Nuevo manifiesto de los sacerdotes austríacos

PROTESTA POR UNA IGLESIA MÁS CREÍBLE

Desde aquella ‘Llamada a la desobediencia’ en la que nos comprometimos a dar muestras de nuestra propia responsabilidad en la renovación de nuestra Iglesia, hemos recibido manifestaciones de acuerdo y apoyo de todas partes, tanto de nuestro país como del extranjero, salvo en lo que respecta a los obispos: primordialmente silencio y, en algunas ocasiones, violento rechazo. Frente a la actual penuria de parroquias y una actividad pastoral bajo la presión de la escasez de sacerdotes y su avanzada edad, decimos una y otra vez NO:

1 Decimos NO cuando nos piden que nos ocupemos cada vez de más parroquias adicionales porque solo seríamos celebrantes itinerantes y dispensadores de sacramentos para personas que carecen de un adecuado cuidado pastoral. Nos oponemos a hacer una aparición fugaz en distintas localidades sin poder encontrar ni ofrecer un hogar espiritual y emocional.

2 Decimos NO a presidir cada vez más eucaristías de fin de semana porque una cantidad excesiva de servicios y homilías se traducen frecuentemente en rituales superficiales y sermones rutinarios, perdiendo fuerza los encuentros, el discurso y el trabajo pastoral.

3 Decimos NO a la unión o al cierre de parroquias cuando no se puede nombrar a un párroco. En estos casos, es la escasez la que manda en vez de cambiar las normas nada bíblicas de la Iglesia para hallar una solución a la escasez. La ley está hecha para las personas, no al revés, maxime la ley de la Iglesia que solo está para servir al pueblo.

4 Decimos NO a la sobrecarga de trabajo del párroco al que se le pide que cumpla con numerosas tareas, lo que impide disponer del tiempo y la energía para tener una vida espiritual, y al que se le pide que siga trabajando muchos años después de la edad de la jubilación. Esta demanda excesiva de trabajo repercute en una menor eficacia de su ministerio.

5 Decimos NO cuando el derecho canónico emite un juicio excesivamente duro y sin piedad hacia los divorciados que osan volver a casarse, las parejas del mismo sexo que viven en familia, los sacerdotes que, rotos por el celibato, han iniciado una relación y hacia tantas personas que siguen su propia conciencia antes que una ley hecha por hombres.

Debido a que el silencio suele interpretarse como aceptación y porque queremos ser fieles a nuestra responsabilidad como sacerdotes y pastores, hemos tenido que expresar estos cinco puntos de Protesta. Una ‘protesta’ (‘pro teste’, en latín) es literalmente un ‘testimonio para’ la reforma de la Iglesia, también para nosotros los pastores que queremos ser. La ausencia de alegría con la que se dirige hoy la Iglesia no es un buen testimonio del ‘gozoso mensaje’ que nos debe motivar. Porque «no queremos ser dictadores sino compañeros de trabajo para traeros la alegría» (2 Cor 1:24).