* ORAR CON EL EVANGELIO. (Lc. 15, 1 – 32)

*                  DOMINGO  XXIV – T.O. – C  ( 12  Sept. 2010)

*           La Liturgia de este Domingo nos brinda la oportunidad de meditar las tres parábolas sobre el  
           “AMOR MISERICORDIOSO DE DIOS”,
            Amor que es comparado. Con un pastor que pierde una oveja…y sale a “buscarla”…
            Una mujer pierde una moneda y la “busca”…
            La tercera, la del “Amor del Padre”…
*           Jesús responde a la crítica que le hacen por su cercanía A L@S CONSIDERAD@S PECADORES O ALEJAD@S DE Dios; Él, actúa según la manera de ser de Dios. Brilla el Amor de Dios por recuperar la oveja, la moneda, el hijo perdido.
Contemplamos:
             “LA MISERICORDIA DIVINA”.

*                 O R A C I Ó N

*      Jesús, Buen Pastor,
queremos seguir tus pasos.
Danos tu Espíritu,
para aprender a vivir en la misericordia.

Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor,
entrega generosa, don de vida que se regala.

Queremos compartir tu sueño
de construir un mundo justo,
donde exista igualdad
y una fraternidad real,
donde haya pan para todos
y la libertad sea una luz
que ilumine a todas las personas.

Danos tu Espíritu, Jesús, Buen Pastor,
para perseverar en nuestra búsqueda,
para seguir en camino,
para animarnos a la esperanza activa
de hacer un Reino de paz
y de bondad para todos.

Jesús, Buen Pastor,
que pasaste haciendo el bien,
viviendo la misericordia
en la atención a los enfermos,
en la búsqueda de los marginados,
en la denuncia de las injusticias,
en la apertura al Dios de la vida,
en la enseñanza paciente de los discípulos,
en el anuncio del Reino para todos.

*   Danos tu Espíritu, Jesús, para seguirte,
     para imitar tu entrega,
     para hacer el bien en nuestros días,
     en el camino de cada uno,
*   para vivir en la bondad,
    caminando hacia tu Reino. Amén

 *          Z U R I Ñ E

DOMINGO XXIII DEL ORDINARIO. Ciclo C. 5 de septiembre de 2010

Lecturas:
Sb 9, 13-18  
Sal 89, 3-6. 12-14. 17  
Fil 9-10. 12-17  
Lc 14, 25-33
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                Las lecturas de hoy remueven un par de ideas, que siempre estarán de actualidad. Una se refiere a la reflexión, y por tanto madurez, necesaria para optar por el evangelio, y la otra a la formación precisa para hacerlo. Una cosa es decidir razonablemente, y otra, saber con alguna claridad de qué se trata.

                 Cuando se vuelve al tema de las edades más adecuadas para la iniciación y progreso en los misterios cristianos (léase bautismos, confirmaciones y comuniones), las palabras de hoy en el evangelio quedan fuera de lugar, mejor dicho, ‘dejan’ fuera de lugar esas cuestiones. Posiblemente, muy pronto en el cristianismo se bautizaron niños, al incorporarse a la comunidad todo el grupo familiar. Pero a la largo de la historia de la Iglesia ha sido siempre cuestión debatida. Una línea subrayaría más bien lo sociológico de esa decisión, y otra, lo personal y libre de la misma. Tampoco perdamos de vista que la iniciación en lo cristiano incluía la catequesis y los ahora clasificados como sacramentos independientes, los tres citados, que se dispensaban unidos (como aun ahora en las iglesias orientales a los infantes). ¿Cuánta libertad personal y cuánto apoyo del entorno se precisa para la adhesión a Cristo Jesús? Ese entorno, ¿puede sustituir a la decisión individual? En qué circunstancias, de qué manera, y por cuánto tiempo. Hoy, con una conciencia tan clara y exigente de la libertad personal, del valor del individuo, no puede extrañarnos -creo que lo debemos prever- que se busque un debate más claro, y se cuestione el tema, sobre todo para el bautismo (aunque fuera preferible asumir entero, y como único, todo el bloque de la iniciación). El argumento de la educación y el entorno familiar es en este momento claramente insuficiente. Puede que lo fuera en otras circunstancias, pero hoy está claro que no, y el más patente argumento es la experiencia que nos rodea. Entre peticiones de “apostasía” oficial (con su mínima organización) y apostasías reales, y abandonos fácticos completos, entre nosotros, creo que la cuestión habría de ser retomada, aun sabiendo los riesgos y el miedo legítimo que nos provoca.

