* ORAR CON EL EVANGELIO. (Lc. 21, 5 – 19)

* DOMINGO  XXXIII, T.O. – C – (Noviembre 14 – 2010)

*           Estamos  terminando el  ciclo litúrgico en el que nos hemos ido llenando de la Palabra de Dios.
*           Las lecturas de este domingo, nos hablan de tiempos difíciles, complicados y así los estamos viviendo, pero no nos tenemos que dejar  hundir en el desánimo, aunque en nuestra sociedad e incluso en la Iglesia, hay situaciones injustas que se apartan  del plan,  salvífico de Dios.

*           El Mensaje de Jesús de Nazaret, es de Esperanza y resistencia, de denuncia  y es el que está dando fuerza a grupos, comunidades, que están trabajando como verdader@s profetas.
            Esta es nuestra misión, aunque esto nos traiga contrariedades e incomprensiones.
*           Como discípul@s, seguidor@s de Jesús, nos toca proclamar este mensaje de Esperanza.
*  El mismo Jesús nos dice:
   ASÍ, TENDRÉIS  OCASIÓN  DE DAR TESTIMONIO”
  
YO  OS  DARÉ PALABRAS  Y SABIDURÍA”

*              O R A C I Ó N

*           Jesús de Nazaret, amigo y Maestro:
            Fuiste tajante y cluro al afirmar: “
ESTO QUE CONTEMPLÁIS, LLEGARÁ UN DÍA EN QUE NO QUEDARÁ PIEDRA SOBRE PIEDRA: TODO SERÁ DESTRUIDO”.
*           TU MENSAJE ES UN AVISO IMPORTANTE:
* Nos avisas en no poner el corazón en las cosas, porque todo pasa…
* No buscar sólo el presente, porque también el futuro cuenta…
* No os dejéis deslumbrar por las ideologías, porque sólo el Evangelio es VIDA Y VERDAD…
* Jesús Maestro y Amigo, Nos recuerdas lo difícil  que  es actuar en coherencia  para seguirte, pero así, “tenemos ocasión de dar testimonio”.
* Y esto nos supone utilizar las cosas como medios y no como fines;
* Comprometernos, aquí  y ahora.
* Proclamar  la Buena Noticia con obras y palabras.

* Jesús, Maestro y amigo:
  Ayúdanos, a vivirlo así, para perseverar en tu Camino:
* Relativizando todo lo material.
* Esperanzados en tu Salvación.
* Comunicando tu Mensaje a l@s demás 
  Mensaje de Vida, Justicia, Solidaridad, Verdad…
*  A M É N.
*                                  Z U R I Ñ E 

