matxinatzen haren jarraitzaileok goseak, elikatze-faltak eta gure ardura-ezak egunero abaildurik daukaten hainbat milaka jenderen suntsipenaren aurrean?

12 Tiempo ordinario (C) Lucas 9, 18-24
¿QUIÉN ES PARA NOSOTROS?
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com

ECLESALIA, 19/06/13.- La escena es conocida. Sucedió en las cercanías de Cesarea de Filipo. Los discípulos llevan ya un tiempo acompañando a Jesús. ¿Por qué le siguen? Jesús quiere saber qué idea se hacen de él: “Vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Esta es también la pregunta que nos hemos de hacer los cristianos de hoy. ¿Quién es Jesús para nosotros? ¿Qué idea nos hacemos de él? ¿Le seguimos?

¿Quién es para nosotros ese Profeta de Galilea, que no ha dejado tras de sí escritos sino testigos? No basta que lo llamemos “Mesías de Dios”. Hemos de seguir dando pasos por el camino abierto por él, encender también hoy el fuego que quería prender en el mundo. ¿Cómo podemos hablar tanto de él sin sentir su sed de justicia, su deseo de solidaridad, su voluntad de paz?

¿Hemos aprendido de Jesús a llamar a Dios “Padre”, confiando en su amor incondicional y su misericordia infinita? No basta recitar el “Padrenuestro”. Hemos de sepultar para siempre fantasmas y miedos sagrados que se despiertan a veces en nosotros alejándonos de él. Y hemos de liberarnos de tantos ídolos y dioses falsos que nos hacen vivir como esclavos.

¿Adoramos en Jesús el Misterio del Dios vivo, encarnado en medio de nosotros? No basta confesar su condición divina con fórmulas abstractas, alejadas de la vida e incapaces de tocar el corazón de los hombres y mujeres de hoy. Hemos de descubrir en sus gestos y palabras al Dios Amigo de la vida y del ser humano. ¿No es la mejor noticia que podemos comunicar hoy a quienes buscan caminos para encontrarse con él?

¿Creemos en el amor predicado por Jesús? No basta repetir una y otra vez su mandato. Hemos de mantener siempre viva su inquietud por caminar hacia un mundo más fraterno, promoviendo un amor solidario y creativo hacia los más necesitados. ¿Qué sucedería si un día la energía del amor moviera el corazón de las religiones y las iniciativas de los pueblos?

¿Hemos escuchado el mandato de Jesús de salir al mundo a curar? No basta predicar sus milagros. También hoy hemos de curar la vida como lo hacía él, aliviando el sufrimiento, devolviendo la dignidad a los perdidos, sanando heridas, acogiendo a los pecadores, tocando a los excluidos. ¿Dónde están sus gestos y palabras de aliento a los derrotados?

Si Jesús tenía palabras de fuego para condenar la injusticia de los poderosos de su tiempo y la mentira de la religión del Templo, ¿por qué no nos sublevamos sus seguidores ante la destrucción diaria de tantos miles de seres humanos abatidos por el hambre, la desnutrición y nuestro olvido? (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

 

*ORAR CON EL EVANGELIO: (Lc.7,36-8,3)

* DOMINGO XI – T.O –C -. Junio 16 de 2013

* En la sociedad en que vivió Jesús, profundamente patriarcal, el dinero no era el valor primero, sino el prestigio, la estima que una persona tiene a los ojos de los demás. Esto también contaba en la religión. Los privilegios y derechos eran proporcionados al rango de cada uno, por lo cual el colectivo de marginad@s quedaba totalmente excluido@s. Por eso, para saber de verdad cómo es Dios debemos dirigir nuestra mirada a Jesús de Nazaret.
* Así nos fijamos en el evangelio de hoy. En la mujer pecadora, que se acerca a Jesús, y Jesús no la rechaza sino que la acoge con amabilidad, se deja tocar, besar… De nuevo vemos la misericordia de Dios con los pecadores. Es lo que nos enseña Jesús con su mensaje, pero sobre todo, con su conducta, cambió muchas cosas. Lo que más llama la atención es el cambio que introdujo en los valores, que deben regir la vida de las personas. Para los judíos, era el cumplimiento escrupuloso de la ley. Para Jesús, no.
* Jesús, vio que lo que cambia a la gente es la “acogida”; por eso, nunca Jesús amenazó.
En muchas narraciones aparece Jesús junto con los pecadores y come con ellos. En este comportamiento de Jesús se ve claro su actitud: la acogida tierna y entrañable. Sin embargo, esto no significa que Jesús no reconozca la realidad del pecado, ni tampoco la minimiza, pero recalca que la venida del reino es gracia y no venganza. Por eso no rechaza a la mujer pecadora, pero tampoco ataca a Simón; quiere hacer que comprenda la parábola. Jesús tiene una acogida liberadora, por eso reconocer el propio pecado no lleva a la angustia, ni al miedo, sino que es algo liberador, porque en la acogida resplandece el amor gratuito que nos ama tal como somos, incluso más de lo que merecemos. La acogida también es liberadora porque devuelve la dignidad de los despreciad@s y marginad@s, como lo vemos en la magadalena. Lo que dignifica a la persona, es el Amor. Esta acogida, expresión de un amor incondicional de Dios, logra, lo que no logra las puras exigencias morales, ni las amenazas, ni las condenas, ni los desprecios sociales, logra la liberación gozosa interior. ¡Qué bien lo expresa la mujer pecadora! El gran amor, que manifiesta en sus gestos, es prueba de una experiencia profunda del amor a Dios que le ha perdonado. Jesús alaba a la mujer porque ha sido capaz de parar, mirarse, y llorar su pecado. El fariseo en cambio, no se siente deudor de nada… Y ¡qué bien lo comprendió Jesús! Al decir a la mujer: “Tu fe te ha salvado, vete en paz”.
*¿En cuál de los dos personajes nos vemos reflejad@s nosotr@s como personas y como creyentes?

* ORACIÓN
* Jesús de Nazaret, Maestro y Amigo.
Nos alienta tu delicadeza con l@s pecadores, como es el caso de la “mujer” del Evangelio, que, superando el que dirán y la extrañeza del fariseo, que pensaba para sus adentros: “si este fuera profeta, sabría quien es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora”.
Tú, Jesús, no te defiendes ni justificas, sino que cuentas la “parábola de los dos deudores”.
También razonas el motivo del perdón:
“Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor”.
Y además añades:
“Tu fe te ha salvado, vete en paz”.
He aquí la clave de tu Mensaje: condenar el pecado y salvar al pecador.
Ayúdanos, Jesús de Nazaret a tener humildad para reconocer nuestros pecados y, amándote y teniendo fe, volver a Ti, con actitud de arrepentimiento y conversión, para recibir tu perdón y tu paz, y empezar de nuevo nuestro camino. AMÉN
ZURIÑE

11º DOMINGO T.O., 16 de Junio de 2013, Lc. 7, 36-8,3

EL VALOR SUPREMO ESTÁ EN LA PERSONA, NO EN SU MORAL

Escrito por  Fray Marcos

Lc 7, 36-8, 3

Este relato lo narran los cuatro evangelistas, aunque con detalles muy diferentes. Es un relato clave en los evangelios, porque nos demuestra con un hecho concreto, la actitud de Jesús para con los pecadores; pero también la actitud de aquellos fariseos cumplidores, que no eran capaces de ver más allá de sus narices o mejor, más allá de lo que manda la Ley. Los fariseos identificaban al pecador con su pecado. Jesús ve el valor de la persona humana más allá de sus fallos, que puedan hacernos pensar que esa persona es despreciable.

