El Foro de Curas de Madrid, contra las «primas escandalosas» de La Roja

7 de Junio de 2014

Se está diciendo en estos días que cada integrante de «La Roja» va a cobrar 720.000 € si ganan el mundial de fútbol. De cuantas selecciones concurren a este campeonato es con creces la mejor pagada, superando en más de la mitad a la segunda, la brasileña (330.000) o a la misma alemana (300.000) (cfr. El País 6/6/2014). ¿Somos el país más rico del mundo? ¿No estamos en crisis? En este caso concreto de las primas escandalosas, repudiamos esta conducta y la condenamos como agravio comparativo con tantos otros españoles y españolas que también hacen la «marca España» desde la honestidad de su profesión; y, sobre todo, como un insulto a la gente de nuestros barrios que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes desde la falta de trabajo, los engaños de las preferentes y los desahucios, el colegio y la alimentación de los niños (tenemos el triste honor de ser el país más desigual en la UE y el segundo en pobreza infantil), desde los inmigrantes tirados en nuestras calles, encerrados en los CIE o rechazados con violencia en nuestras fronteras.

 

Dos activistas de Femen se encadenan al crucifijo del altar de La Almudena

13 de junio de 2014

Dos activistas de Femen se han encadenado a un crucifijo en el altar de la catedral de la Almudena, en Madrid, para reivindicar el derecho al aborto libre de las mujeres. Las dos activistas han sido detenidas por efectivos de la Policía Nacional acusadas de un delito contra los sentimientos religiosos, recogido en el Código Penal. Con el lema «libertad para abortar» pintado con tinta negra en su cuerpo,cuyo torso han mostrado desnudo, las dos mujeres, ataviadas con una falda negra y una corona, se han dirigido al altar y se han encadenado al crucifijo mientras gritaban «el aborto es sagrado» y «aborto ilegal tomemos el altar».

 

El Consejo de Ministros elimina el privilegio de las inmatriculaciones a la Iglesia

13 de Junio de 2014

(Jesús Bastante).- Se acaban los privilegios de la Iglesia en materia hipotecaria y de propiedad. Aunque con trampa. El Consejo de Ministros ha aprobado este mediodía un Proyecto de Ley, que remitirá al Congreso, para reformar la Ley Hipotecaria y, con ello, hacer desaparecer el sistema de inmatriculación por certificación para la Iglesia. Detrás de la medida, no obstante, se esconde una realidad: entre 1998 y 2014 la Iglesia católica española ha procedido a la inmatriculación de la práctica totalidad de templos, catedrales y monumentos de consideración eclesiástica, desde la Mezquita-Catedral de Córdoba a parroquias de todo el Estado español, pasando por cementerios y campos. La norma posibilita que, a partir de ahora, cualquier conflicto relativo a inmatriculaciones sea desfavorable para la Iglesia frente a otros colectivos, aunque en la práctica será muy difícil que se haya «escapado» del registro alguna propiedad. La norma, pues, se elimina cuando ya no queda nada que no haya sido inmatriculado en virtud de la legislación que será modificada.

 

El cardenal Rouco y monseñor Rico Pavés llamados a testificar sobre El Yunque

14 de Junio de 2014

El arzobispo conocía las actividades de la secta secreta

El cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, y el obispo auxiliar de Getafe, José Rico Pavés han sido citados a testificar en una causa judicial que dirime los vínculos entre la secta secreta de extrema derecha El Yunque y la plataforma Hazte Oír, dirigida por Ignacio Arsuaga.  El informe denuncia la infiltración de El Yunque en diversas asociaciones e instituciones, desde el Papa a la Iglesia, pasando por Intereconomía o la plataforma Hazte Oír.

 

Histórica oración por la paz de Francisco, Bartolomé I, Peres y Abbas en el Vaticano

13 de Junio de 2014

Inédita, emocionante, histórica y profética. Estos cuatro adjetivos definen la jornada que se vivió el domingo 8 de junio en el Vaticano. Inédita, porque nunca antes, en su milenaria historia, la Ciudad del Vaticano había visto rezar juntos a judíos, cristianos y musulmanes por la paz en el mundo. Emocionante, porque el sentimiento que embargaba a sus protagonistas –el papa Francisco; los presidentes de Israel y de Palestina, Simon Peres y Mahmoud Abbas; y el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I– se transmitió a todos los presentes. Histórica, porque abre sin duda un nuevo camino a israelíes y palestinos para buscar la paz en Tierra Santa. Y profética, porque, releyendo las lecciones del pasado, marca las líneas de un futuro que aún no se ha hecho presente.