DOMINGO XXXII del Ordinario. 7 de noviembre de 2010

Lecturas:
M 7, 1-2. 9-14  
Sal 16, 1.5-6.8 y 15  
2Tes 2, 16-3,5  
Lc 20, 27-38

PRIMERAS REFLEXIONES

Han cambiado la hora y oscurece muy pronto. Hemos celebrado la fiesta de los difuntos (quizá hasta el halloween) y quedan tres domingos para concluir el año litúrgico ciclo C. Todo puede conducirnos a reflexiones sobre el final. Todo final, cualquier final, nuestro propio final. Comentamos mucho la presencia o ausencia de la muerte en nuestra sociedad. Antes, a todas horas, surgían las reflexiones sobre la caducidad de la vida, vivíamos un tanto asustados por su inminencia y su carácter imprevisible. Hoy, no es así. Y sin embargo, pocas veces habrá gozado la muerte de tan continua presencia pública. Los actuales medios de comunicación le sirven de altavoces. Su notoriedad es permanente, en todas las variantes posibles. Pero sigue siendo verdad que la marginamos como si no existiera, o como si sólo existiera para los demás. Quizá su misma presencia apabullante nos lleve a intentar obviarla al máximo. La alejamos de casa, del recuerdo, de las obligaciones sociales; la marginamos en sus sitios adecuados, clínicas y hospitales, tanatorios, cementerios, paisajes abiertos en general. Con todo, también es evidente nuestra falta de preparación para la misma. Y nuestra intención de alejarnos de ella, cuando sucede, lo más y más rápido que podamos. Aprendemos muchas habilidades para la vida, casi ninguna para la vejez, la pasividad y la muerte. Por eso, siempre nos pilla sin preparación, o sin la adecuada. ¿Será imposible esa preparación hábil? Ahí está, siempre inexorable. Dicen que despegamos del ser animal por la conciencia y apropiación de la propia muerte. Y continúa en su tarea de humanizarnos y deshumanizarnos. Una manera de tenerla presente y prepararnos a ella, real y muy actual, consiste en ridiculizarla, hacer de ella chanza y juego, como algo manejable y casi divertido. Otra, acostumbrarnos a su presencia, darle muchas vueltas con la muy sana intención de desdramatizarla, asimilarla en el conjunto de la vida. Preverla y anticiparla, mostrando los pasos necesarios para hacerle frente, cuando llegue, con madurez humana (y cristiana). Entre obsesionarnos con ella y amargarnos la vida, y olvidarla y orillarla como inexistente para mí, queda todo el arte -un auténtico arte- de bien vivir y morir. La sabiduría, en su sentido más bíblico, de una buena muerte.

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* ORAR CON EL EVANGELIO. (Lc. 20, 27 – 37)

*              DOMINGO  XXXII. T.O. – C – (Noviembre  7)

*  NO ES DIOS DE MUERTOS, SINO DE VIVOS”

*           Estas palabras dichas por Jesús como nos lo recuerda el Evangelio de hoy, nos llena de Esperanza.
            El Dios de Jesús es el Dios de la vida.  La muerte no es el fin de todo. Es el inicio de una nueva etapa, de la etapa definitiva.
           Estamos convencid@s de que la plenitud  del amor, de la vida, de la libertad, de la felicidad… sólo será posible después de la muerte, pero al mismo tiempo, fieles al mensaje de Jesús, estamos persuadid@s de que es aquí y ahora donde debemos empezar a construirlo.
          La realidad del “REINO DE DIOS”  o “REINO DE LOS CIELOS”, ha comenzado ya con Jesús. Y nosotr@s , sus seguidor@s  tenemos la responsabilidad de hacerlo presente. El “
venga a nosotr@s tu Reino”, del “Padre nuestro”, es plegaria, pero también compromiso, para la comunidad eclesial, para tod@s l@s cristian@s.

*                      O R A C I Ó N

*           Señor Jesús:
           
Nos propones hoy un Mensaje muy actual:
No es Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él tod@s están viv@s”.

*           Cuando Tú nos hablas de “vida y resurrección”
Sales a nuestro  encuentro en lo cotidiano.
 Propones un Mensaje que lleva a la libertad.
Te entregas a l@s demás desinteresadamente.
Anuncias vida ahora y para siempre…

*          Señor, nos alienta tu ejemplo y también el de los “siete hermanos Macabeos” de la primera lectura de hoy.

*           Ayúdanos, Jesús, a abrirnos a esta mirada futura de participar  plenamente de la resurrección, pero sabiendo que el camino es la vida presente, vivida en coherencia y fidelidad, ya que la entrega y generosidad, nos permite superar el legalismo y materialismo que nos impiden la apertura a la vida abundante que nos ofreces. 
*        Que dejemos resonar en nosotr@s tus palabras:
         YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA”  “SOY  EL  CAMINO QUE LLEVA A LA VIDA ETERNA.   AMÉN.
                                           Z U R I Ñ E

 

* ORAR CON EL EVANGELIO. (Lc. 19, 1 – 10)

* DOMINGO  XXXI , T.O. – C  (Octubre  31 – 2010)

