Domingo 14 de febrero – VI del ordinario

Lecturas
Jer 17, 5-8  
Sal 1, 1-6  
1Cor 15, 12. 16-20  
Lc 6, 17. 20-26
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                Comenzamos por la cuaresma, que comienza este año el próximo miércoles, 17. Es ya el momento de prepararlo todo, desconfiando de la improvisación. Importa conseguir un conjunto expresivo de celebraciones, actitudes, decoraciones, propósitos y propuestas. Que sea toda ella coherente. Que señale y anticipe la primacía del tiempo pascual. Que sea realista para predicar la conversión en este tiempo de crisis general de economía y de esperanza. En las Eucaristías, aunar cantos, liberar la sobriedad, potenciar los silencios, cuidar un ambiente de plegaria. Todos los domingos, los seis, debieran de dejar claro, sin explicaciones, que forman una unidad y que justifican una diferencia respecto a otros.

                Con frecuencia, en todo el ámbito de la educación, se plantea el tema de la memoria. Parece que periódicamente se la desprestigia o se la ensalza. Vale plantear lo mismo para la catequesis. Incluso, con visión más total, para su uso y presencia en la construcción progresiva del creyente. ¿Es conveniente, o más bien quizá necesario, que el cristiano sepa el padrenuestro, los mandamientos de la ley antigua, el credo, textos y aclamaciones para la liturgia, las bienaventuranzas?

Leer más

ORAR CON EL EVANGELIO: (Lc. 6, 17. 20-26)

*               DOMINGO  VI . TIEMPO ORDINARIO – C – Febrero 14

*                    JESÚS  NOS  ENSEÑA  LA  SOLIDARIDAD

*           Este domingo pasamos de la pregunta “¿Quién eres tú, Jesús?  a esta otra:
           ¿QUÉ NOS ENSEÑAS, TÚ, JESÚS?”
          
Es el momento en que Jesús nos dice cómo tenemos que vivir para ser felices y transformar nuestro mundo. Pasamos, de la “mística” a la “ética”,  conscientes de que ésta carece de fundamento si no se asienta en la experiencia del encuentro con Jesús resucitado, en nuestra vida personal y en nuestra vida familiar y  comunitaria.

*           Nos podemos preguntar: ¿Quiénes son de verdad felices?  ¿Los ricos?.  ¿Los pobres?. Como nos dicen algunos “profetas” de nuestro tiempo, ni un@s ni otr@s,  porque la felicidad no la da  la pobreza ni la riqueza sino la SOLIDARIDAD. Sólo que ellos “pobres” están más cerca del SOLIDARIO VERDADERO, JESÚS.
            
Por eso, hoy nos enseña el CAMINO.
* Pero para comprender las  BIENAVENTURANZAS,  hay que subir  primero  a  la montaña… “Subamos”…

*                                             O R A C I Ó N

*           Felices somos en la pobreza, si en nuestras manos hay Amor de Dios, si nos abrimos a la esperanza, si trabajamos  en  hacer el bien.
*           Felices somos en la humildad, si como niñ@s sabemos vivir. Será nuestra heredad la tierra.

*          SI EL GRANO DE TRIGO NO MUERE EN LA TIERRA
           ES IMPOSIBLE QUE NAZCA FRUTO.
           AQUEL QUE DA SU VIDA PARA L@S DEMÁS
           TENDRÁ SIEMPRE AL SEÑOR.

*           Felices somos si compartimos, si nuestro tiempo es para l@s demás, para quien vive en la tristeza y para quien camina en soledad.
*           Felices somos si damos amor, si en nuestras manos hay sinceridad. Podremos siempre mirar y ver a Dios.

*           Felices somos si ofrecemos Paz, y nuestra voz denuncia la opresión, si desterramos odio y rencores, será más limpio nuestro corazón.

*           Felices somos en la adversidad, si nos persiguen cuando no hay razón, la vida entonces tendrá sentido en Dios.
         
