Comunidades Orreaga y Zizur: El Jesús en quien creemos. Noviembre 2012

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Los valores y las actitudes de nuestra sociedad y cómo nos situamos ante ella los hombres y la mujeres que tienen fe.

La crisis, los cambios acelerados, la cultura de lo efímero y transitorio frente a lo estable y duradero de tiempos pasados, los avances científicos, las nuevas tecnologías, los cambios en el sistema económico, sociopolítico y en la cultura, el pluralismo, la debilidad de creencias, el relativismo moral, la carencia de ideologías, la transformación de normas y culturas… tienen su lado positivo y su negativo, su luz y su sombra, son monedas de dos caras que pueden llevarnos al decaimiento o a la lucha, al desánimo o a la esperanza… las cambios son tan fuertes que se habla de un cambio de era. Esta crisis es un reto. El ritmo que llevábamos no se podía seguir manteniendo. Esperamos pasar la catarsis y salir mejorados de la experiencia. La queja de la Naturaleza era y es un grito desgarrador que se  manifiesta de muy diversas formas.

La crisis financiera fue el comienzo de la crisis económica: los Bancos con deudas creadas por su indecente gestión generaron una espiral imparable de despropósitos… los Bancos ganaban concediendo hipotecas a quienes sabían no podían pagar, pero con ellas no perdían, porque ganaban con la venta posterior de las viviendas desahuciadas. Los préstamos fiables, en un principio no fueron problema, pero sí después por la pérdida incesante de trabajo. Es una indecencia que en la situación actual se premie con millones a los que son responsables en buena parte de esta crisis. Es la codicia la que está en el fondo de lo que está ocurriendo. Pero también tenemos que entonar el mea culpa los que hemos utilizado los servicios de la Banca con cierta superficialidad: dejando nuestro dinero sin pedir cuentas de dónde  lo invertían. Esta situación económica financiera está dando lugar a que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres más pobres; la clase media baje  un escalón y se convierta en pobre, y los pobres en mendigos, y en que la crisis de confianza en las Instituciones y en sus líderes crezca sin parar. Pero no todo es negativo en este panorama, con  iniciativas como la creación de FIARE (banca ética) creemos que se ha dado un paso muy importante en ese caminar hacia un uso más equitativo y más justo del dinero.

El trabajo que tenía una persona en otras épocas era para toda la vida. Eso producía seguridad en la  persona, en la familia y en la sociedad. Ahora  los contratos indefinidos pueden acabar de la noche a la mañana exactamente igual que los temporales y una misma persona puede ejercer distintas profesiones en diferentes momentos de su vida. Esas situaciones originan inestabilidad y desamparo, pero también desarrollan capacidades escondidas como la fortaleza y la resistencia, la solidaridad. Se da la paradoja de que hay personas con sobrecarga de trabajo y mucho estrés, y parados de larga duración que no encuentran trabajo por más que lo busquen. El paro entre la gente joven es alarmante. Las más preparadas se van fuera. Las Empresas, siempre en busca de mayores beneficios, no ganan lo que ganaban y algunas se hunden por la falta de créditos y la morosidad en los pagos. El fenómeno de la deslocalización de fábricas es un hecho que alarma por la pérdida de puestos de trabajo. Con este panorama por delante se ven luces… algunas personas ya las practican como favorecer el comercio justo y el consumo de lo local, la unión en cooperativas para repartir el salario y el trabajo, las manifestaciones ante el desmantelamiento de lo público, la solidaridad con los desahuciados de sus viviendas, etc.

Los derechos de los trabajadores, conquistados tras luchas y esfuerzos, se han perdido. El Estado del Bienestar es atacado y se tambalea (Reforma Laboral, el  déficit, subidas de impuestos, el IVA, las contribuciones y los recortes en sanidad, educación, servicios sociales, cooperación…). Los dirigentes políticos dicen que hacen lo que tienen que hacer aunque no les gusta. Y nos mienten. No nos informan sobre aspectos de la vida que nos conciernen. La brecha entre la clase política y los ciudadanos cada vez aumenta más. El miedo que paraliza crece en la población y los políticos lo saben y lo utilizan. Pero también esta sociedad ofrece hechos que son señales de que algo se está moviendo: movimientos como el 15M y tantas manifestaciones que defienden ese Estado del Bienestar en proceso de destrucción. La solidaridad en la familia existe, es un hecho real.

La sociedad plural en la que vivimos es muy compleja. Nos encontramos con personas abiertas a los cambios y tolerantes,  y personas cerradas e intransigentes que añoran el pasado y se agarran a él en todos los ámbitos. El diálogo tan necesario en estas situaciones se hace muy difícil. En esta sociedad problematizada y con miedo prima el individualismo sobre la solidaridad, el dejar hacer sobre el compromiso, el insulto sobre el desprecio, y la crítica que no se implica en cambiar lo criticado. La debilidad de creencias y el relativismo moral están originando cambios de valores fundamentalmente humanos. Parece que ahora todo vale. Se valora a la que ataca, a la fuerte, al que tiene dinero y poder, al que hace el mal. La bondad es de débiles. El perdón de tontas. Frente a esta pérdida de valores sí que descubrimos lugares, grupos y personas empeñadas en conservar y vivir todo aquello que ayude a crear una sociedad más justa, más equitativa, en definitiva, más fraterna.