            Hoy el protagonista de la narración del Evangelio
es un pecador, una de aquellas personas no recomendables socialmente  a las que se acerca Jesús.
            El Reino de dios no es privilegio de un@s poc@s está abierto a tod@s
            Merece la pena que nos fijemos en los detalles del pasaje  de este Evangelio.
            El protagonista es un hombre rico, jefe de publicanos. Buscaba a Jesús. Pese a su categoría no duda en subirse a un árbol para ver a Jesús (era bajo de estatura…).
           Jesús sale al encuentro de quien le busca:
… Baja enseguida, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”.
            Zaqueo se vuelve loco de contento por recibir a Jesús y el  ENCUENTRO CON ÉL, cambia su vida.
            La actitud de Zaqueo, a partir de su encuentro con Jesús,  es un ejemplo de lo que puede cambiar una persona que busca a Jesús y por lo tanto Jesús le busca a él.
 

*                                      O R A C I Ó N

            Señor, hospedándote en casa de Zaqueo  echaste por tierra toda tu buena reputación.
            Nos enseñas  que salvar a las personas, y ayudarlas a salir del pozo en que están metidas es más importante que todas las murmuraciones.
            Tarde o temprano Tú harás florecer la verdad.

*           Gracias, Señor: Tenemos que rendirnos  ante ti, que te acercas al equivocad@ al que pisa tu ley, sabia de verdad, al que vive extraviado, sin rumbo. Al que está lejos y perdido, pero te busca con ansiedad.

*           Gracias, Señor: nos rendimos ante un Dios que acude ante la situación perdida, que salta a la tierra, se encarna, para recoger los “cascos rotos de mi vasija” y con el barro amoroso del perdón entre sus dedos la recompone, llenándola de vida.
            Jesús, levanta tus ojos, míranos y dinos como a Zaqueo: 
           
Baja enseguida, tengo que hospedarme en tu casa”.
*           …Y que bajemos enseguida”…
*              Así poder escuchar:
           
“Hoy ha sido la salvación de esta casa”. *AMÉN

*                                  Z U R I Ñ E

Jarrera zuzena

José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Jainkoaren aurrean zuzenak zirela uste zuten eta gainerakoak mespretxatzen zituzten batzuei zuzendu zien Jesusek fariseuaren eta zerga-biltzailearen parabola hau, Lukasen arabera. Tenplura otoitz egitera igo diren bi protagonistek bi jarrera erlijioso ordezkatzen dituzte, jarrera kontrajarriak eta bateraezinak. Baina zein da jarrera zuzena eta zinezkoa Jainkoaren aurrean? Hori da sakoneko galdera.

Legearen betetzaile zorrotza da fariseua, eta bere erlijioa fidelki betetzen du. Bere burua seguru sentitzen du tenpluan. Zutik egiten du otoitz eta burua tente. Otoitzik ederrena du egiten: gorespen-kanta eta esker otoitza Jainkoari. Baina ez dizkio eskerrak ematen Jainkoa handia, onbera edo errukiorra delako, baizik bera, fariseua, ona eta handia omen delako.

Berehala ikusten da zerbait faltsurik otoitz horretan. Otoitz egin baino gehiago, bere burua du kontenplatzen gizon honek. Bere historia du kontatzen, merezimenduz betea. Jainkoaren aurrean legearen arabera dagoela sentitu nahi du eta gainerakoak baino gailenago dela agertu.

Gizon honek ez daki otoitz egitea zer den. Ez du aitortzen Jainkoaren misteriozko gorentasuna, ezta bere xumetasuna ere. Jainkoaren bila ibiltzea, nork bere egintza onak zerrendatzeko eta gainerakoak mespretxatzeko, zoroarena egitea da. Gizon honen itxurazko jainkotasunaren pean otoitz «ateo» bat ageri da. Gizon honek ez du Jainkoaren premiarik. Ez dio ezer eskatzen. Aski du bere burua.