Hoy no se necesita mayores exégesis, porque el mensaje está muy claro. La clave está en analizar con cuidado los personajes que manifiestan sus actitudes a través del relato. La pecadora, Jesús, el fariseo y en los otros evangelistas, los apóstoles (Judas), que desde la superficialidad y raquitismo, desde la que solemos operar la mayoría de los mortales, no se enteran de nada y hablan, de despilfarro y de los pobres. Pero no debemos olvidar, que el verdadero protagonista es Dios o mejor las ideas sobre Dios.

Es muy interesante descubrir que este relato y otros parecidos, no concuerdan con la idea que los cristianos hemos mantenido sobre los fariseos. No debían ser tan enemigos de Jesús, cuando le invitaban a comer, gesto que solo se tenía con las personas distinguidas y de cierto rango. Aunque no estuvieran de acuerdo con muchas de sus enseñanzas, su oposición no debió ser tan tajante desde el principio.

«Evangelio» significa en griego, buena noticia. Pues la mejor de todas las noticias que podía recibir cualquier ser humano es la que vamos a comentar hoy: Dios es perdón, porque Dios es amor. Tal vez sea el aspecto más original de todo el mensaje de Jesús. La experiencia de Dios que llegó a tener él, es la raíz de todo su mensaje. Esa experiencia le llevó a hablar de Dios como Abba (padre y madre). Si no comprendemos y aceptamos este mensaje, todo lo demás carece de coherencia y nos llevará a un callejón sin salida.

Los judíos no fueron capaces de encajar el tema del perdón tal como lo predicaba Jesús. Claro que creían en el perdón de Dios, pero lo interpretaban a la manera del perdón humano. Después de dos mil años, seguimos sin aceptar el perdón que predicó Jesús. Seguimos escandalizándonos de que Dios ame a los malos. Aceptamos que Dios perdone a los buenos, pero eso de que ame al pecador antes de que se arrepienta, es algo que supera todo lo que pudiéramos aceptar de un Dios «justo». ¿Que ventajas tendríamos, entonces los que nos portamos bien, aunque alguna vez fallemos? Es ésta una actitud muy sutil que pone de manifiesto hasta qué punto aceptamos con sordina el mensaje del evangelio.

Nos distanciamos del evangelio cuando planteamos nuestras relaciones con Dios como si fuera un ser humano. Es más, nos atrevemos a decirle que tome ejemplo de nosotros (perdónanos como nosotros perdonamos).

Dios no tiene actos. En Dios los verbos no se conjugan porque no está afectado por tiempos ni modos. Dios todo lo que hace, lo es. Todo lo que posee, es esencial en Él. Pensar que Dios cambia de postura con relación a un pecador porque hace penitencia es descabellado, si lo entendemos literalmente. Es solo una manera de decir que el pecador, en un momento determinado, se da cuenta de lo que Dios es para él, y que sus pecados no le han apartado un ápice de ese Dios que es amor.

«Tus pecados están perdonados». El mismo evangelio presupone una mala interpretación de la frase cuando se pone en duda la potestad de Jesús para perdonar pecados. No queremos ver la realidad. Jesús no dice: ‘Yo te perdono’, porque con el conocimiento que tiene de Dios, sabe muy bien, que ni él ni Dios tiene nada que perdonar. La actitud de Dios es siempre la misma, no puede cambiar. Eternamente será amor.

Lo que dijo Jesús, lo puede decir cualquiera a cualquiera. Por parte de Dios, tus pecados están siempre perdonados. La pelota está siempre en tu tejado. Tú eres el que debes cambiar tu actitud vital para que descubras ese perdón y pueda significar algo esencial para cambiar tu vida. El descubrir que Dios sigue amándote, a pesar de tus fallos, tiene que llevarte a una confianza absoluta y total en Él. Eso confianza es el fundamento de todo futuro verdaderamente humano. Sin esa confianza, el futuro se oscurece definitivamente.

Este es el mensaje de Jesús. Esto es lo que Jesús quiso decirnos de Dios. Otra cosa es que nosotros lo hayamos aceptado realmente. ¿En qué lugar queda la confesión, tal como se ha entendido durante siglos? Es un problema que tenemos que resolver, pero nunca a costa del mensaje evangélico. La confesión se ha utilizado muchas veces como instrumento de control sobre la gente. Esto es lo que tenemos que superar. Recordemos aquel cuento oriental: Un vendedor de agua tenía su puesto muy cerca de una fuente, el éxito de su negocio consistía en que los transeúntes no descubrieran que la fuente estaba a unos metros de distancia, detrás de unos arbustos… La conclusión es clara: no os dejéis engañar, no aceptéis agua envasada y tasada. Id a la fuente.

Lo que acabamos de decir, no sólo no hace inútil la confesión, sino que le otorga su verdadera dimensión humana. Para mí, la confesión es el más maravilloso invento de nuestros dos mil años de cristianismo. El mayor bien que yo mismo he hecho nunca a una persona ha sido en la confesión. Dios no necesita la confesión, pero nosotros sí. Esto debemos tenerlo muy claro a la hora de utilizar el sacramento de una manera provechosa. La confesión es un signo que debe llevarme al descubrimiento de una realidad, el amor que es Dios. Es un proceso de iluminación que cambia la manera de verme.

Basta tomar conciencia de que alguien me ama para que todo cambie a mi alrededor La mujer del evangelio mostraba un agradecimiento tan grande, porque era consciente de que el perdón que había recibido era signo de un gran amor. El amor es una realidad tan profundamente humana que nadie, que se sienta querido de verdad, puede seguir indiferente. Es más, solo si uno se siente amado, podrá descubrir su capacidad de amar.

El automatismo a la hora de celebrar los sacramentos no tiene sentido. La confesión no es un quitamanchas. La confesión es un proceso que me debe llevar de una conciencia de pecado a una conciencia de superación de esos fallos. De una desesperanza a una total confianza, en lo que yo soy, y en lo que es Dios. Esta es la verdadera fe-confianza. El objetivo primero de la confesión debe ser el descubrir el amor incondicional de Dios. Una vez que nos sentimos amados, surgirá en nosotros el deseo de corresponder, amando.

No podremos entender el tema del perdón si no tenemos claro el concepto de pecado. Pecado no es el incumplimiento de una ley. Una acción o una omisión, no son pecado porque esté mandada o prohibida. Al contrario, está mandado o prohibido porque es pecado. Esta sutileza no es fácil de captar, pero es imprescindible para aclararse.

Si no descubro la razón de mal en lo que hago o dejo de hacer, nunca estaré motivado para la acción o la omisión. El pecado siempre es fruto de una falta de conocimiento. Si yo estoy convencido de que algo es malo para mí, nunca podría la voluntad apetecerlo. Cuando la voluntad quiere algo, es porque la razón se lo presenta como bueno. Por eso la superación del fallo no se consigue por voluntarismo, sino por un conocimiento más profundo.

«Tu fe te ha salvado». No es lo que ha hecho y dicho Jesús lo que salva. Es el cambio de actitud de la mujer, reconociendo y confesando su pecado, y descubriendo que por parte de Dios está superado, lo que le ha traído la salvación. En realidad se trata de una toma de conciencia de lo que Dios es, a pesar de lo que somos nosotros. Es reconocer que Dios, que me conoce mejor que yo mismo, me acepta como soy.