Los avances en los medios de comunicación sirven, en muchas ocasiones, para propagar el consumismo olvidando la solidaridad. Callan lo que deberían comunicar. Por la televisión no sabemos que el fraude fiscal existe, y quiénes son los que tienen cuentas en Suiza. Tampoco sabemos lo que al gobierno no le interesa que sepamos. Otra vez tenemos una TV del partido que gobierna. Pero también hay programas que ayudan a despertar el espíritu crítico, “Salvados” es un ejemplo… y programas que dentro de la misma TV denuncian las manipulaciones de la misma. Hay personas con mucha necesidad de contrarrestar informaciones tan sesgadas. De ahí el éxito del Foro Gogoa con el salón repleto en tantas conferencias y durante muchos años. De ahí también la publicación de tantos artículos de opinión  y tantos libros que abren los ojos a los que quieren ver.

Internet favorece otro tipo de información más horizontal y crítica que hay que contrastar, pero que los políticos temen y que los ciudadanos, de momento, pueden utilizar para regenerar la sociedad. Convocatorias de  manifestaciones…

La Justicia no es para todos. Porque no somos iguales ante la ley. Esto lo reconocen abogados, jueces y hasta el Fiscal General. Hay una Justicia para pobres y otra Justicia para ricos. La comisión de justicia del Congreso de los Diputados, con el plante de toda la oposición, aprobó una subida generalizada de las tasas judiciales. Esto es un atraco a la ciudadanía. ¿Quién podrá acudir a la Justicia para solventar conflictos? Quien pueda pagárselos.

La Iglesia institucional se muestra extraña y lejana. Está más preocupada en mantener normas y ritos que en iluminar desde el Evangelio los acontecimientos tan graves que se están produciendo: atropellos sobre todo a las personas más necesitadas, desahucios inhumanos, exclusión de emigrantes en Sanidad, cambios en la ley de la Renta Básica que deja a 3.000 familias sin ingresos… La iglesia tiene con la crisis una situación excepcional para posicionarse a favor del pobre y denunciar las injusticias de los poderosos. Si se arrima al poder y busca ser beneficiada, los pobres no podrán creer en un Dios Amor que no ven por ningún lado. La sociedad cada vez se encuentra más alejada de la Religión y del Dios de tapa-agujeros que  predica. Existe una religión a la carta (comuniones, bodas, el milagro ante la enfermedad) que no da sentido a la vida.

JUZGAR:

Lo que significa para nosotros creer en Jesús.

Para las personas que seguimos a Jesús y nos llamamos cristianos la fe en Jesús supone creer en Él y en el Padre- Madre que nos ha dado a conocer. Un Dios Padre origen de todos los hombres y mujeres de la Tierra, que nos quiere, que nos quiere como somos con nuestras debilidades y flaquezas. Creer en su mensaje (el Evangelio), en su actitud valiente y coherente ante la sociedad de su momento: sacerdotes, fariseos, letrados, autoridades… denunciando normas rígidas y excluyentes, denunciando las actitudes falsas y protagonistas: Mc 12,38 -44 “¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencia en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con pretextos de largos rezos…” Creer en Jesús nos lleva a caminar por sus caminos. Jesús, que fue un hombre de bien, dio de comer al hambriento, atendió a los enfermos, se preocupó del pobre, defendió al desvalido, permaneció abierto al Padre, al Dios de la Vida. Y en definitiva creer en Jesús supone trabajar en la construcción del Reino que El anunció y practicó. La construcción del Reino de Dios  fue su mayor deseo y queremos sea también el nuestro aquí y ahora. Nos dejó orientaciones bien claras para conseguirlo, desde las “Bienaventuranzas” hasta el mandamiento único y fundamental: “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. El amor a Dios y al prójimo son una misma cosa, son inseparables.

ACTUAR:

Desde nuestra realidad muy limitada, la construcción del Reino nos exige vivir con sencillez, sin ostentación y, conscientes de la gravedad y del sufrimiento de amplias capas sociales, procurar en la medida de nuestras posibilidades aliviar el dolor de las personas cercanas buscando con otros grupos de creyentes y no creyentes actuaciones que reclamen más justicia para todas las personas. Sabemos que los problemas no se resuelven solos y que debemos unirnos, para mejorar la situación, con todas aquellas personas que buscan hacer de nuestro mundo un mundo mejor.

Además hemos de procurar informarnos de actuaciones y organizaciones que estén trabajando en la construcción de alternativas nuevas y comprometernos en lo que podamos con ellas: Red de lucha contra la pobreza, cooperación al desarrollo con el Tercer Mundo (Comercio Justo), iniciativas de solidaridad (París 365), Cáritas…

Si nos preguntamos sobre el fundamento de todo nuestro actuar reconocemos en el fondo que, pese a nuestras limitaciones, nuestra mirada de la realidad es una mirada creyente, que vemos, juzgamos y queremos actuar con la vista puesta en el Reinado de Dios. Que los valores, actitudes y hábitos quieren ser, y muchas veces lo son, un caminar hacia la utopía del Reino: la fraternidad universal. Que todo nace desde la convicción, desde la experiencia más o menos profunda de que en el Dios que es amor todo, todos, todas, somos, nos movemos y existimos. Que hay misterio en las personas y que no hay respuestas para tantas preguntas. Que hay misterio en ese Dios al que le podemos poner todos los nombres y al que no le podemos encerrar en ninguno. Que hay misterio en la creación inacabada: el bien y el mal juntos, la cizaña y el trigo, la acción de Dios y nuestra libertad. No entendemos, pero decimos AMÉN. Queremos unirnos a todo gesto pequeño, por insignificante que sea, que vaya en la buena dirección: la creación de un mundo más justo, más humano, más fraterno.