*          
Hoy en la CAMPAÑA CONTRA
EL HAMBRE , ¿Somos felices?. ¿Somos SOLIDARI@S?.

*           Felices son aquell@s que se levantan cada mañana, dispuest@s a ser SOLIDARIOS, agradecid@s simplemente por vivir un nuevo día, nuestro camino hacia Ti, oh Dios. El camino de:
*           LAS BIENAVENTURANZAS.
                  
*                                       
Z U R I Ñ E

Domingo 7 de febrero – V del ordinario

Lecturas
Is 6, 1-8  
Sal 137, 1-5. 7-8  
1Cor 15, 1-11  
Lc 5, 1-11
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                Aparece hoy en los textos la célebre presentación de Dios a Isaías en el templo y su título de “santo”. Una especie de cantinela o letanía con la que los serafines nombran y rinden homenaje a Dios. El empleo del término “santo” lleva entre nosotros una fuerte carga moral. Casi parece imposible separar la santidad de los buenos comportamientos. Y esos buenos comportamientos se atienen a valoraciones sociales, sometidas a la relatividad de tiempos y culturas. En las Escrituras, aquí y en su paralelo del Apocalipsis, la santidad es la mejor caracterización de Dios. Del Dios del universo, que lo ha dejado repleto de su misma gloria. La santidad conviene a la identidad de Dios, la precisa, y a su misterio inalcanzable. Sólo Dios es santo, sólo él tiene como propia la santidad, sólo él puede prestarla o regalarla. Algo de la cohesión sin fisuras, de la plenitud total, de la inaccesibilidad, algo de todo eso que sólo Dios puede poseer. Nuestras “santidades” lo son sólo por su regalo, por su invasión de la realidad, nunca por nuestros méritos y obras. Su punto fijo de inserción entre nosotros es Cristo Jesús, el santo de Dios. Su persistencia en la historia que transcurre la administra el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo. Cuando el primer escrito cristiano llama santos todos los de la comunidad (1Tes 3,13), no hace sino reflejar que la santidad única de Dios desemboca en cada cristiano por la muerte y resurrección de Cristo al que cada creyente se vincula por su bautismo. En la liturgia católica la aclamación del tres veces Santo es fija. En la plegaria eucarística II proclamamos. “Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad”. Una corrección en este dirección de lo referente a lo santo nos daría una visión más exacta de su realidad y nos libraría de las contradicciones que genera dar título de santos a quienes lo son de una forma tan claramente vinculada a modelos sociales que se quieren proclamar y proponer como paradigmas atemporales. “Que yo soy Dios y no hombre, santo en medio de ti y no enemigo a la puerta” (Os  11, 9)

Leer más

ORAR CON EL EVANGELIO: (Lc. 5, 1-11)

*  DOMINGO  V – T.O. – C  (Febrero  7)

*“No temas: desde ahora serás pescador de hombres”

*           El inicio del Evangelio de hoy es alentador, ilusionante: “La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios”.
            La Palabra de Dios entusiasma, sobre todo cuando se presenta con toda su fuerza, como lo hace Jesús.
*           La pesca milagrosa es signo de que cuando se confía en esta Palabra, en la Palabra de Jesús, los frutos son extraordinarios.
*           Y así, comenzaste a llamar a tus seguidor@s, de entre gente sencilla. Pedro, Santiago y Juan. Tú, les invitas a  “pescar”  personas que se sientan amadas por el Padre.  Y ahí, estamos llamad@s nosotr@s.

*           O R A C I Ó N

*           Jesús, tú llamas, llamas siempre, pero quizá nos hacemos sord@s a esa “llamada que compromete”.. Vemos nuestras deficiencias y la dificultad de la “Misión”*            Señor, Tú empujas a la Iglesia y la diriges. Aumenta nuestra fe y enséñanos a confiar.