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* ORAR CON EL EVANGELIO. (Lc. 14, 25 – 33)

*                      DOMINGO  XXIII . T.O. – C – (Septiembre  5 – 2010)

*           La primera impresión que podemos tener al leer  el Evangelio de este domingo, es que Jesús es muy exigente, quizás demasiado, nos parece:
*           Posponer la familia, llevar la cruz…
            Él estaba en camino, hacia Jerusalén. Sabía que muchos que le acompañaban lo hacían por interés  personal sin que eso supusiera un cambio de vida…
*           Nos dice el Evangelio: Él se volvió y les dijo:
          
“SI ALGUNO SE VIENE CONMIGO”…
*           Las palabras están dirigidas a los que nos llamamos cristianos. Ser discípulo, seguidores de Jesús es una adhesión total. Ser discípulo no es una imposición  sino una invitación. Jesús invita, no obliga.
            Se es seguidor de Jesús por vivir unos valores distintos de los habituales.
*           Que Jesús nos ayude en el camino y se vuelva a decirnos:
           “Paso a paso. Siempre podemos ser más fieles, más seguidores”…

*                                  O R A C I Ó N  

*           Jesús, Maestro y amigo. Ante tu Evangelio, no es fácil posponer  los amores, ni llevar la cruz de la vida entregada, ni la renuncia de los bienes materiales, ni la coherencia personal…

*           Ya ves Jesús, la mezcla entre tu seguimiento y nuestros deseos.
*           Ante la sencillez de tu seguimiento,
             Ante la desnudez de tu Cruz.
             Ante tu pobreza…
 Déjanos, Señor, contemplarte,
Sentirnos de verdad ridícul@s, arrepentirnos.

*           Envía sobre nosotr@s la fuerza de tu Espíritu:           
           
Que nos capacite para seguirte de verdad.
            Que sostenga nuestra entrega.
            Que nos quite la confianza en la riqueza.
            Que nos haga coherentes.
            Que nos de a sentir
la alegría de tu camino.

*                             Z U R I Ñ E
           

* ORAR CON EL EVANGELIO. (Lc. 14, 1, 7-14)

*     DOMINGO  XXII. T.O.  – C –  (Agosto 29)

*           “El que se enaltece será humillado  y  el que  se humilla  será  enaltecido”.

*           La liturgia de hoy, nos trae de nuevo el mensaje, de lo pequeño, de lo sencillo, en una  palabra  de  la humildad.
            La grandeza de lo pequeño, de la humildad, el ser hermano con los herman@s, de no creernos  l@s mejores y más dign@s que l@s demás; el aceptar a l@s demás por lo que son y no por las apariencias y los cargos que ocupan.
            Estas actitudes son necesarias en esta sociedad en la que vivimos en la que cuenta más el figurar, competir y destacar en los primeros puestos.

*           La referencia al banquete de bodas, es sin duda,El BANQUETE DEL REINO.
            Tod@s somos invitad@s a él. Habla a toda la Iglesia, para que no entre en la dinámica del “poder”, y nos habla a tod@s los cristian@s para que no cedamos al deseo de “dominar” y ser más que nadie.

*                      O R A C I Ó N

*           Señor, nos adviertes que el honor y los primeros lugares no nos corresponden  por nuestra observancia religiosa. Para el cristian@ el  mayor honor debe ser “SERVIR”  a los demás.
*           Ayúdanos Jesús Maestro y Amigo, a comprenderlo y a vivirlo.

*           Que nuestra práctica cristiana, Señor, no endurezca nuestro corazón. Que no antepongamos las normas  a la dignidad  y felicidad de  los herman@s.

*           Jesús, Maestro y Amigo, que los cristian@s sepamos comprometernos políticamente. Que demos ejemplo de coherencia  y entrega a l@s ciudadanos

*           Trabajamos en tu Iglesia, porque nos has llamado, ha sido un don tuyo.
            Que no busquemos otra recompensa más que tu Amor  mismo, hacer  tu voluntad  en  favor  de tod@s y principalmente,  de l@s más necesitad@s.
            Que no busquemos por ello, medallas, diplomas o títulos.
*           Enséñanos a seguir tus huellas de SENCILLEZ, HUMILDAD, ABNEGACIÓN, ENTREGA, y aunque nos cuesta incluso decirlo: ENTREGA  HASTA  LA  CRUZ.

*                    Z U R I Ñ E

DOMINGO XXII DEL ORDINARIO. Ciclo C. 29 de agosto de 2010

Lecturas
Si 3, 17-18. 20. 28-29  
Sal 67, 4-7. 10-11  
Hb 12, 18-19. 22-24a  
Lc 14, 1. 7-14
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                ¿Y la mediocridad? Confieso que las lecturas primera y tercera de hoy me desazonan. Suenan a cálculos interesados y taimados para que nos aprecien más, nos valoren más y, por tanto, nos lo agradezcan de alguna manera. Todo, prudencia y sensatez, sin riesgos. Más, con riesgos bien calculados para neutralizarlos. Hasta la generosidad queda por detrás de la humildad calculada. Por lo visto, o dicho, es importante quedar bien ante los demás. Hasta el proverbio último, más radical, de “quien se enaltece será humillado y quien se humilla, enaltecido” guarda resabios de cálculo. Todos esos consejos radicales (como latiguillos o modismos frecuentes en el evangelio) mantienen la quintaesencia de la paradoja del mismo. Pero, en el de hoy, el entorno resulta encubridor de esa paradoja. Tras ese consejo, todo cambia y retorna el aroma novedoso y fresco del evangelio.