Aquí «fe», como casi siempre en la Biblia, significa confianza. La confianza salva siempre, porque no tiene en cuanta la calidad ni la cantidad de los fallos sino la calidad de la confianza que tengamos en Dios.

Meditación-contemplación

«Tus pecados están perdonados».

El mayor obstáculo para una experiencia mística,

es el creer que mis fallos me alejan de Dios.

Este sentimiento es fruto de un desconocimiento del hombre y de Dios.

………………….

Si no somos capaces de aceptarnos tal como somos.

Nuestra relación con Dios estará falseada y no puede llevarnos a buen puerto.

Descubrir que Dios nos acepta como somos,

es un gran avance para que nos aceptemos también nosotros.

………………….

Si consigo ir más allá de mis fallos,

descubriré mi ser luminoso e intachable.

Descubriré que esa parte de mi ser no depende de mi sino de Dios.

Es por tanto, amable, digno de ser amado, por Dios y por mí.

…………………..

Fray Marcos

 

11. IGANDEA URTEAN ZEHAR, PROSTITUITUEN BABESLEA-DEFENSOR DE LAS PROSTITUTAS

JOSÉ ANTONIO PAGOLA
Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Lk. 7, 36-8,3

ECLESALIA, 12/06/13 Simonen etxean dago Jesus. Bazkaltzera gonbidatu duen fariseua da Simon. Ustekabean emakume bat sartu da otordu-aretoan. Berehala ezagutu dute gonbidatuek. Herrixkako prostituitu bat da. Atsekabez eta zer gertatuko zain jarri dira mahaikideak. Nola erreakzionatuko du Jesusek? Kanporatu egingo ote du, gonbidatuak kutsa ez ditzan?

Emakumeak ez du hitzik egin. Mespretxuari jarria dago, batez ere fariseuen ingurunean. Jesusengana doa zuzenean, haren oinetan belaunikatu eta negarrari eman dio. Ez daki nola eskertu egin dion harrera: musuka ari zaio oinetan, berekin ekarri duen lurringai usaintsuz igurtziz eta bere ile-adatsez lehortuz.

Fariseuaren erreakzioa ez da luzatu. Ezin disimulatu du bere mespretxua: «Gizon hau [Jesus] profeta balitz, jakingo luke zein eta zer den emakume hau: bekatari bat». Fariseu hori ez da Jesus bezain xaloa. Oso ondo daki emakume hau prostituitu bat dela, Jesus ukitzeko ez-duina. Apartatu egin beharko genuke.

Jesusek, ordea, ez du kanporatu, ez dio ukorik egin. Aitzitik, errespetuz eta samur onartu du. Emakumearen keinuetan maitasun garbia sumatu du eta esker oneko fedea. Guztien aurrean, emakumeari mintzo zaio, haren duintasuna babesteko eta Jainkoak nola maite duen agertzeko: «Barkatuak dituzu zeure bekatuak». Ondoren, gonbidatuak eskandalizatuz, bere fedean berretsi nahi du emakumea eta biziera berri bat opa dio: «Zeure fedeak salbatu zaitu. Zoaz bakean». Berekin izango du Jainkoa beti.

Duela hilabete batzuk, Topaketa Pastoral oso berezi batean parte hartzera deitu ninduten. Bazen gure artean emakume prostituituen talde bat. Astiro hitz egin ahal izan nuen haiekin. Ezin ahaztuko ditut sekula. Hiru egunetan entzun ahal izan genien hitz egiten beren ezintasunaz, beren beldurraz, beren bakardadeaz… Lehen aldiz ulertu nuen zergatik maite zituen Jesusek hartaraino. Ulertu nituen, halaber, gidari erlijiosoei Jesusek zuzentzen zizkien hitz hauek: «Jakizue zerga-biltzaileak eta prostituitu.

Emakume engainatu eta esklabo egindako hauek, abusu-mota guztien mende bizi diren hauek, bakarturik edukitzeko izua hezurretaraino sartu dieten hauek, hauetako asko inolako babesik eta segurtasunik ez duten hauek: mundu krudel eta gizatasunik gabeko baten biktima ikusezin dira, hein handi batean gizarteak isilpean jarria eta Elizak praktikan ahaztua duen mundu baten biktima.

Jesusen jarraitzaileok ezin egin diogu ezikusiarena emakume hauen sufrimenduari. Gure Elizbarrutiek ezin utzi ditu beren zori tristean abandonaturik. Ozenki hitz egin behar dugu gizartearen kontzientzia esnatzeko. Askoz ere sostengu handiagoa eskaini behar diegu emakume hauen eskubide eta duintasunaren alde borrokan ari direnei. Hartaraino maite zituen Jesus hura, lehena izango litzateke gaur ere defentsa horretan

11 Tiempo ordinario (C) Lucas 7,36-8,3
DEFENSOR DE LAS PROSTITUTAS
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com

ECLESALIA, 12/06/13.- Jesús se encuentra en casa de Simón, un fariseo que lo ha invitado a comer. Inesperadamente, una mujer interrumpe el banquete. Los invitados la reconocen enseguida. Es una prostituta de la aldea. Su presencia crea malestar y expectación. ¿Cómo reaccionará Jesús? ¿La expulsará para que no contamine a los invitados?

La mujer no dice nada. Está acostumbrada a ser despreciada, sobre todo, en los ambientes fariseos. Directamente se dirige hacia Jesús, se echa a sus pies y rompe a llorar. No sabe cómo agradecerle su acogida: cubre sus pies de besos, los unge con un perfume que trae consigo y se los seca con su cabellera.

La reacción del fariseo no se hace esperar. No puede disimular su desprecio: “Si este fuera profeta, sabría quién es esta mujer y lo que es: una pecadora”. El no es tan ingenuo como Jesús. Sabe muy bien que esta mujer es una prostituta, indigna de tocar a Jesús. Habría que apartarla de él.

Pero Jesús no la expulsa ni la rechaza. Al contrario, la acoge con respeto y ternura. Descubre en sus gestos un amor limpio y una fe agradecida. Delante de todos, habla con ella para defender su dignidad y revelarle cómo la ama Dios:“Tus pecados están perdonados”. Luego, mientras los invitados se escandalizan, la reafirma en su fe y le desea una vida nueva: “Tu fe te ha salvado. Vete en paz”. Dios estará siempre con ella.

Hace unos meses, me llamaron a tomar parte en un Encuentro Pastoral muy particular. Estaba entre nosotros un grupo de prostitutas. Pude hablar despacio con ellas. Nunca las podré olvidar. A lo largo de tres días pudimos escuchar su impotencia, sus miedos, su soledad… Por vez primera comprendí por qué Jesús las quería tanto. Entendí también sus palabras a los dirigentes religiosos: “Os aseguro que los publicanos y las prostitutas entrarán antes que vosotros en el reino de los cielos”.

Estas mujeres engañadas y esclavizadas, sometidas a toda clase de abusos, aterrorizadas para mantenerlas aisladas, muchas sin apenas protección ni seguridad alguna, son las víctimas invisibles de un mundo cruel e inhumano, silenciado en buena parte por la sociedad y olvidado prácticamente por la Iglesia.