*           Ante nuestros desánimos, mándanos echar las redes de nuevo.
            Cada día parece nos resulta más difícil ser cristian@:
            Devuélvenos la alegría y danos creatividad, ilusión y confianza.

*           El Evangelio es nuestra norma de vida, haz que nos sintamos cautivad@s por tu Persona y tus enseñanzas.
            La Iglesia, tiene una función muy importante en nuestra sociedad, sí, pero la Iglesia que habla y vive a tu “estilo”. La Iglesia PUEBLO DE DIOS.

*           Cristo, buen pescador, que nos llamas a compartir tu Misión: convéncenos del Amor profundo, entrañable, incondicional del Padre. Y que hagamos llegar ese Amor a tod@s, especialmente a l@s más débiles.Llámanos, convéncenos, para que sepamos decirte “SÍ” a la vocación que nos destines y sepamos dejarlo todo, si es necesario, con alegría para trabajar por tu causa, PORQUE Tú nos dices:
NO TEMAS, DESDE AHORA SERÁS  PESCADOR DE HOMBRES”.AMÉN

*                      Z U R I Ñ E

Domingo 31 de enero – IV del ordinario

Lecturas
Jer 1, 4-5. 17-19  
Sal 70, 1-6. 15. 17  
1Cor 12, 31-13, 13  
Lc 4, 21-30
 

PRIMERAS REFLEXIONES 

               Jeremías y Jesús de Nazaret sufren el rechazo de los suyos. Necesitan una fuerza mayor para resistir y la encuentran en Dios, en su Espíritu. Es la tensión de los diferentes. Al resultarnos tan familiares y entrañables, podemos olvidar su incomodidad. Pero no serían fáciles de aceptar, no digamos de integrar. Su estilo, su comportamiento, son inquietantes, interpelantes para los demás. No se atienen a lo convencional, a lo acostumbrado y, con frecuencia, se salen de tono. Ni al rey, ni a la familia, ni a los jefes religiosos, ni a sus discípulos. Se desmarcan y dejan fuera de lugar a otros, si pretenden ser fieles a sí mismos. ¿Los clasificaríamos entre los normales o entre no-normales? En nuestra sociedad y cultura tan masificada, ¿somos normales o no? En la versión de las bienaventuranzas de Lucas figura aquello de “Ay, si siempre hablan bien de vosotros”. Ya sé que habremos de preguntarnos por la causa de ese sospechar y hablar mal. Pero si siempre hablan bien, es que no somos signos de nada (insignificantes), iguales a todos en vulgaridad administrada. Algo singular, algo diferente, debiera de ser inseparable del cristiano. Puede que no sea tan malo que no seamos gente normal, si por tal aceptamos lo socialmente normalizado para ni destacar ni llamar la atención ni singularizarnos. Al menos debemos cuestionarnos siempre esta normalidad nuestra, en que incluso la enfermedad y la ancianidad son estorbos y resultan sospechosas de anormalidad. Ay de la normalidad de un colectivo que ve normal el hambre, la injusticia, el terror, el silencio, la soledad y se incomoda ante la debilidad, la vejez y la diferencia. ¿Somos normales o anormales los cristianos en esta sociedad?

Leer más

ORAR CON EL EVANGELIO.(Lc.4,21-30 y ICor.12,31)

* DOMINGO 4º  TIEMPO ORDINARIO-C– (ENERO 31).

*           Hoy Jesús en el Evangelio nos vuelve a repetir lo que dijo el domingo en la Sinagoga de Nazaret:
          “HOY SE CUMPLE ESTA ESCRITURA QUE ACABÁIS DE OIR”. Y San  Pablo del  AMOR…
            Las reacciones ante el comentario de Jesús, para un@s fue de admiración, para otr@s de rechazo. Jesús no lo tuvo fácil. Por eso nos puede pasar a nosotr@s ser incomprendid@s cuando tratamos de ser fieles a las enseñanzas de Jesús; incomprendid@s incluso por gente de Iglesia, como le ocurrió a Jesús.
           