Jaque mate al celibato obligatorio

Juan José Tamayo, Atrio 12 de Junio de 2014

“Es, pues, necesario, que el obispo sea intachable, fiel a su esposa (otras traducciones: “hombre de una sola mujer) sobrio, modesto, cortés, hospitalario, buen maestro, no bebedor ni pendenciero, sino amable, pacífico, desinteresado, ha de regir su familia con acierto, hacerse obedecer por sus hijos con dignidad; pues si no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo se va a ocupar de la Iglesia de Dios?”

Este texto no es de ningún movimiento cristiano progresista actual que reivindique la supresión del celibato de los sacerdotes. Pertenece a la Primera Carta a Timoteo -del Nuevo Testamento-, escrita quizá a finales del siglo I, época en la que la mayoría de los obispos y sacerdotes estaban casados. Leer más

Todos somos sacerdotes

 

Fe Adulta  12 de Junio de 2014

Es bueno cuestionar ciertos procedimientos eclesiásticos que no encajan ni de lejos con la praxis y enseñanza de Jesús ni tampoco con la manera de ser y obrar de la Iglesia primitiva. El tema de la excomunión aplicada y comentada estos días a personas cristianas, no hay por dónde reconocerlo confrontado con el Evangelio y el vivir de los cristianos del comienzo… Leer más

Francisco: «Nuestro sistema económico mundial ya no se aguanta»

Entrevista del papa Francisco a La Vanguardia

Redacción de Atrio, 13-Junio-2014

Está probado que con la comida que sobra podríamos alimentar a la gente que tiene hambre. Cuando usted ve fotografías de chicos desnutridos en diversas partes del mundo se agarra la cabeza, no se entiende. Creo que estamos en un sistema mundial económico que no es bueno. En el centro de todo sistema económico debe estar el hombre, el hombre y la mujer, y todo lo demás debe estar al servicio de este hombre. Pero nosotros hemos puesto al dinero en el centro, al dios dinero. Hemos caído en un pecado de idolatría, la idolatría del dinero.

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JAINKOAGAN KONFIANTZA – CONFIAR EN DIOS. José A Pagola

JAINKOAGAN KONFIANTZA

José Antonio Pagola. Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Juan 3, 16-18

Hirutasunaren misterioa giza kontzeptuz adierazteko, mendez mende teologoek egin duten ahaleginak apenas die laguntzen gaur egun kristauei, dela Jainko Aitagan beren konfiantza biziberritzeko, dela Jesusekiko, gizon egindako Jainkoaren Semearekiko atxikimendua birsendotzeko, dela fede biziz onartzeko Jainkoaren Espirituaren presentzia gugan.

Horregatik, gauza ona izan daiteke ahalegintxo bat egitea, Jainkoaren misteriora hurbiltzeko, hitz xumez eta bihotz apalez, hurbiletik begiratuz Jesusen mezuari, keinuei eta bizitza osoari: gizon egin den Jainkoaren Semearen misterioari, alegia.

Aitaren misterioa maitasun da, bihotz-bihotzetiko maitasun eta etenik gabeko barkazio. Inor ez du baztertzen maitasun horrek, inori ukatzen ez barkazioa. Aitak maite gaitu eta bere seme-alaba guztion bila dabil, berak bakarrik dakizkien bideetan barna. Txera mugagabez eta erruki sakonez begiratzen dio gizaki orori. Horregatik, hitz batez dei egiten dio Jesusek beti: «Aita».

Geure lehen jarrera, Aita horren aurrean, konfiantza izan behar dugu. Errealitatearen azken misterioak, fededunok «Jainkoa» deitzen dugun horrek alegia, ez liguke eragin behar sekula ez beldurrik, ez larritasunik: Jainkoak ezin du egin maitatu besterik. Ondotxo daki hark gure fedea txikia dela eta dudakorra. Ez dugu zertan triste bizi, geure bizitzagatik, ia beti eskasa; ezta zertan adorea galdu ere, konturatu garelarik, urtetan bizi izan garela Aita horrengandik urrun. Utz dezagun geure burua haren eskuetan, xume-xume. Aski du hark gure fede txiki hori.

