Abendualdiko 1 Igandea – Domingo 1 Adviento, José A. Pagola

– B (Markos 13, 33-37)

Evangelio del 03 / Dic / 2017

por Coordinador – Mario González Jurado

ELIZA ESNA BIZI

Jesus Jerusalemen dago, Oliamendin eseria, Tenplura begira eta lau adiskiderekin bakarrik, solasean: Pedro, Santiago, Joan eta Andres. Kezkaturik nabari ditu, aldien azkena noiz izango den. Berari, berriz, besterik zaio axola: nola biziko diren bere jarraitzaileak bera beren artean ez dutenean izango.

Horregatik, beste behin agertu die bere kezka:«Kontu egizue, bizi esna». Ondoren, ikusle apokaliptikoen hizkuntza ikaratzailea alde batera utzirik, parabola labur bat kontatu die, kristauentzat ia oharkabeko gertatu izan dena.

«Jaun bat bidaiari joan zen, etxea utzirik». Baina alde egin aurretik, «bere morroietako bakoitzari bere egitekoa gomendatu zion». Agur egitean, gauza bat azpimarratu zien: «Egon erne, ez baitakizue etxejabea noiz etorriko den». Etortzean, ez zaitzatela lo aurkitu.

Kontakizunak iradokitzen du ezen Jesusen jarraitzaileek familia bat osatzen dutela. «Jesusen etxe» izango da Eliza, eta «Israelen etxea» ordezkatuko du. Elizan denak dira zerbitzari. Ez da jaunik. Denak biziko dira etxeko Jaun bakarraren zain: Jesu Kristoren zain. Ez dira ahaztuko sekula hartaz.

Jesusen etxean ezin da inor alfer egon. Inork ez du sentitu behar bere burua zokoratua, inolako erantzukizunik gabe. Guztiak dira premiazko. Guztiek dute egitekoren bat, Jesusek emana. Guztiak dira deituak zeregin handira, Jesus bezala bizitzeko, zeina Jainkoaren erreinuari emanik ikusi baitute.

Urteak igaroko dira. Bizirik eutsiko ote diote Jesusen espirituari beraren jarraitzaileek? Premiarik handiena dutenentzat eta ezgaituenak direnentzat hark bizi izan duen zerbitzu-espirituari gogoan eutsiko ote diote? Hark urratu duen bideari jarraituko ote diote? Beraren kezka nagusia Eliza lokartuko ote den izan da. Horregatik, hiruraino errepikatu die: «bizi zaitezte esna». Ez da momentuan entzuten ari diren lau ikasleei egindako gomendioa, baizik eta aldi guztietako fededunei emandako agindua: «Zuei esaten dizuedana, jende guztiari diot esaten: egon esna».

Eliza bertan behera utzi ez duten kristauen ezaugarririk orokorrena pasibotasuna da segur aski. Mendetan hezi ditugu fededunak menpeko eta esaneko izaten. Jesusen etxean gutxi batzuek soilik sentitzen dute gaur egun eliz erantzukizunen bat dutela.

Iritsia da erreakzionatzeko unea. Ezin jarraitu dugu «agintzen dutenen» eta «obeditzen dutenen» arteko aldea oraino handiago egiten. Hoztasuna, elkar zokoratzea edo pasibotasuna sustatzea bekatua da. Guztiok esna ikusi nahi gintuen Jesusek, guziok eginkor, argi eta erantzukizunez auzolanean.

José Antonio Pagola

Itzultzailea: Dionisio Amundarain

 

Domingo 1 Adviento – B (Marcos 13,33-37)

Evangelio del 03 / Dic / 2017

por Coordinador – Mario González Jurado

UNA IGLESIA DESPIERTA

Jesús está en Jerusalén, sentado en el monte de los Olivos, mirando hacia el Templo y conversando confidencialmente con cuatro discípulos: Pedro, Santiago, Juan y Andrés. Los ve preocupados por saber cuándo llegará el final de los tiempos. A él, por el contrario, le preocupa cómo vivirán sus seguidores cuando ya no lo tengan entre ellos.

Por eso, una vez más, les descubre su inquietud: «Mirad, vivid despiertos». Después, dejando de lado el lenguaje terrorífico de los visionarios apocalípticos, les cuenta una pequeña parábola que ha pasado casi inadvertida entre los cristianos.

«Un señor se fue de viaje y dejó su casa». Pero, antes de ausentarse, «confió a cada uno de sus criados su tarea». Al despedirse solo les insistió en una cosa: «Vigilad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa». Que, cuando venga, no os encuentre dormidos.