Los seguidores de Jesús no podemos vivir de espaldas al sufrimiento de estas mujeres. Nuestras Iglesias diocesanas no pueden abandonarlas a su triste destino. Hemos de levantar la voz para despertar la conciencia de la sociedad. Hemos de apoyar mucho más a quienes luchan por sus derechos y su dignidad. Jesús que las amó tanto sería también hoy el primero en defenderlas. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

*ORAR CON EL EVANGELIO.(Lc.7,11-17)

• DOMINGO X TIEMPO ORDINARIO-C-
(Junio 9 de 2013)

• El Evangelio de hoy, está lleno de detalles que nos pueden hablar a cada un@.
Vemos al comienzo un encuentro entre dos grupos: Unos caminan alegres, portadores de vida; el otro grupo va triste, por la muerte de un joven.
* El muerto es hijo único de una viuda. Ni su condición de mujer humillada, ni el poder de la muerte son obstáculos para la obra salvadora de Dios.
* La escena tiene lugar en Naín, ciudad amurallada. Jesús se acerca a la ciudad como en otro tiempo Dios al Pueblo de Israel, para liberar.
* Jesús se conmueve, se compromete y da de nuevo la vida. Va contra la ley que declara impuro a quien tocara un cuerpo muerto.
* El relato destaca la libertad e iniciativa de Jesús. La viuda ni siquiera le pide. Simplemente estaba sumida en su dolor. Y Jesús le devuelve el hijo porque siente como propio el dolor de esa madre. El evangelio nos enseña la gratuidad de la salvación; ni siquiera hace falta pedir. Basta ser pobre, basta sufrir, para que Dios (que no quiere el sufrimiento) se haga presente como Padre de misericordia. Lo importante no es el prodigio, sino la acción que brota de la misericordia de Jesús ante el sufrimiento humano. Lucas no olvida, además, el detalle tan humano de Jesús: “Y se lo entregó a su madre”.
* Hoy también muchas madres y pueblos pobres, sufren la muerte física y moral, de sus hij@s jóvenes maltratados por el hambre, enfermedad, falta de trabajo, o porque cayeron en la droga o violencia. Hoy muchos jóvenes se encuentran paralizad@s, como muertos, ante la inseguridad de su futuro, sin que tengan la oportunidad de hablar y ser escuchad@s. La actitud de Jesús señala a nuestras comunidades cristianas un camino: el de la compasión, que lleva a la ayuda eficaz; el del estímulo y aliento, que impulsa a levantarse, a decir su palabra, a caminar con iniciativa.
* Este Evangelio nos lleva a contemplar a Jesús, despacio, una y otra vez: su sensibilidad, su ternura, su compasión, su Amor. Con ese Amor, trae la vida.

* ORACIÓN
* LA VIDA ES TUYA, SEÑOR
* Te damos gracias, Dios nuestro porque nos has dado la vida. Has venido a cogernos de la mano desde lo más profundo del tiempo.
Eres tú quien nos da vida al Espíritu.
Eres tú quien nos proporciona el amor.
Has plantado tu tienda aquí abajo para compartir nuestras vidas, reunir en ti los sufrimientos y con nosotr@s, vencer la muerte,
Jesús de Nazaret, tu te compadeciste de la viuda por su hijo muerto, no permitas que nosotr@s nos acostumbremos a tanta muerte como vemos cada día en el mundo: muertes de esperanzas y del sentido de la vida, muerte de la dignidad humana y quizás también muerte de la fe.
Haznos como Tú, testigos de la Vida, que sepamos actuar movidos por la compasión, acercándonos a cuantos sufren.
* Jesús de Nazaret, ayúdanos a responder generosamente a la gracia que nos has dado de conocerte y a ser testigos sinceros de tu Evangelio de vida y salvación para tod@s.
No nos dejes perder la esperanza. Haz de nosotr@s y de nuestras comunidades un signo de tu presencia en el mundo capaces de mostrar la belleza de la vida y de invitar a seguir tu Palabra, que es Vida. AMÉN
* ZURIÑE

SUFRIMENDUA AINTZAT HARTU BEHARRA-EL SUFRIMIENTO HA DE SER TOMADO EN SERIO

SUFRIMENDUA AINTZAT HARTU BEHARRA
José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain

URTEAN ZEHAR 10.  IGANDEA (C) Lk. 7, 11-17
Jesus Nainera iritsi da, herrixka horretan gertaera triste bat bizi dute. Hontan, Jesus bidez dator, ikasleak eta jendetza handi bat bidelagun dituela. Hileta-segizioa irten da herrixkatik hilerrirantz. Ama alargun bat, auzokoak lagun, bere seme bakarrari lur ematera doa.

Hitz gutxitan, emakume horren egoera tragikoa deskribatuko digu Lukasek. Alarguna da, ez du gizonezkoek kontrolatzen duten gizarte hartan zainduko eta babestuko lukeen senarrik. Seme bakarra zuen, baina hau ere hil zaio. Emakumeak ez du ezer esaten. Soilik, negar egiten du. Zer izango da hartaz?

Ustekabekoa izan da topo egitea. Nainen ere Jainkoaren Berri Ona hots egitera zetorren Jesus. Nola erreakzionatuko du orain? Kontakizunaren arabera, «Jaunak begiratu zion,hunkitu zen eta esan zion: Ez dezazula negarrik egin». Nekez deskriba daiteke hobeto Jainkoaren errukiaren Profeta.

Emakumea ez du ezaguna, baina astiro jarri zaio begira. Jabetu da haren minaz eta bakardadeaz, eta hezurretaraino hunkitu da. Emakume hura lur joa ikustea bihotzeraino iritsi zaio. Bat-batekoa izan da Jesusen erreakzioa: «Ez dezazula negarrik egin». Jesusek ezin ikusi du inor ere negarrez. Esku hartu beharra du.

Ez da hasi buruari jiraka. Hilkutxara hurbildu, segizioa geldiarazi eta hildakoari diotso: «Mutikoa, hiri ari natzaik, jaiki hadi». Gaztea zutitu eta hitz egiten hasi denean, Jesusek «amari eman dio», negar egiteari utz diezaion. Elkarrekin dira berriro ama-semeak. Ama ez da jada bakarrik egongo.

Gauza xume dirudi honek guztiak. Kontakizunak ez du azpimarratu Jesusek egin berria duenaren mirarizko alderdia. Soilik, hartan Jainkoaren errebelazioa ikustera gonbidatzen ditu irakurleak, errukiaren Misterio eta biziaren Indar den aldetik, herioaren beraren eskuetatik libratzeko gai den aldetik. Jainkoaren errukiak du bihurtzen Jesus hain sentibera jendearen sufrimenduaren aurrean.

Ahalik eta lasterren berreskuratu beharra dugu Elizan errukia, Jesusen jarraitzaileen biziera berezi bezala. Izen ona galarazi dion sentimendu- eta moraltasun-gexala darion ikusmoldetik liberatu beharra dugu errukia. Zuzentasuna berekin duen errukia da Jesusen agindu handia: «Izan errukitsu zuen Aitak duen errukiaz».

Inoiz baino beharrezkoagoa dugu gaur egun erruki hau. Botere-mailatik, beste edozein gauza hartzen da kontuan biktimen sufrimendua baino lehen. Mindunik eta galtzailerik ez balego bezala jokatu ohi da. Jesusen elkarteetatik haserre handi baten garrasiak atera behar du: errugabeen sufrimendua aintzat hartu behar da; ezin onartu da gizartean gauza normala bailitzan, zeren onartezina baitu Jainkoak. Hark ez du ikusi nahi inor ere negarrez.