Jesusek berak ere konfiantza izatera gonbidatzen gaitu. Hona zein hitzez: «Ez zaitezte bizi bihotza larri. Sinetsi Jainkoagan. Sinetsi nigan ere». Aitaren argazki bizia da Jesus. Aitak dioskuna ari gara entzuten Jesusen hitzetan. Bere keinuez eta bere jardueraz, dena emana bizitza gizakoiago egitera, Jainkoak nola maite gaituen agertzen digu.

Horregatik, Jainko jakin, adiskide eta hurbileko batekin egin genezake topo Jesusengan edozein gorabeheratan. Gure bizitzan bakea ezartzen du Jesusek. Beldurretik konfiantzara pasarazten gaitu, errezelotik fede xumera maitasun huts den bizitzako azken misterioarekiko.

Aita eta haren Semea arnasten dituen Espiritua onartzea, ikusezina eta isila baina erreala den Jainkoaren misterioaren presentzia gure baitan onartzea da. Etengabeko presentzia honen ohartun bihurtzen garenean, Jainkoaganako beste konfiantza bat hasten da ernetzen gure baitan.

Gure bizitza hauskorra da, kontraesanez eta ziurgabetasunez betea: fededun eta fedegabe, guztiok bizi gara misterioak inguraturik. Alabaina, Espirituak gu baitan duen presentzia, misteriotsua bera ere, ahula izan arren, aski da Maitasun huts den bizitzako azken Misterioan dugun gure konfiantza sostengatzeko.

 

Santísima Trinidad    Juan 3, 16-18

CONFIAR EN DIOS
José Antonio
PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com

ECLESALIA, 11/06/14.- El esfuerzo realizado por los teólogos a lo largo de los siglos para exponer con conceptos humanos el misterio de la Trinidad apenas ayuda hoy a los cristianos a reavivar su confianza en Dios Padre, a reafirmar su adhesión a Jesús, el Hijo encarnado de Dios, y a acoger con fe viva la presencia del Espíritu de Dios en nosotros.

Por eso puede ser bueno hacer un esfuerzo por acercarnos al misterio de Dios con palabras sencillas y corazón humilde siguiendo de cerca el mensaje, los gestos y la vida entera de Jesús: misterio del Hijo de Dios encarnado.

El misterio del Padre es amor entrañable y perdón continuo. Nadie está excluido de su amor, a nadie le niega su perdón. El Padre nos ama y nos busca a cada uno de sus hijos e hijas por caminos que sólo él conoce. Mira a todo ser humano con ternura infinita y profunda compasión. Por eso, Jesús lo invoca siempre con una palabra: “Padre”.

Nuestra primera actitud ante ese Padre ha de ser la confianza. El misterio último de la realidad, que los creyentes llamamos “Dios”, no nos ha de causar nunca miedo o angustia: Dios solo puede amarnos. Él entiende nuestra fe pequeña y vacilante. No hemos de sentirnos tristes por nuestra vida, casi siempre tan mediocre, ni desalentarnos al descubrir que hemos vivido durante años alejados de ese Padre. Podemos abandonarnos a él con sencillez. Nuestra poca fe basta.

También Jesús nos invita a la confianza. Éstas son sus palabras: “No viváis con el corazón turbado. Creéis en Dios. Creed también en mí”. Jesús es el vivo retrato del Padre. En sus palabras estamos escuchando lo que nos dice el Padre. En sus gestos y su modo de actuar, entregado totalmente a hacer la vida más humana, se nos descubre cómo nos quiere Dios.

Por eso, en Jesús podemos encontrarnos en cualquier situación con un Dios concreto, amigo y cercano. Él pone paz en nuestra vida. Nos hace pasar del miedo a la confianza, del recelo a la fe sencilla en el misterio último de la vida que es solo Amor.

Acoger el Espíritu que alienta al Padre y a su Hijo Jesús es acoger dentro de nosotros la presencia invisible, callada, pero real del misterio de Dios. Cuando nos hacemos conscientes de esta presencia continua, comienza a despertarse en nosotros una confianza nueva en Dios.

Nuestra vida es frágil, llena de contradicciones e incertidumbre: creyentes y no creyentes vivimos rodeados de misterio. Pero la presencia, también misteriosa, del Espíritu en nosotros, aunque débil, es suficiente para sostener nuestra confianza en el Misterio último de la vida que es solo Amor.

