Papable fiable, con experiencia , decidido, de los que no le tiemblan el pulso, «limpio» y con agallas para terminar la limpieza que no pudo o no le dejaron hacer a Benedicto XVI : el IOR, banco vaticano, y la Curia. Joven, con buena salud y reformador. Hasta ahora, ésas parecían ser las premisas ineludibles para comenzar a buscar al nuevo Papa. Pero al final la primera condición parece haber perdido importancia y gana puntos la tríada de reformador, mayor y con no demasiados achaques. Se busca un nuevo Roncalli, papel que puede encarnar el nuevo Papa, Francisco I, el argentino Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, que se parece en muchas cosas al Papa Bueno menos en su aspecto.