Jesús tuvo presentes siempre a los más necesitad@s por eso hoy mi oración es:

*                         ORACIÓN DESPUÉS DEL TERREMOTO DE HAITÍ

*           Señor, en ocasiones como esta, cuando nos damos cuenta de que el suelo bajo nuestros pies no está tan sólido como lo habíamos imaginado, suplicamos tu misericordia.

*           Al ver lo que hemos construido derrumbarse alrededor de nosotr@s, sabemos bien lo pequeñ@s que realmente somos en este frágil planeta al que llamamos nuestro hogar, siempre cambiante, siempre en movimiento. Sin embargo, nos has prometido que nunca nos olvidarás. No nos olvides ahora.

*           Mucha gente escucha los gritos lastimados en medio de los escombros  y llenan  el  aire  polvoriento  con  gritos de dolor…

*           Confórtalos, Señor, en este desastre.
Se su ROCA, cuando la tierra no deja de sacudirse, y refúgial@s bajo  tu  AMOR, cuando sus casas ya no existen. Envuelve en tus brazos a l@s que murieron. Consuela el corazón de l@s que lloran. De los que sufren.

*           Traspasa también,  nuestros corazones  con   tu compasión  a nosotr@s  l@s  que  miramos  desde lejos…
*           Sacúdenos para  actuar con presura  a  dar cada día con generosidad, a  trabajar siempre por la justicia, y orar sin cesar para aquell@s sin esperanza.

*           Y una vez que los temblores hayan cesado, las imágenes de destrucción hayan dejado de ser noticia, y nuestros pensamientos vuelvan a las preocupaciones de cada día, no olvidemos que somos tod@s tus hij@s, y ell@s nuestros herman@s.
            Tod@s obra de tus manos.
*           Porque, aunque se muevan las montañas y se destruyan las colinas, tu AMOR nunca nos abandonara, y tu promesa de paz nunca  cambiará.

*           Que resuene en nuestro corazón (y aunque sea difícil en el de ell@s) que nuestro auxilio está en el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.
            Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.
                             Z U R I Ñ E

 

Domingo 24 de enero – III del ordinario

Lecturas
Ne 8, 2-4a. 5-6. 8-10  
Sal 18, 8-10. 15  
1Cor 12, 12-30  
Lc 1, 1-4. 4, 14-21
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                Este domingo entra en las fechas fijadas para los ocho días de oración por la unidad de los cristianos. Sería conveniente dedicarlo a este tema. Centrar con él las oraciones, la homilía, los cantos y el ambiente general. Hay tres formularios en el misal romano dedicados a esta causa e incluyen un prefacio. Con todo esto, sin necesidad de cambiar las lecturas del día, y con la ilusión que pongan la comunidad y el presidente, podremos construir una buena –y necesaria- celebración sobre la unidad, tan urgente y tan lenta, de todos los cristianos y sus iglesias y congregaciones.

                La 1ª lectura se presta a una reflexión sobre la liturgia. Nos muestra un caso de liturgia a la vuelta del destierro y lo hace con precisión. Los gestos y actitudes, los actores, el lugar, los objetos de esa liturgia. Cuidar todos los detalles y unirlos aportando coherencia en su expresión es básico para toda celebración. Que el pueblo se acostumbre a la expresión corporal. Cambiamos dos o tres veces de postura en nuestras liturgias, pero demasiado maquinalmente y con poca conciencia del significado del cuerpo y sus actitudes. Es ya tópico denunciar lo poco expresiva que resulta la liturgia romana en todo lo relacionado con el cuerpo. Aun tópico, es evidentemente cierto. Pero, en el fondo, carecemos de voluntad, de disposición y educación, para ir haciendo de nuestro cuerpo algo que expresa y potencia nuestro interior. Saber  manifestar nuestros sentimientos con el cuerpo en cualquier ámbito, y más ante Dios. Si siento algo, lo expreso con una determinada postura corporal. Si adoro, si escucho, si como, si acojo, lo hago de forma que se me nota. Tan en serio, tan intensamente, que el mismo gesto refuerza mi actitud. La valoración de la liturgia pasa por la valorización del cuerpo y sus posibilidades expresivas. Quizá haga falta una explicación, una pedagogía y una formación, de nuestras posturas corporales partiendo de esas actitudes radicalmente religiosas que las personas testimoniamos en nuestras celebraciones.