(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

 

 

SOMOS EL HIJO ÚNICO DE DIOS – FIESTA DE LA TRINIDAD. Eduardo Martínez Lozano

Evangelio de Juan 3, 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:

— Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que cree en él no será condenado; el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

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SOMOS EL HIJO ÚNICO DE DIOS

Es característico del lenguaje religioso que únicamente tenga sentido para quienes comparten esa religión. Porque se trata de un “idioma particular”, que utiliza las claves propias del mismo.

Por eso, cuando se toma en su literalidad, solo será captado por aquellas personas que comparten ese mismo credo y, además, se hallan situadas en el mismo nivel de consciencia en que el texto fue escrito.

Eso es lo que puede ocurrirnos en la lectura de este texto. Da por supuesta la existencia de Dios como un ser separado, y quiere mostrarlo como amor hacia la humanidad. Y la “prueba” de ese amor es que entrega a su propio Hijo.

Mientras lo lee una persona cristiana que se halla en un nivel de consciencia mítico y en una perspectiva dual (mental, teísta), el texto no ofrece dificultad, porque está escrito precisamente en esas mismas claves.

Para un cristiano que se encuentra en ese estadio, se trata sencillamente de la adhesión mental a una creencia: Dios ha enviado a su Hijo para salvarnos, y eso constituye la mayor prueba de su amor por nosotros.

Sin embargo, en cuanto se modifica la perspectiva del lector –porque ha superado el estadio mítico o empieza a moverse en una perspectiva no dual-, las dificultades surgen inmediatamente. Porque se han modificado las “claves” de lectura y, con ellas, las imágenes empleadas.

Si, por otro lado, se acerca al texto una persona no religiosa, no podrá entrar en sintonía con él, ya que su propio “idioma particular” constituirá un obstáculo prácticamente insalvable.

Con todo ello, parece que será necesario un doble cuidado en su “traducción”: por un lado, habrá que utilizar un lenguaje “universal” en el que todos puedan reconocerse; por otro, habrá que trascender la literalidad y desentrañar el contenido que se percibe desde la perspectiva no-dual.

Si el término “Dios” hace referencia al Misterio de lo que es, su “Hijo” es, sencillamente, todo lo que percibimos. La tradición cristiana lo ha personalizado en Jesús de Nazareth. Pero, desde la no-dualidad, Jesús es sencillamente expresión de lo que somos todos.

Hablar de un Dios personal que “entrega” a su Hijo para salvarnos, y que eso se presente como prueba de amor hacia nosotros, se parece demasiado a una proyección de nuestros modos humanos de hacer. Sin embargo, la intuición es acertada: el Misterio de lo que es se nos está “entregando” permanentemente en el despliegue de todo lo que se manifiesta. Por eso, en cualquier persona, en cualquier objeto, en toda circunstancia, podemos apreciar su “rostro”. Y, más allá de las “peripecias” existenciales que nuestra mente toma por “reales”, ese Misterio es amor desbordante.

Porque el amor no tiene que ver con lo emocional ni, mucho menos, con los apegos característicos del yo apropiador.

Amor es la consciencia clara de no-separación de nada. Por eso, es la primera constatación: no existe nada separado de nada; todo se halla admirablemente interrelacionado, es decir, todo es amor. Más allá de lo que ocurra, más allá de cómo se sientan los yoes, todo constituye una única red, de la que nunca podremos separarnos.

Quizás sea este hecho el que ha llevado a las religiones a proclamar que el “primer mandamiento” había de ser el de “amar a Dios sobre todas las cosas”. Con el cambio de perspectiva, lo que pudo parecernos una exigencia de un Dios celoso lo percibimos como una declaración de sabiduría: amar a Dios sobre todas las cosas significa reconocer la unidad de todo y vivir en coherencia con ello.

Quien percibe esto ya está “salvado”. Quien no lo percibe –añade el texto- “ya está condenado”. Pero no porque no tenga una adhesión mental a la persona de Jesús –como entendía la lectura mítica, que condenaba a quienes no profesaran, mentalmente, la “fe verdadera”-, sino porque permanece en la confusión de creer que somos como islotes separados, y que el pequeño yo o ego constituye nuestra identidad última.

Creer en el “Hijo único de Dios” es abrir nuestro corazón y nuestra mirada a reconocer que todo es Uno: todos –todo- somos el Hijo único de Dios, la expresión que toma el Misterio en tantas formas cambiantes.