El relato sugiere que los seguidores de Jesús formarán una familia. La Iglesia será «la casa de Jesús» que sustituirá a «la casa de Israel». En ella, todos son servidores. No hay señores. Todos vivirán esperando al único Señor de la casa: Jesús, el Cristo. No lo han de olvidar jamás.

En la casa de Jesús nadie ha de permanecer pasivo. Nadie se ha de sentir excluido, sin responsabilidad alguna. Todos somos necesarios. Todos tenemos alguna misión confiada por él. Todos estamos llamados a contribuir a la gran tarea de vivir como Jesús. Él vivió siempre dedicado a servir al reino de Dios.

Los años irán pasando. ¿Se mantendrá vivo el espíritu de Jesús entre los suyos? ¿Seguirán recordando su estilo servicial a los más necesitados y desvalidos? ¿Le seguirán por el camino abierto por él? Su gran preocupación es que su Iglesia se duerma. Por eso les insiste hasta tres veces: «Vivid despiertos». No es una recomendación a los cuatro discípulos que le están escuchando, sino un mandato a los creyentes de todos los tiempos: «Lo que os digo a vosotros os lo digo a todos: velad».

El rasgo más generalizado de los cristianos que no han abandonado la Iglesia es seguramente la pasividad. Durante siglos hemos educado a los fieles para la sumisión y la obediencia. En la casa de Jesús, solo una minoría se siente hoy con alguna responsabilidad eclesial.

Ha llegado el momento de reaccionar. No podemos seguir aumentando aún más la distancia entre «los que mandan» y «los que obedecen». Es pecado promover el desafecto, la mutua exclusión o la pasividad. Jesús nos quería ver a todos despiertos, activos, colaborando con lucidez y responsabilidad en su proyecto del reino de Dios.

José Antonio Pagola

 

 

 

Domingo 1 de Adviento, 3 de diciembre de 2017 – Koinonia

Is 63,16b-17.19b; 64,2b-7: ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!
Salmo 79:
Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve
1Cor 1,3-9:
Aguardamos la manifestación de Jesucristo
Mc 13,33-37:
Velen, no saben cuándo vendrá el Dueño

Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa

En aquel tiempo, dijo Jesús sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y dejó su casa, y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: ¡Velad!»

COMENTARIO A LOS TEXTOS BÍBLICOS:

La comunidad judía que retorna del exilio enfrenta un gran desafío: reconstruir los fundamentos de la nación, la ciudad y el Templo. No era una tarea fácil. La mayoría de los exiliados ya se habían organizado en Babilonia y en otras regiones del imperio caldeo. La mayor parte de los que habían llegado desde Judea cincuenta años antes ya habían muerto y los descendientes no sentían gran nostalgia por la tierra de sus padres. Los profetas los habían invitado continuamente a reconocer los errores que habían conducido a la ruina, pero la mayor parte de los exiliados ignoraban a los mediadores de Yahvé.

Algunos tomaron entre sus manos el proyecto de reconstruir la identidad, las instituciones y la vida de la nación. Sin embargo, no contaron inicialmente con mucho apoyo, Parecía una idea loca e innecesaria: para qué volver a Jerusalén si ya no había remedio… Lo mismo nos ocurre a veces a nosotros, vivimos de la nostalgia del pasado pero no nos comprometemos a transformar la realidad del presente. Añoramos otros tiempos en que se vivía mejor, pero no rescatamos los valores que hacen posible una convivencia humana justa y equitativa.

Jesús hace a sus discípulos una recomendación que hoy nos sorprende: mantenerse despiertos. ¡Todo lo contrario de lo que nosotros haríamos! Pero él tiene sus razones. Si cada día estamos embargados por las preocupaciones más superfluas, lo más seguro es que se nos pase la hora apropiada para realizar la misión que Jesús nos encomienda. Jesús, en el evangelio, nos enseña a estar en guardia contra los que creen que las enseñanzas cristianas son algo superfluo. El evangelio debe ser proclamado donde sea necesario, deber ser colocado donde se vea, debe ponerse al alcance de todos. Nuestra misión es hacer del evangelio una lámpara que ilumine el camino de la vida y nos mantenga en actitud vigilante.