El sufrimiento ha de ser tomado en serio

10 Tiempo Ordinario (C) Lucas 7, 11-17
EL SUFRIMIENTO HA DE SER TOMADO EN SERIO
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com

ECLESALIA, 05/06/13.- Jesús llega a Naín cuando en la pequeña aldea se está viviendo un hecho muy triste. Jesús viene del camino, acompañado de sus discípulos y de un gran gentío. De la aldea sale un cortejo fúnebre camino del cementerio. Una madre viuda, acompañada por sus vecinos, lleva a enterrar a su único hijo.

En pocas palabras, Lucas nos ha descrito la trágica situación de la mujer. Es una viuda, sin esposo que la cuide y proteja en aquella sociedad controlada por los varones. Le quedaba solo un hijo, pero también éste acaba de morir. La mujer no dice nada. Solo llora su dolor. ¿Qué será de ella?

El encuentro ha sido inesperado. Jesús venía a anunciar también en Naín la Buena Noticia de Dios. ¿Cuál será su reacción? Según el relato, “el Señor la miró, se conmovió y le dijo: No llores”. Es difícil describir mejor al Profeta de la compasión de Dios.

No conoce a la mujer, pero la mira detenidamente. Capta su dolor y soledad, y se conmueve hasta las entrañas. El abatimiento de aquella mujer le llega hasta dentro. Su reacción es inmediata: “No llores”. Jesús no puede ver a nadie llorando. Necesita intervenir.

No lo piensa dos veces. Se acerca al féretro, detiene el entierro y dice al muerto: “Muchacho, a ti te lo digo, levántate”. Cuando el joven se reincorpora y comienza a hablar, Jesús “lo entrega a su madre” para que deje de llorar. De nuevo están juntos. La madre ya no estará sola.

Todo parece sencillo. El relato no insiste en el aspecto prodigioso de lo que acaba de hacer Jesús. Invita a sus lectores a que vean en él la revelación de Dios como Misterio de compasión y Fuerza de vida, capaz de salvar incluso de la muerte. Es la compasión de Dios la que hace a Jesús tan sensible al sufrimiento de la gente.

En la Iglesia hemos de recuperar cuanto antes la compasión como el estilo de vida propio de los seguidores de Jesús. La hemos de rescatar de una concepción sentimental y moralizante que la ha desprestigiado. La compasión que exige justicia es el gran mandato de Jesús: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”.

Esta compasión es hoy más necesaria que nunca. Desde los centros de poder, todo se tiene en cuenta antes que el sufrimiento de las víctimas. Se funciona como si no hubiera dolientes ni perdedores. Desde las comunidades de Jesús se tiene que escuchar un grito de indignación absoluta: el sufrimiento de los inocentes ha de ser tomado en serio; no puede ser aceptado socialmente como algo normal pues es inaceptable para Dios. Él no quiere ver a nadie llorando.

10º DOMINGO T.O., 9 JUNIO 2013,Lc. 7, 11-17

LA VIDA PREVALECE SIEMPRE PORQUE LA MUERTE NO ES NADA

Escrito por  Fray Marcos

Lc 7, 11-17

Celebrada la Ascensión, retomamos el tiempo ordinario, pero como los domingos siguientes tenemos las tres grandes fiestas de Pentecostés, Trinidad y Corpus, aún no habíamos retomado los domingos de ese tiempo litúrgico. Se trata del periodo más largo del año, que nos llevará hasta el nuevo año litúrgico con el Adviento.

Como sabéis, este año no toca leer el evangelio de Lucas. Este evangelio es el que más se preocupa de la vida cotidiana de Jesús: para Lucas, Jesús predica más con lo que hace que con lo que dice. Refleja como ningún otro la reacción de Jesús ante el sufrimiento de la gente, sobre todo de los pobres y marginados; por eso se le suele llamar el evangelio de la misericordia.

El contexto general del evangelio que leemos, es la norma de lo que solía hacer Jesús. Acompañado de sus discípulos, recorre los caminos de Galilea, llevando a todas partes la palabra de Dios y la ayuda a la gente que se siente abandonada.

En Lucas se aprecia mejor esta manera de actuar, porque acompaña siempre los relatos con todo lujo de detalles, que nos permiten adentrarnos en el ambiente en que se producían los «milagros». En el relato que leemos hoy, la gente que acompañaba a Jesús y la que acompañaba a la viuda se aúnan para dar gloria a Dios.

En el evangelio de hoy se nos narra un episodio espectacular, la resurrección del hijo único de una viuda. Es muy difícil precisar en este texto qué es lo que pasó realmente. Sorprende que un acontecimiento como la resurrección de un muerto se narre en un evangelio y se ignore en otros.

La única resurrección que se encuentra en los tres sinópticos es la de la hija de Jairo. Y en los tres se pone en boca de Jesús esta frase: «la niña no está muerte, está dormida».

También nos tiene que hacer pensar el paralelismo que existe entre este texto y la resurrección del hijo de la viuda de Sarepta por el profeta Elías, que hemos leído en la primera lectura. Con frecuencia se toma el AT como modelo para explicar a Jesús.

De grandes profetas del AT se narraban resurrecciones. Es muy fácil que la tradición intentara con estos relatos potenciar la idea de que Jesús era un gran profeta, que no podía ser menos que lo más grandes del AT. De hecho el relato termina dando gloria a Dios porque ha visitado a su pueblo con el envío de un gran profeta.

En todo caso lo que quieren resaltar no es el milagro en sentido estricto, sino el poder de Jesús de dar vida trascendente, significada en esa vida fisiológica recuperada.

Desde que existen los periodistas y los sucesos se narran según lo que pasó realmente, no se ha vuelto a hablar de resurrección. Aunque es verdad que se ha constatado la vuelta a la vida de personas que se habían dado por muertas.

El principal argumento para superar esta trampa no es que Dios tenga o no tenga poder para hacer tal cosa, sino que es absurdo obligar a Dios a entrar en nuestra dinámica y quedarnos tan contentos porque Él cambia de criterio y vuelve a hacer el mundo tal como nos gustaría a nosotros.

Para valorar este relato debemos tener en cuenta el ambiente en que se narra. Las mujeres no contaban en aquella época. Una viuda no tenía la más mínima posibilidad de desenvolverse ni social ni económicamente. La única salvación de una viuda era el hijo, por eso se resalta que era único, es decir la única esperanza de la viuda. La muerte del hijo de una viuda se consideraba un durísimo castigo de Dios.

En el relato, Jesús quiere dejar claro que en ningún caso la actitud de Dios es la de castigar a nadie, y menos a una pobre viuda.

Con frecuencia encontramos en los evangelios una profunda crítica de un mesianismo milagrero. Sin duda fue uno de los mayores peligros de interpretar equivocadamente a Jesús. En el capítulo 6 del evangelio de Juan, después de la multiplicación de los panes les dice a los que le buscaban para proclamarle rey: «Me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros».

Esa tentación es todavía muy fuerte entre nosotros. No hay más que examinar nuestras oraciones litúrgicas o echar un vistazo por Lourdes o Fátima para comprenderlo. Intentamos a toda costa fabricarnos un Dios todopoderoso que acto seguido, ponemos a nuestro servicio. Él accederá a todo lo que le pidamos con tal de que nos comportemos como él quiere.

Es la misma dinámica que tenían los hombres del Paleolítico. Aplacar a Dios, tenerle contento porque de esa manera no empleará su omnipoten¬cia contra nosotros, sino contra otros.