Leer más

ORAR CON EL EVANGELIO.

*               ORAR  CON  UNA  VIDA QUE PASO A MEJOR VIDA.

* Esta mañana  me enteraba de la muerte de JESUS LEZAUN. Sacerdote que ORABA CON LA VIDA Y POR LA VIDA.
   Lo conocía  mas  por sus escritos que en persona, pero me convencía.

* He pasado un buen rato, leyendo lo que ya algunos afortunadamente han escrito de su vida  en la “Red herrieliza”  Yo no se hacerlo, pero por eso, solo me atrevo, a hacer esta pequeña oración. Seguro que  el, tan buen escritor, me sonreirá desde 
                 
*         ORACION
  A  LA  MUERTE DE  JESUS  LEZAUN

*    ¡Oh Dios, Pastor de las almas, te pido por Jesús Lezaun a quien hiciste Sacerdote y Pastor de muchas comunidades, de much@s amig@s  y también de quien con alegría leía sus escritos y le daban vida.

*    Tu conoces bien sus palabras, sus escritos y sus obras  y también  sus  luchas y sufrimientos…

*    Te pido  que lo admitas en la gloria de los elegidos,. Que descanse contigo ¡Oh Dios!, porque supo ser valiente como tu Hijo Jesús de Nazaret que llego a la muerte de Cruz por predicar la Verdad y dar ejemplo con su vida.

*    Que Jesús  Lezaun,  junto contigo, nos ayudéis a l@s que caminamos hacia la ciudad eterna, a seguir defendiendo la Verdad y la justicia con  la valentía que el lo hizo.  AMEN.

*                        Z U R I Ñ E

 

ORAR CON EL EVANGELIO. (Lc. 1, 1-4; 4, 14-21)

*                          DOMINGO  3º TIEMPO ORDINARIO. C.(ENERO 24)

*           En este tercer domingo del tiempo ordinario, ya veo nos anuncia Jesús cuál es su misión (que también será la nuestra) DAR LA BUENA NOTICIA A TOD@S. Y es Buena Noticia,  porque afecta sobre todo  a los pobres, a los oprimidos de una forma u otra, a l@s últim@s de este mundo…Es Buena Noticia, porque nos descubre los designios de Dios, que son de CERCANÍA de ATENCIÓN, de AMOR…
*           Y la gente, se quedaba atónita escuchando a Jesús. Y nosotr@s, quizá en nuestras Celebraciones de la eucaristía en que nos proclaman esta Buena Noticia, estamos con el pensamiento en otras cosas…
*           Y esta Buena Noticia, nos urge a compartirla con tod@s. desde la fe, en un solo dios y padre, aunque otr@s  aunque los caminos no sean siempre los mismos.Dios quiere que todas las personas se salven y lleguen al conocimiento de la VERDAD.