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DOMINGO XXI DEL ORDINARIO. Ciclo C. 22 de agosto de 2010

Lecturas
Is 66, 18-21  
Sal 116, 1-2  
Hb 12, 5-7. 11-13  
Lc 13, 22-30
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                Hoy, el esfuerzo. Se trata de un empleo enérgico de las posibilidades físicas o anímicas en orden a algo. Parece que no es actualmente un valor muy en uso. Hasta en el sistema educativo dicen echarse en falta una cierta educación o iniciación en el esfuerzo, un ambiente que lo favorezca. En general, no nos esforzamos y parece imprescindible estar preparados y saber esforzarse en circunstancias determinadas. Ahora bien, ¿tiene mérito el esfuerzo, es bueno el esfuerzo por serlo? Hay personas naturalmente generosas o naturalmente alegres. Personas trabajadoras, creativas, atentas y abiertas a todo. Otros lo consiguen con esfuerzo. ¿Tienen más valor estos segundos, porque se lo han tenido que trabajar? No sólo no está claro, sino que parece claro que es preferible tener las cualidades sin esfuerzo, como algo inseparable de uno mismo y su manera de ser. Empleando un término más de la moral, unos son naturalmente virtuosos y otros han de invertir tiempo y fuerza en conseguirlo. Habrá que favorecer el esfuerzo, pero sin dejar de señalar las virtudes naturales. Dar brillo y lustre a todo lo valioso que surge de nosotros con naturalidad. Es mejor y más valioso lo natural que lo forzado y esforzado.

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* ORAR CON EL EVANGELIO. (Lc. 13, 22-30)

*      DOMINGO  XXI. T.O. -C  (Agosto  22)

*           Nos dice Jesús en el Evangelio de hoy:
*   Esforzaos en entrar por la puerta estrecha”
            ¿
De qué puerta nos hablará Jesús en el evangelio? Sin duda es la puerta para el Reino de los cielos, la puerta para Dios.
*           ¿
Dónde se encuentra esta puerta? Es difícil decir. Puede ser la puerta de la habitación de un enfermo que visito… el mismo Jesús  ha dicho:
         “Lo que hagáis a él, me lo hacéis a mí”
* *           Puede ser la puerta por la que voy a pedir perdón a quien he hecho daño…
Puede ser la puerta por la que tomo contacto con la creación:
Cuando contemplo la obra de tus dedos…
Puede ser la puerta cuando en el silencio escucho y hablo con Dios…
*           Pero también nos dice que para entrar por esa “puerta”, hay que esforzarse.
*           Nuestro Dios, abrirá esa “puerta”, a todo el que quiera entrar por ella.

*                      O R A C I Ó N

*           Señor Jesús: todas las personas buscamos ser felices; en términos religiosos, buscamos salvarnos.
*           La voluntad del Padre quedó gravada en cada corazón; no hay un ser humano que no pretenda salvación; el trabajo, la cultura, la alimentación, la diversión, la amistad, la religión… son búsquedas de felicidad.

*           Por fin enviándote a Ti, Señor Jesús, que nos manifiestas la verdadera salvación humana:
*           Haciendo realidad el proyecto divino,
*           Haciendo el reino de hij@s y herman@s;
            proyecto que afecta a toda dimensión humana.
*           Sentad@s a tus pies, puede resonar dentro de nosotr@s esta llamada.

*           Esforzaos en entrar por la puerta estrecha”
Nos dices hoy; esa puerta estrecha creemos que eres Tú mismo, Señor.

*           Vivir como Tú es vivir para el Reino de Dios; que con tu presencia entre nosotr@s ya ha comenzado: Es poner la mesa para tod@s
*           Luchar para que toda persona pueda vivir.
            Que toda persona sea respetada.
            Que le ayudemos a encontrar el amor del Padre.
y se sienta herman@ nuestro. Es percibir que siempre espera la salvación definitiva. Salvación que tu muerte y resurrección ha abierto para tod@s la puerta estrecha.