Podemos descubrir un simbolismo profundo entre la muchedumbre que acompaña a la viuda identificados con la muerte y sin solución para esa situación extrema y Jesús y el gentío que le acompaña, que vienen transformados por la vida que él mismo les comunica. La muerte y la vida se encuentran pero la vida es más fuerte que la muerte y termina por envolverles a todos. Todos proclaman la gloria de Dios que les ha llevado a la vida.

Hay un dato en el relato muy interesante. Nadie le pide a Jesús que haga algo por la viuda. Es él el que se siente movido por la compasión (le dio lástima). Este hecho nos hace comprender la calidad humana de Jesús que a su vez, es reflejo de lo que sería Dios si pudiera actuar como nosotros.

La compasión es, para mí, la manera más certera de hablar de una verdadera humanidad. Se ha dicho muchas veces que el mensaje cristiano se resume en el amor. Creo que mucho más acertada sería la palabra compasión para hablar de la misma realidad.

No es preciso tener la capacidad de resucitar a un muerto par ser testigos de la vida y llevar vida a todas partes. Todos tenemos la obligación de llevar alegría y optimismo a donde vayamos.

No son las carencias naturales (dolor, enfermedad, muerte) lo que nos impide ser felices. Es la actitud ante ellas lo que nos impide descubrir las inmensas posibilidades que todos tenemos a pesar de esas limitaciones. Solo si despliego esas posibilidades en mí, estaré preparado para ayudar a los demás a descubrir las suyas, a pesar de sus limitaciones.

La gran tentación es exigirle a Dios que nos saque de nuestras limitaciones. Muchas veces nos ha metido por este callejón sin salida la misma religión. Nuestras limitaciones no son accidentes. No es que a Dios le saliera mal la creación y ahora tiene que andar con parches. Ni el mismo Dios podía hacer una creación sin limitaciones.

Por eso es ridículo creer en un Dios que podría sacarnos de esas situaciones que consideramos insufribles, y que no lo hace porque está encantado viéndonos sufrir. Lo que nos falta no puede anular todo lo que tenemos.

Meditación-contemplación

La muerte no es nada, las limitaciones son ausencia de ser.

Lo real es lo que soy y puedo desplegar.

Si dejo de pensar en mis carencias,

me asombraré de la riqueza que tengo al alcance de la mano.

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También en el orden espiritual es verdad lo dicho.

Empeñarnos en no tener fallos es frustrante,

porque fallos los tendremos hasta la hora de morir.

Fíjate más en todo el bien que puedes hacer cada día.

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Tampoco te dediques a mirar con lupa los fallos de los demás.

Todos son mucho más que esos fallos que puedes detectar en ellos.

Hacerles ver lo bueno que hay en ellos,

puede animarles mucho más a ser mejores.

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Fray Marcos

 

LA PLENITUD HUMANA CONSISTE EN DEJARSE COMER

Escrito por  Fray Marcos
FE ADULTA

Lc 9, 11-17

Es muy difícil no caer en la tentación de decir sobre la eucaristía lo políticamente correcto y dispensarnos de un verdadero análisis del sacramento más importante de nuestra fe. Son tantos los aspectos que habría que analizar, y tantas las desviaciones que hay que corregir, que solo el tener que planteármelo, me asusta. Hemos tergiversado hasta tal punto el mensaje del evangelio, que lo hemos convertido en algo totalmente ineficaz para una verdadera vida espiritual.

En una tribu primitiva, el más espabilado descubrió un día la manera de hacer fuego. El inventor quiso hacer partícipes a otras tribus de las enormes ventajas que la manipulación del fuego podía reportar. Cogió los bártulos y se fue a la tribu más cercana. Reunió a la comunidad y les explicó la manera de hacer fuego y como se podía utilizar para mejorar la calidad de vida. La gente se quedó admirada al ver aparecer el fuego. Les dejó los instrumentos de hacer fuego y se volvió a su tribu.

Unos años después, volvió a la aldea. Cuando lo vieron llegar, todos mostraban su alegría y le condujeron a una pequeña colina apartada del poblado. Allí habían construído un hermoso monumento, donde habían colocado los instrumentos de hacer fuego. Toda la tribu se reunía allí, para adorar aquellos instrumentos tan maravillosos. Pero… ni rastro de fuego en toda la aldea. Su vida seguía exactamente igual que antes. Ninguna ventaja habían extraído del fuego.

Lo último que se le hubiera ocurrido a Jesús, es pedir que los demás seres humanos se pusieran de rodillas ante él. Él sí se arrodilló ante sus discípulos para lavarles los pies; y al terminar esa tarea de esclavos, les dijo: «vosotros me llamáis el Maestro y el Señor. Pues si yo, el Maestro y el Señor os he lavado los pies, vosotros tenéis que hacer los mismo». Esa lección nunca nos ha interesado. Es más cómodo convertirle en objeto de adoración, que imitarle en el servicio y la disponibilidad para con todos los hombres.

Hemos convertido la eucaristía en un rito puramente cultual. En la mayoría de los casos no es más que una pesada obligación que, si pudiéramos, nos quitaríamos de encima. Se ha convertido en una ceremonia rutinaria, que demuestra la falta absoluta de convicción y compromiso. La eucaristía era para las primeras comunidades el acto más subversivo que nos podamos imaginar. Los cristianos que la celebraban se sentían comprometidos a vivir lo que el sacramento significaba. Eran conscientes de que recordaban lo que Jesús había sido durante su vida y se comprometían a vivir como él vivió.

El mayor problema de este sacramento hoy, es que se ha desorbitado la importancia de aspectos secundarios (sacrificio, presencia, adoración) y se ha olvidado totalmente la esencia de la eucaristía, que es precisamente su aspecto sacramental. Con la palabreja «transustanciación» no decimos nada, porque la «sustancia» aristotélica es solo un concepto que no tiene correspondencia alguna en la realidad física. La eucaristía es un sacramento. Los sacramentos ni son ritos mágicos ni son milagros. Los sacramentos son la unión de un signo con una realidad significada.

El signo.- Lo que es un signo lo sabemos muy bien, porque toda la capacidad de comunicación, que los seres humanos hemos desplegado, es a base de signos. Todas las formas de lenguaje no son más que una intrincada maraña de signos. Con esta estratagema hacemos presentes mentalmente las realidades que no están al alcance de nuestros sentidos. En la eucaristía manejamos dos signos.

El Pan partido y preparado para ser comido, es el signo de lo que fue Jesús toda su vida. El signo no está en el pan como cosa, sino en el hecho de que está partido y re-partido, es decir en la disponibilidad en la que se encuentra para poder ser comido. Jesús estuvo siempre preparado para que todo el que se acercara a él pudiera hacer suyo todo lo que él era. Se dejó partir, se dejó comer, se dejó asimilar; aunque esa actitud tuvo como consecuencia última que fuera aniquilado por los oficiales de su religión.

La sangre derramada. Es muy importante tomar conciencia de que para los judíos, la sangre era la vida misma. Con esta perspectiva, está haciendo alusión a la vida de Jesús que estuvo siempre a disposición de los demás. No es la muerte la que nos salva, sino su vida humana que estuvo siempre disponible para todo el que lo necesitaba. El valor sacrificial que se le ha dado al sacramente no pertenece a lo esencial. Se trata de una connotación secundaria que no añade nada al verdadero significado del signo.