Oso bestelakoa da zerga-biltzailearen otoitza. Badaki gaizki ikusia dela bera tenpluan egotea. Honen lanbidea, zergak biltzekoa, gorrotagarria da eta mespretxatua. Baina ez da ari aitzakia bila. Aitortzen du bekatari dela. Hau bular joka ikusteak eta xuxurlatzen dituen hitz apurrek nabari dute: «Ene Jainkoa, erruki zakizkio bekatari honi!»

Gizon honek badaki ez duela zertan harrotu. Ez du ezer Jainkoari eskaintzeko; bai, ordea, hartzeko asko harengandik: barkazioa eta errukia. Jatortasuna ageri da honen otoitzean. Bekataria da gizon hau, baina egiaren bidean dabil.

Fariseuak ezin egin izan du topo Jainkoarekin. Zerga.biltzaile honek, ostera, berehala aurkitu du jarrera jatorra Jainkoaren aurrean: deusik ez duenaren eta guztiaren premia duenaren jarrera. Ez da luzatzen ere bere erruak xeheki aitortzen. Bekatari aitortzen du bere burua. Uste horretatik dario otoitza: «Erruki zakizkio bekatari honi».

Biak igo dira tenplura otoitz egitera; alabaina, Jainkoaz nork bere irudia du bihotzean eta harekin erlazionatzeko nork bere era. Fariseuak erlijio legalistan trabaturik jarraitzen du: honentzat gauzarik garrantzizkoena Jainkoaren aurrean legearen arabera egotea da eta beste guztiak baino betetzaileago izatea. Zerga.biltzaileak, ostera, Jesusek hots egiten duen Maitasunaren Jainkoari ireki dio bere bihotza: barkatua dela jakitetik bizi da, ezertaz harrotu gabe eta inor gaitzetsi gabe.

 

 

DOMINGO XXX DEL ORDINARIO. Ciclo C. 24 de octubre de 2010

Lecturas:
Si 35, 15-22  
Sal 33, 2-3. 17-19. 23  
2Tim 4, 6-8. 16-18  
Lc 18, 9-14
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                Hoy, jornada mundial de las misiones (DOMUND). Con el título de las una de las misas para diversas circunstancias, “de la evangelización de los pueblos”. Para la celebración, pueden usarse los textos de esta misa con las lecturas del domingo correspondiente XXX del ciclo C.

                Las misiones como se entendían cuando se estableció esta jornada, incluso como se entienden ahora de forma mayoritaria tienen que ver con el anuncio del evangelio a quienes todavía no lo han escuchado. Era clara su vinculación con la presencia de pueblos poderosos en otros enclaves para  favorecer o defender sus intereses. Lo hacían acompañados de su religión que acostumbraba ser cristiana. Esa estructura básica hoy no existe, y puede decirse que no quedan pueblos o regiones que no conozcan a Cristo de alguna forma. De ahí que insistamos hoy mucho en beneficencia y cooperación humana y social con esos pueblos, a la vez que en el anuncio del evangelio. Acompaña a todo lo escrito que ahora tenemos más claro que la salvación de Dios no se atiene a las fronteras de la Iglesia (de cuál, además -recordemos que el ecumenismo nació del escándalo de las misiones-), y que sabemos que otras religiones ofrecen también elementos de revelación y vinculación respecto a Dios (Vat II “sobre relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas”).

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* ORAR CON EL EVANGELIO. (Lc. 18, 9 – 14)

* DOMINGO  XXX – T.O. – C  (Octubre  24 de 2010)

*           Lucas continúa en el evangelio de hoy con el tema de la Oración a través de otra parábola de Jesús: El fariseo y el publicano.
*           De nuevo el texto Bíblico nos revela que Dios tiene preferencia  por los pobres y los humildes.
*           Uno, que se dice “religioso” que se tiene por justo, se siente seguro de sí mismo y desprecia a l@s demás, le dice a Dios: “Como soy bueno, me tienes que escuchar”…
            El otro, se siente pecador, se considera indigno de acercarse a Dios.
         Se descubre que el fariseo, el que se cree “justo” pone la salvación  en sus obras, que le cierran a la gratuidad y misericordia de Dios.
*           El publicano, el tachado como pecador, va directamente al corazón de Dios.
*           Al final, el pecador es justificado, salvado.
*           Esta parábola, nos demuestra lo ridícula que  le resultaba a Jesús y le resulta, la hipocresía y nos advierte lo fácil que es caer en ella.