*           Ayúdanos  a hacer vida  de todas tus enseñanzas.
*           Jesús: acércate a toda mujer y a todo hombre; para que encontremos en Ti
, la verdadera vida;
            Que tod@s contemplemos y palpemos la alegría plena, de que Tú, Jesús te hiciste hombre y acampaste entre nosotr@s, para ayudarnos a entrar por  la puerta estrecha y lograr  la  felicidad que es  salvación eterna. AMÉN          
 *                                Z U R I Ñ E

DOMINGO XX. LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA. 15 de agosto de 2010

Lecturas:
Ap 11, 19a; 12, 1. 3-6ª  
Sal 44, 10-12. 16  
1Cor 15, 20-27a  
Lc 1, 39-56
 

PRIMERAS REFLEXIONES

                En esta fiesta, bien pudieran ser en torno al cuerpo. Pesan todavía demasiado entre los cristianos las concepciones platónicas de baratillo sobre la división alma y cuerpo y sobre la primacía absoluta del alma. La concepción de la Escritura sobre el hombre no tiene mucho que ver con esa reducción a dos términos, y más tomados como antitéticos. Unidas al miedo y las suspicacias al placer, el resultado es unilateral y falso. Durante siglos hemos desconfiado del cuerpo y del placer, y hemos preferido siempre el alma y el sufrimiento, como más cercanos y mejores conductores a Dios. Muchas de nuestras afirmaciones en torno a la sexualidad y al simple bien vivir, adolecen de la desconfianza al cuerpo, de mirarlo con prejuicios que se pretendían revelados o casi divinos.

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* ORAR CON EL EVANGELIO. (Lc. 1, 39 – 56)

                      FESTIVIDAD DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA. (Agosto 15)

*           En esta  gran fiesta de la Asunción de la Virgen  María, el Evangelio nos habla del encuentro de dos mujeres extraordinarias, María e Isabel, ambas embarazadas. Es un encuentro de dos personas de una fe profunda y comprometida. Isabel sabe reconocer en María la acción de  Dios.
*           María por su parte, se siente pequeña ante la grandeza del Señor. Canta el “MAGNÍFICAT”, con este canto  anticipa  las Bienaventuranzas que su Hijo Jesús proclamará más tarde.

* *                      O R A C I Ó N

*           María se puso en camino…            
           
MARÍA:
           
*
Enséñanos a reconocer en nosotros
las maravillas de Dios.           
Danos sencillez de corazón
 para agradecer al Señor
todo lo bueno que cada día nos regala.
Que no nos llene de orgullo lo que somos capaces de realizar
Sino lo mucho que Dios nos ama, Comprendiendo que todo lo que hacemos,
Él lo hace posible.´

*           El sostiene nuestra vida con su aliento amoroso.
Que cada momento de nuestra vidaSea un canto continuo de gratitud,
¡Engrandece mi alma al Señor!           
Como lo viviste tú, MARÍA, mujer agradecida.
            
Que saltemos de alegría,
 reconociendo el amor de Dios en nuestras vidas.          
Que respondamos al amor que Dios  nos tiene, con nuestro amor.
      MADRE, enséñanos a ser siempre agradecid@s, como tú.
*    María fue una mujer de fe.
*    Que por intercesión de María vivamos como Ella 
     la alegría de ser portador@s  de Dios para nuestro mundo.
 *  Que cantemos contigo:         
   
ENGRANDECE MI ALMA AL SEÑOR,
          
    SE ALEGRA MI SER EN DIOS MI SALVADOR
.
 
                  Z U R I Ñ E
                   
                            
 

DOMINGO XIX DEL ORDINARIO

DOMINGO XIX DEL ORDINARIO8 de agosto de 2010Sb 18, 6-9   Sal 32, 1 y 12. 18-20. 22   Hb 11, 1-2. 8-19   Lc 12, 32-48 PRIMERAS REFLEXIONES                Pueden centrarse en la fe. Nada más básico para cuanto hablamos como creyentes. Con la idea tradicional de fe, como creer lo que no vemos, dejamos de lado algunos aspectos que las lecturas de hoy pueden recordar. Vamos a partir de la conocida formulación de fe en la carta a los Hebreos, al comienzo del capítulo 11 (hoy 2ª lec): “seguridad de lo que se espera, prueba de lo que no se ve”. No sólo es que no lo veamos, es que ya lo esperamos. Es importante lo que se agrega en esta formulación. Como si dijéramos que fe es creer lo que se desea. La pista primera de lo que pueda creerse la marca el deseo, la esperanza, de algo conocido o sospechado y posible. Tendemos, como buenos occidentales, a separar nítidamente las nociones, una cosa es la fe y otra la esperanza. La propuesta de Hb es unirlas, aceptar que entre lo que deseo y lo que creo hay una unidad profunda, núcleo de lo que llamamos fe. Lo que no se ve, se sueña, se crea. Partiendo de cosas que sí se ven o conocen, se posean o no, echamos en falta otras que se sospechan, se desean, se sabe que pueden encontrarse, aunque ahora no. La prueba de lo que no se ve consiste tan sólo en ese hondo y constante desearlas.
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