La interpretación que se daba a estos textos del evangelio que apuntan hacia el futuro o hacia la escatología estuvo casi siempre revestida de un tinte apocalíptico y de temor: el Señor había establecido un plazo, que se podría cumplir en cualquier momento, imprevisiblemente, por lo cual necesitábamos estar preparados para un juicio sorpresivo y castigador que el Señor podría abrir en cualquier momento contra nosotros. «Que la muerte nos sorprenda confesados». Este miedo funcionó durante mucho tiempo, durante tantos siglos como duró una imagen mítica de Dios, excesivamente calcada de la imagen del emperador soberano o del señor feudal que dispone despóticamente sobre sus súbditos. El miedo a la condenación eterna, tan impregnado en la sociedad cristiana medieval y barroca, hizo que la «huelga de confesonarios» pudo ser en determinados momentos un arma esgrimida por el clero contra las clases altas, por ejemplo por parte de los misioneros defensores del pueblo contra los conquistadores españoles dueños de esclavos (recuérdese el film La misión, o la historia del profeta dominico Antonio Montesinos). Causa sonrisas pensar en la eficacia que una tal «huelga de confesionarios» pudiera tener hoy día. Y es que la estrella de la «vida eterna», el dilema de la salvación/condenación eternas, brillaba con su potencia indiscutible en el firmamento de la cosmovisión del hombre y la mujer premodernos… Pero son ya tiempos idos. Sería un error enfocar el comentario a evangelios como el que hoy leemos en esa misma perspectiva, pensando que nuestros contemporáneos son todavía premodernos…

El estado de alerta, la mirada atenta al futuro que evita el adocenamiento o la rutina… sí que es una categoría y una dimensión del hombre y de la mujer modernos. Si lo interpretamos como «esperanza», la pertinencia del mensaje aún es más vigente.

¿Qué puede significar «Adviento» para la sociedad actual? Como nombre de un tiempo litúrgico significa no significa mucho, y no habría que lamentarse mucho ni gastar pólvora inútilmente, pues cualquier día –tal vez más pronto que tarde– la Iglesia cambiará el esquema de los ciclos de la liturgia, que clama a gritos por una renovación. Lo que importa no es el tiempo litúrgico, sino el Adviento mismo, el «Advenimiento» –que eso significa la palabra–, el «noch nicht Sein» como diría Ernst Bloch, aquello cuya forma de ser consiste en «no ser todavía pero tratando de llegar a ser»… Ateo como era, Bloch construyó todo su poderoso edificio filosófico sobre la base de la utopía y la esperanza, y presentó en bellas páginas inolvidables la grandeza heroica del santo y del mártir ateo, capaz de dar la vida en aras de su esperanza… Ebeling, en la misma línea decía: «lo más real de lo real, no es la realidad misma, sino sus posibilidades»… Lo real más real no es lo real sin más, sino las posibilidades de ser que lo que hoy es lleva consigo.

Después de los años 90 del siglo pasado, estamos en un tiempo en el que se dice que se ha dado un «desfallecimiento utópico». Con el triunfo del neoliberalismo y la derrota de las utopías (no «de las ideologías», alguna de las cuales siguen muy vivas), la cultura moderna –o mejor posmoderna- castiga al pensamiento esperanzado y utopista. El ser humano moderno-posmoderno está escarmentado. Ya no cree en «grandes relatos». Se nos ha impuesto una cultura anti-utópica, antimesiánica, a-escatológica, ¿sin esperanza?, a pesar de la brillantez de que hacen gala los productos de la industria mundial del entretenimiento; detrás del atractivo seductor de ese entretenimiento, la imagen de ser humano que queda está ayuna de toda esperanza que trascienda siquiera mínimamente el «carpe diem», el «disfruta la vida». ¿Qué advenimiento («adviento») espera el hombre y la mujer contemporáneos? ¿Cómo vivir el adviento en una sociedad que no espera ningún «advenimiento»? Desde luego, no reduciendo el adviento a un «tiempo litúrgico», o a un tiempo pre-navidad… ¿Cómo pues?

El Advenimiento que esperamos los cristianos no es la Navidad… Ni tampoco es «el cielo»… ¡Es el Reino! «No es otro mundo… es este mismo mundo… ¡pero totalmente otro»! Se puede ser cristiano sin celebrar el adviento, ¡pero no sin preparar el Advenimiento! Ser cristiano es hacer propia en el corazón la nostalgia de Aquel que decía: «fuego he venido a traer a la tierra, y ¡cómo deseo que arda…!». Los cristianos no podemos inculturarnos del todo en esta cultura anti-utópica y sin «grandes relatos», porque somos hijos de la gran Utopía de la Causa de Jesús, y tenemos el «gran relato» del Proyecto de Dios… Podríamos no celebrar el adviento, pero no podemos dejar de darnos la mano con los santos y mártires ateos y con todos los hombres y mujeres de la tierra, de cualquier religión del planeta, para trabajar denodadamente por el Advenimiento del Nuevo Mundo.