La realidad significada.- Se trata de una realidad trascendente, que está fuera del alcance de los sentidos. Si queremos hacerla presente, tenemos que utilizar los signos. Por eso tenemos necesidad de los sacramentos. Dios no los necesita, pero nosotros sí, porque no tenemos otra manera de acceder a esas realidades. Esas realidades son eternas y no se pueden ni crear ni destruir; ni traer ni llevar; ni poner ni quitar. Están siempre ahí. En lo que fue Jesús durante su vida, podemos descubrir esa realidad, la presencia de Dios en él. En el don total de sí mismo descubrimos a Dios que es Don absoluto y eterno.

El primero y principal objetivo al celebrar este sacramento, es tomar conciencia de la realidad divina en nosotros. Pero esa toma de conciencia tiene que llevarnos a vivir esa misma realidad como la vivió Jesús. Toda celebración que no alcance, aunque sea mínimamente, este objetivo, se convierte en completamente inútil. Celebrar la eucaristía pensando que me añadirá algo (gracia) automáticamente, sin exigirme la entrega al servicio de los demás, no es más que un autoengaño.

En la eucaristía se concentra todo el mensaje de Jesús, que es el AMOR. El Amor que es Dios manifestado en el don de sí mismo que hizo Jesús durante su vida. Esto soy yo: don total, amor total, sin límites. Al comer el pan y beber el vino consagrados, estoy completando el signo. Lo que quiere decir es que hago mía su vida y me comprometo a identificarme con lo que fue e hizo Jesús, y a ser y hacer yo lo mismo.

El pan que me da la Vida no es el pan que como, sino el pan en que me convierto cuando me doy. Soy cristiano, no cuando «como a Jesús», sino cuando me dejo comer, como hizo él.

El ser humano no tiene que liberar o salvar su «ego», a partir de ejercicios de piedad, que consigan de Dios mayor reconocimiento, sino liberarse del «ego» y tomar conciencia de que todo lo que es, está en lo que hay de Dios en él. Intentar potenciar el «yo», aunque sea a través de ejercicios de devoción, es precisamente el camino opuesto al evangelio. Solo cuando hayamos descubierto nuestro verdadero ser, descubriremos la falsedad de nuestra religiosidad que solo pretende acrecentar el yo, y para siempre.

La comunión no tiene ningún valor si la desligamos de signo sacramental. El gesto de comer el pan y beber el vino consagrados es el signo de nuestra aceptación de lo que significa el sacramento. Comulgar significa el compromiso de hacer nuestro todo lo que ES Jesús. Significa que, como él, soy capaz de entregar mi vida por los demás, no muriendo, sino estando siempre disponible para todo aquel que me pueda necesitar.

Todas las muestras de respeto hacia las especies consagradas están muy bien. Pero arrodillarse ante el Santísimo y seguir despreciando o ignorando al prójimo, es un sarcasmo. Si en nuestra vida no reflejamos la actitud de Jesús, la celebración de la eucaristía seguirá siendo magia barata para tranquilizar nuestra conciencia. A Jesús hay que descubrirlo en todo aquel que espera algo de nosotros, en todo aquél a quien puedo ayudar a ser él mismo, sabiendo que esa es la única manera de llegar a ser yo mismo.

Meditación-contemplación

La Única Realidad es el Amor (Agape) que es Dios y está siempre en ti.

Los signos son solo medios para llegar a la realidad significada;

Pero son indispensables para nosotros los humanos.

Lo esencial es descubrir esa Realidad y vivirla.

……………………

Si descubro que ese AMOR me identifica con Él,

mi verdadero ser ya no soy yo sino Él.

Mi actuar no será ya mío, sino el de Él.

Solo por ese camino entraré en la dinámica del amor.

………………

En cada eucaristía que celebre,

debo sentir dentro de mí, lo que se significa en el rito.

Al comulgar, manifiesto y fortalezco la intención

de ser como Jesús, pan que se deja comer.

……………

Fray Marcos

 

*ORAR CON EL EVANGELIO.(Lc.9,11b-17)

• FESTIVIDAD DE “CORPUS CHRISTI.
*(Junio 2 de 2013)

* La fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Memoria viva. Presencia viva. Milagro, misterio, realidad. El pan es una palabra redonda.
Esta fiesta que celebramos del Corpus Christi es presencia viva de solidaridad. festividad de la “solidaridad cristiana”; es el mismo Jesús que sale al encuentro de los nuevos pobres de la tierra para proclamar su proyecto de fraternidad. Comer junt@s es celebrar a Jesús hecho pan para tod@s.
* La Eucaristía no es compatible con una mesa reducida, egoísta, selectiva, sino que implica la preparación de una mesa alargada en proporción a las necesidades de las personas de todos los tiempos y de nuestros días.: Hambre de pan, de amistad, de justicia, de solidaridad de sentido de la vida
Este pan que recupera la dignidad como persona que a veces tienen más necesidad de diálogo que de comida.
* La Eucaristía no es estar solo con Cristo en una relación íntima. Significa salir con El por las calles, meterse en la aventura de las personas. Es una invitación a aproximar y a poner el pan de Jesús en medio del mundo. Jesús en el monte, no hace montañas de pan, sino que invita a unos hombres a repartir lo suyo con los demás.
* El problema del hambre comienza en el corazón humano que se cierra a reconocer a una persona como hermano y se niega a compartir el pan.
* Podemos decir que la Iglesia hace la eucaristía y la Eucaristía hace la Iglesia para que esta pueda hacer la humanidad. Una Iglesia eucarística no solo celebra la comunión, sino que la hace, la construye, la vive. La verdadera Iglesia de Jesús, se hace don, y pan, como nuestro Maestro Jesús de Nazaret para la vida del mundo. Para que tod@s puedan vivir. Es una Iglesia servidora de todas las hambres y de toda la sed del ser humano, que lucha por que desaparezca el hambre de pan porque es un gran escándalo y falta de unidad haciendo desaparecer el hambre de Dios que es el único que da sentido a nuestra vida.
* Celebramos el Cuerpo y Sangre de Cristo, partido y repartido. Una presencia que nos impulsa a que vivamos el compromiso activo de solidaridad. Un compromiso de pan en nuestras manos. Muchos granos que se juntan para hacer pan y hacer Iglesia. La Iglesia del futuro, que tenemos que hacer ya, tendrá que ser la Iglesia del amor y de la solidaridad.
* ORACIÓN
* Nosotros los pueblos desarrollados, podemos elegir entre:
El pan sin sal y el pan salado.
El pan crujiente y el pan de leche.
El panecillo y el pan de pueblo.
El pan integral y el pan con vitamina.
El pan bajo en calorías y el pan de leña
el pan redondo y el pan cuadrado.
El pan de bastones y el pan de barra.
*Esto, nosotr@s, los pueblos desarrollados. Muchos pueblos de Africa, otros países y nuestro mismo país, sólo quieren y nos piden pan, a secas.
Jesús de Nazaret, enséñanos a compartir para que tod@s tengan el pan que necesitan. Esta es nuestra petición en este día.
(SILENCIO ORANTE DE REFLEXIÓN)
* * * * * * *
*SEGUIMOS ORANDO
Si das un trozo de pan y lo compartes con el que lo necesita, lo estás compartiendo con Dios.
Si sonríes a alguien que lo necesita, sonríes a Dios.
Si ayudas a levantarse al que se cae, ayudas a Dios.
Si prestas algo tuyo, se lo prestas a Dios.
Si das algo de lo tuyo a alguien, se lo das a Dios.
Si regalas un vaso de agua a alguna persona, se lo regalas a Dios.
Todo lo que hagamos por los demás con buen corazón, a Dios se lo hacemos.
PODEMOS SEGUIR CADA UN@ LA ORACIÓN. AMÉN.
* * * * * * *
* ORANDO, RECORDAMOS DE NUEVO: “SER PAN”
* Puede que sea bonito, pero no es nada fácil, “hacerse pan”…
*Significa, que ya no puedes vivir solo para ti, sino para l@s demás. Así lo hizo Jesús.
* significa que debes tener paciencia y mansedumbre como el pan, que se deja “amasar”, cocer y partir.
* Significa que debemos ser humildes como el pan, que no figura en la lista de los platos exquisitos…
pero está ahí… para acompañar.
* Significa que debemos cultivar la ternura y la bondad porque así es el pan, tierno y bueno.
* Significa que debemos vivir siempre en el amor más grande, capaz de morir para dar vida, como lo hizo JESÚS DE NAZARET y se hizo PAN.
* Todo esto y más lo vivió JESÚS y por eso, multiplicó el PAN.
* Que nos dejemos “cocer” por el fuego del amor y del Espíritu. Después ya podremos ofrecernos a tod@s l@s que tengan algún hambre…
“Y JESÚS, MULTIPLICARÁ EL PAN” *La comunidad que comparte, vive el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, vive el milagro de un mundo nuevo, de unas relaciones nuevas.
* En el banquete de Reino de Dios, tod@s comen, tod@s se sacian y sobra en abundancia. AMÉN
*ZURIÑE