*           Sólo quien es capaz de sentirse con confianza necesitado de Dios de su perdón de su salvación, es capaz de entender esta parábola. 

*                      O R A C I Ó N  

*           Jesús  de  Nazaret.
            Cuando nos invitas a Orar, quieres acrecentar nuestra confianza en Dios Padre.
            Nos dices:
          "
CONFIAD EN DIOS Y CONFIAD TAMBIÉN EN MI” (Jn.14,1).

*           Danos Señor  la sencillez del publicano. Que nuestra Oración vaya más allá de las palabras y se exprese en nuestro cuerpo y en nuestras acciones.
*           Señor, líbranos del pecado de orgullo de creernos mejores que los demás y danos la sencillez necesaria para aceptar  nuestro pecado y debilidad y clamar con confianza:  misericordia y perdón. Porque sólo reconociendo nuestra realidad, puedes hacerte presente en nuestra historia.

*           Ayúdanos a sentir;
* E
l amor universal que abraza a tod@s.
* El amor que busca humildemente la verdad,sin imposiciones.
* El amor presente y servicial.
* El amor que no quiere hacerse superior a nadie.
* El amor que sabe olvidar y perdonar;
* El amor que desea vida y libertad para tod@s;
*
* Danos, Jesús de Nazaret, ese Amor y gracia lleno de confianza que Tú, viniste a traer 
  que nosotr@s lo sepamos vivir. AMÉN

*                      Z U R I Ñ E

DOMINGO XXIX DEL ORDINARIO. Ciclo C. 17 de octubre de 2010

Lecturas:
Ex 17, 8-13  
Sal 120, 1-8  
2Tes 3, 14- 4, 2  
Lc 18, 1-8
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                Moisés con sus brazos elevados durante el combate y Jesús contando la historieta del juez venal nos llevan a reflexionar sobre la oración. No sobra hacerlo una vez más, dada su dificultad, su necesidad y su frecuencia. Es fácil repetir que “quien pide recibe, quien busca halla y al que llama se le abre”, a condición de olvidar la experiencia continua de que no es así. Luego, se pretende salvar el dicho evangélico con interpretaciones alegóricas que desembocan en la afirmación de que se recibe, sí, pero sin relación con lo solicitado. Hablamos demasiado y demasiado firmemente estos temas de oración, como si la rotundidad disipara las objeciones y dificultades insalvables. Lc, mucho más prudente, ya nos hace ver que el orante recibe “Espíritu Santo” ( Lc 11, 13) y, sobre todo, que hay que contar con una dilación, una pausa, entre el pedir y el recibir que puede encerrar la vida entera, pues la comprobación concluye en la venida del Hijo del Hombre (Ev de hoy). Jesús oraba con frecuencia, en la noche (Lc 6, 12). Oró con insistencia en la dura noche de la pasión (Lc 22, 39-46) y se puso en pie para afrontarla. Oró en la cruz (Lc 23, 34. 46) y se levantó -lo levantaron- en la resurrección.

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* ORAR CON EL EVANGELIO. ( Lc. 18, 1-8)

* DOMINGO  XXIX – T.O. – C –  ( Octubre 17 de 2010)

*          El tema principal del Evangelio de hoy es el de la ORACIÓN y su relación con la fe. Para ello Jesús se vale de nuevo de una parábola.
          
La narración quiere subrayar como Dios “ESCUCHA” siempre nuestras plegarias.
          