Cada vez se perfila mejor: crear un Mundo Nuevo, fraterno-sororal y solidario, sin imperios ni instituciones transnacionales o mundiales explotadoras de los pobres, lo que Jesús llamó malkuta Yahvéen su boca aramea, Reino de Dios, pero dicho con palabras y hechos de este ya tercer milenio, ése es el Advenimiento que esperamos, el sueño que nos quita el sueño, lo que nos hace estar en «alerta».

El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 105 de la serie «Un tal Jesús», de los hermanos LÓPEZ VIGIL, titulado «Un cielo nuevo y una tierra nueva». El audio, el guión y un comentario teológico–bíblico ad hoc pueden ser tomados de aquí: https://radialistas.net/article/1o5-un-cielo-nuevo-y-una-nueva-tierra/

 

Francisco pone a Colombia frente al espejo

El papa Francisco regresó este domingo a Roma tras cinco días en Colombia. Durante la visita, que había generado enormes expectativas, habló de los retos de una sociedad polarizada y de una clase dirigente profundamente dividida por el proceso de paz con la antigua guerrilla de las FARC. Leer mas…

El Papa samaritano ante el Cristo mutilado de Boyacá

«Siempre con las víctimas». Es la consigna del Papa Francisco, para él y para su Iglesia, en cualquier situación o lugar. Siempre con todas las víctimas, ya sean las de la lacra de la pederastia clerical, las de las guerras, las del hambre, las del maltrato de género, las de cualquier tipo de violencia o las de la exclusión, la marginación, la pobreza y la inequidad. Leer mas…

 

MENSAJE DEL 37 CONGRESO DE TEOLOGÍA

Mujeres y Religión: De la discriminación a la igualdad de género

1. Del 7 al 10 de septiembre de 2017 hemos celebrado el 37 Congreso de Teología sobre “Mujeres y Religión: De la discriminación a la Igualdad de Género” en un clima de debate sereno, diálogo sincero y encuentro fraterno-sororal. Comenzamos guardando un minuto de silencio como expresión de condena por los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils y de solidaridad con las familias, y otro por los asesinatos de mujeres producidos en España y en todo el mundo. Nos unimos con un nuevo minuto de silencio al dolor de los pueblos afectados por varios huracanes y terremotos que han causado decenas de muertos en Estados Unidos, México y El Caribe. Leer más

ESPIRITUALIDAD Y NO-DUALIDAD (Y IV)

Enrique Martínez Lozano

Dos anotaciones finales y una bibliografía básica

1.- La no-dualidad –si bien es más característica de tradiciones orientales como el taoísmo o el vedanta advaita- recorre la sabiduría de todas las grandes religiones, incluido lógicamente el cristianismo en su vertiente mística. Pero no solo eso. Me resulta profundamente significativo el hecho de que la no-dualidad aparezca, de modo tan inesperado como sorpresivo, en dos ámbitos concretos: por un lado, quienes han vivido una experiencia cercana a la muerte (ECM), al relatarla, se ven impelidos a hablar en esa clave, anteriormente desconocida para ellos; por otro, la física cuántica, al constatar la inextricable interrelación de todo, se ve igualmente llevada a una formulación no-dual de lo real: existe una única Realidad –llámese “campo cuántico” o de cualquier otro modo- que se “despliega” en formas variadas e ilimitadas, por lo que existen diferencias innegables, pero no separación. Leer más

COMPRENDER Y HABLAR DE DIOS DESDE EL BUDISMO (II)

Leandro Sequeiros

Tendencias 21 de las Religiones

Tres capítulos dedica Knitter al problema de Dios. Repasemos sus ideas más sobresalientes. Parte de su situación: “Hace mucho tiempo, en 1975, di mi primer curso de posgrado en teología (en la Unión Católica Teológica en Chicago), titulado “El problema de Dios”. Para mí, como para muchos, este problema sigue vigente. En mi intento de sortear e identificar las diferentes facetas de mi problema con Dios –o las razones por las que a menudo me incomodo cuando escucho o leo cómo nosotros mismos, los cristianos, hablamos de Dios– encuentro tres desconcertantes imágenes: el Dios Otro trascendente, el Dios Otro personal y el Dios Otro desconocido” (pág. 26-27).  Leer más