                                                              O R A C I Ó N

*           Señor, en este ya casi último día en del octavario por la unión de las Iglesias te seguimos pidiendo por   la unidad: La unidad en la familia y entre familias, en el barrio, en el pueblo, en el país, en todo el mundo.
*           Te pedimos, Señor, por la UNIDAD en nuestras comunidades, en nuestra Parroquia, en nuestra diócesis, en toda la Iglesia y con todas las Iglesias cristianas y religiones del mundo.
*           Te pedimos por la UNIDAD, para que derribemos todas las murallas que nos separan y eliminemos las barreras que nos acorralan y suprimamos los intereses que nos enfrentan.
*           Te pedimos por la UNIDAD para que acertemos a tener caminos de diálogo, para que nos decidamos a tender puentes, a tender la mano… Y así, fundirnos en un abrazo  con toda la familia humana, en tus brazos PADRE, en tus brazos.
*           ¿Seremos capaces de esforzarnos por hacerlo posible?…
*           Señor que tu Palabra se encarne en nosotr@s. Que Tu Palabra, sea fuerza, luz y  levadura en la masa. Que sea paz, armonía, alegría para tod@s.  AMÉN.
                    

                                                     Z U R I Ñ E         

Domingo 17 de enero – II del ordinario

Lecturas
Is 62, 1-5  
Sal 95, 1-3. 7-10  
1Cor 12, 4-11  
Jn 2, 1-11
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                De nuevo en el llamado tiempo ordinario. Y de nuevo la necesaria, por difícil, apuesta por la novedad en medio de la monotonía de lo acostumbrado. La novedad la pone el misterio que celebramos: el encuentro semanal con Cristo resucitado. Es semanal, pero de “ordinario” no tiene nada, pues se define por lo extraordinario. La normalidad la ponemos nosotros, junto con el peligro de rutina y falta de fuerza. Celebramos a Cristo resucitado y nos encontramos con él. Aunque sea semanal, no es nada ordinario.

                ¿Es el evangelio de las bodas de Caná un evangelio para bodas? Quizá cuestiona de entrada estas nuestras, con frecuencia, de tan débil identidad cristiana. El relato parte de costumbres de la tradición de bodas, pero se convierte en manos del evangelista en el primero de sus “signos”. Recoge siete el evangelio de Juan y, como tales, trata de llevarnos mucho más allá de lo que narran. De hecho, este primero mismo ya manifiesta la gloria de Jesús y hace crecer la fe de los discípulos en él. Más allá de los hechos narrados, quiere suscitar fe en Jesús y en su “hora”, y hacernos vislumbrar algo de la gloria que encierra, algo de su misterio y de su obra. Nuestras bodas, por sencillas que se celebren (cosa ya imposible entre nosotros), entran de lleno en la “hora” de Dios, en su momento de salvación. Expresan un amor continuado, incondicional. Ninguno más largo y dilatado (la creación entera) y más incondicional (“él es fiel y no puede desdecirse a sí mismo” (2Tm 2, 13) que el de Dios a nosotros. Y lo celebran en una abundancia loca de vino, alegría y fiesta. El vino nuevo y fuera de toda proporción de Caná sustituye al agua, como el banquete de bodas sustituye a la austeridad del Bautista. Toda boda cristiana tiene todo eso. Otra cosa es cuál de esos aspectos sea hoy más inteligible a nuestra fe, y más adecuado a las bodas de hoy tal como se celebran. Todos nuestros amores, cualquiera de ellos, debieran dejar huellas de que Dios siempre nos quiere incondicionalmente. Mucho más los expresados públicamente en las bodas. Son sacramento precisamente en ese su indicar con claridad la unión indestructible de Dios con los humanos que viene de siempre, pero se expresa de forma insuperable en la hora de Jesús, en su desposorio de sangre, agua y amor, su hora, para todos los futuros esposos suyos. Es el de Caná un evangelio de bodas, si recoge y expresa la certeza de todos de que no son sólo estos los que se quieren y unen, sino Dios y su pueblo ahora y para siempre. Si los signos no dan para tanto en la fe de los reunidos, es probable que empobrezcamos el significado de este evangelio. Y sería más “evangelio” en ese momento la referencia al plan inicial de Dios y su gozo y bondad. También en su fondo recoge y desea llegar a la significación de Caná, pero no lo explicita y no obliga a afirmaciones rotundas, alejadas de lo que sinceramente se celebra; más próximo a una bendición de Dios sobre la unión de los humanos.

Leer más