KRISTOREN GORPUTZ-ODOL SANTUEN FESTABURUA-EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO

José Antonio Pagola.
Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Lk 9, 11 -17

Luze eta gogor joko du ekonomi krisialdi honek. Ez dezagun elkar engaina. Ezin bizi gintezke beste aldera begira. Geure ingurunean, urrunago nahiz hurbilago, ikusiaz joango gara karitateaz bizitzera beharturiko familiak, etxe-desjabetzeak mehatxatzen dituenak, langabeziak jo dituen auzokoak, osasunaren edo botiken arazoa nola konpondu ez dakiten gaixoak.

Inork ez daki, juxtu, nola erreakzionatuko duen gizarteak. Inondik ere, handituz joango da jende askoren ezina, errabia eta etsipena. Aurreikus daiteke liskarra eta delinkuentzia handituko direla. Gerta daiteke ere egoismoa eta norberaren segurtasunaren obsesioa haztea.

Alabaina, gerta daiteke handituz joatea solidaritatea ere. Krisialdiak irakats diezaguke gizatasun handiagoz bizitzen. Irakats diezaguke ere duguna eta premiazko ez duguna partekatzen. Bihur daitezke estuago familien arteko loturak eta elkarrekiko laguntza. Haz daiteke gure sentiberatasuna premiarik handiena dutenentzat. Pobreago izango gara, baina baita gizatasun handiagoko ere.

Krisialdiaren baitan, gure kristau-elkarteak ere haz daitezke anai-arreba arteko maitasunean. Konturatzeko garaia da ezinezkoa dela Jesusi jarraitu eta Aitaren egitasmo gizatartzailean parte hartzea, baldin eta ez bada lan egiten gizartean zuzentasun handiagoa eta ustelkeria txikiagoa izan daitezen, solidaritate handiagoa eta egoismo txikiagoa, erantzukizun handiagoa eta arintasun eta kontsumismo txikiagoak izan daitezen.

Orobat da garaia berreskuratzeko eukaristiak bere baitan duen indar gizatartzailea, baldin eta aitortu eta partekatutako maitasun-esperientzia bezala bizitzen bada. Kristauen topo egiteak, igandero Jesusen inguruan bildurik, kontzientziazio-leku bihurtu behar du eta zinezko solidario izateko eragile.

Krisialdia astinaldi bihur daiteke, ohikeriaz eta erdipurdi bizitzearen kontra, Ezin dugu bat egin Kristorekin geure bihotz barnean, sufritzen ari diren anai-arrebekin bat egin gabe. Ezin partekatu dugu eukaristi ogia, zuzenbidea eta ogia ukatu zaizkion milioika gizakiren goseari ezikusiarena eginez. Burla egitea izango litzateke batak besteari bakea ematea, gizartetik bazterturik direnez ahazten bagara.

Eukaristia ospatzeak begiak irekitzen lagundu behar digu, une honetan zein defenditu, zeini sostengua eman eta zeini lagundu ikusteko. Geure probetxua arriskuan ikustean bakarrik mugiarazten eta borroka eginarazten digun eta, gainerakoan, patxadan bizitzeko aukera eskaintzen digun «zintzotasun-ameskeriatik» esnatu behar gaitu. Eukaristiak, igandero fedez bizirik, gizatasun handiagoko egin gaitzake; baita Jesusen jarraitzaile hobe ere. Krisialdia kristau-argipean bizitzen lagundu gaitzake, duintasuna eta esperantza galdu gabe.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo

Lucas 9, 11 -17

EN MEDIO DE LA CRISIS

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com

ECLESALIA, 29/05/13.- La crisis económica va a ser larga y dura. No nos hemos de engañar. No podremos mirar a otro lado. En nuestro entorno más o menos cercano nos iremos encontrando con familias obligadas a vivir de la caridad, personas amenazadas de desahucio, vecinos golpeados por el paro, enfermos sin saber cómo resolver sus problemas de salud o medicación.

Nadie sabe muy bien cómo irá reaccionando la sociedad. Sin duda, irá creciendo la impotencia, la rabia y la desmoralización de muchos. Es previsible que aumenten los conflictos y la delincuencia. Es fácil que crezca el egoísmo y la obsesión por la propia seguridad.

Pero también es posible que vaya creciendo la solidaridad. La crisis nos puede hacer más humanos. Nos puede enseñar a compartir más lo que tenemos y no necesitamos. Se pueden estrechar los lazos y la mutua ayuda dentro de las familias. Puede crecer nuestra sensibilidad hacia los más necesitados. Seremos más pobres, pero podemos ser más humanos.

En medio de la crisis, también nuestras comunidades cristianas pueden crecer en amor fraterno. Es el momento de descubrir que no es posible seguir a Jesús y colaborar en el proyecto humanizador del Padre sin trabajar por una sociedad más justa y menos corrupta, más solidaria y menos egoísta, más responsable y menos frívola y consumista.

Es también el momento de recuperar la fuerza humanizadora que se encierra en la eucaristía cuando es vivida como una experiencia de amor confesado y compartido. El encuentro de los cristianos, reunidos cada domingo en torno a Jesús, ha de convertirse en un lugar de concienciación y de impulso de solidaridad práctica.

La crisis puede sacudir nuestra rutina y mediocridad. No podemos comulgar con Cristo en la intimidad de nuestro corazón sin comulgar con los hermanos que sufren. No podemos compartir el pan eucarístico ignorando el hambre de millones de seres humanos privados de pan y de justicia. Es una burla darnos la paz unos a otros olvidando a los que van quedando excluidos socialmente.

La celebración de la eucaristía nos ha de ayudar a abrir los ojos para descubrir a quiénes hemos de defender, apoyar y ayudar en estos momentos. Nos ha de despertar de la “ilusión de inocencia” que nos permite vivir tranquilos, para movernos y luchar solo cuando vemos en peligro nuestros intereses. Vivida cada domingo con fe, nos puede hacer más humanos y mejores seguidores de Jesús. Nos puede ayudar a vivir la crisis con lucidez cristiana, sin perder la dignidad ni la esperanza. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).