El Dios que nos presenta Jesús es un Padre todo AMOR, BONDAD, MISERICORDIA.  Pero el relato también señala la necesidad de la fe.

          
La pregunta final de la narración:
   ¿ENCONTRARÉ  ESTA  FE  EN LA TIERRA?”
          
Es quizá un toque de atención a la comunidad creyente, a cada un@ de nosotr@s.

*          Nuestra oración tiene que nacer de la fe, de la confianza en un Padre Amoroso

*          La Oración es buscar a Dios, es ponernos en contacto con Dios, es encontrarnos con Dios. Orar es llamar y responder. Es un diálogo de amor. Es ESCUCHAR A DIOS.

*           La Oración podemos decir que es: el signo que manifiesta el trato que el creyente tiene con Dios, con Jesús de nazaret. Necesita de la Luz de la Palabra, de la luz de la comunidad y esto me lleva al COMPROMISO.

*           Es un tema tan apasionante que seguiría y sin duda, vosotr@s los que leéis esto, lo sabéis mejor que yo. Por eso voy a tratar de orar con sencillez:

 ·                                            O R A C I Ó N 

*           Jesús de Nazaret, hoy nos invitas a la Oración constante. Nos invitas a pedir la “Justicia de dios”, Dios es JUSTO, no hace falta que se lo pidamos, no quiere que nos encerremos en nuestro egoísmo.

*           Jesús Maestro y Amigo, ayúdanos a comprender ese Amor comprometido de nuestro Dios que hace salir el sol sobre malos y buenos, sobre justos e injustos. (Mt.5, 45).

*           Que descubramos que la Oración es tan necesaria en nuestra vida espiritual como la respiración para la vida  del cuerpo.

*           Ayúdanos a descubrir que Orar es “ESCUCHAR A DIOS”, “ESCUCHARTE  A TI” que como nos muestra el Evangelio, oras continuamente y enseñas a Orar.
* Que es ponerse disponible ante Dios que nos habla.

* Que es abrirnos al perdón que Dios nos propone.

* Que es descubrir que dios nos ama.
* Que es, aprender a escuchar.
* Que es, encontrar tiempo de silencio.
* Que orar es a veces, un grito de angustia o
   contemplación serena.
* Que orar es encontrar un tiempo para detenerse, para
   pensar, para ordenar ante el Señor los días, las horas,
   los acontecimientos. 
 * Por eso con gran CONFIANZA, te decimos a ti Jesús orante.

   “SEÑOR,  ENSÉÑANOS  A  ORAR”

                             Z  U R I Ñ E

DOMINGO XXVVIII DEL ORDINARIO. Ciclo C. 10 de octubre de 2010

Lecturas:
2Re 5, 14-17  
Sal 97, 1-4  
2Tim 2, 8-13  
Lc 17, 11-19
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                Recomendación bien sencilla de la carta a los de Colosas: “sed agradecidos” (Col 3, 15). Ha sido siempre muy valorado eso de ser personas agradecidas. Se enseñaba a responder “gracias” por los mínimos motivos. Dicen que Pablo VI, tanta delicadeza, murió diciendo “gracias”. Algo cambiamos y ya no es tan frecuente ni tan apreciado. Parece que el dar las gracias coloque a uno por debajo de otro, a uno como acreedor y a otro como deudor. Como si el agradecer conllevara algo de humillación. Podemos preguntarnos incluso si la dificultad en agradecer tiene relación con el reconocimiento de acciones que no tienen respuesta o pago proporcionado, de cosas que no tienen precio ni recompensa adecuada, y a las que sólo queda responder con el agradecimiento. No todo tiene valor de intercambio, no se reduce la realidad a trueques de ‘te doy para que me des’. Como ni tengo con qué, ni puedo, ni sé corresponder a algo que me regalan, me resta decir gracias. Sentir esa vinculación, nueva en cada caso, frágil y leve, del agradecimiento.

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