*ORAR CON EL EVANGELIO.(Lc.16,1-13)

•DOMINGO XXV.T.O.C SEPTIEMBRE 22.
* “NO SE PUEDE SERVIR A DIOS Y AL DINERO”
* Ya en domingos anteriores Jesús nos había dicho:
“Que donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.
* La parábola del administrador infiel, produce sorpresa. A primera vista, Jesús parece que alaba el comportamiento del mal administrador. No es así, Tenemos que entender las parábolas no como tratados de teología, son ejemplos que, de forma breve y sencilla, pretenden transmitir una enseñanza, valedera para la vida cotidiana, como expresión de la buena noticia del Reino.
Unos creen que la dicha esta en el dinero y en las comodidades materiales. Los que siguen a Jesús han de apostar sin ninguna duda por los valores del Reino. Desde la parábola del Evangelio de hoy Jesús nos indica un camino para que el dinero tenga su justificación en el mundo: hacer que llegue a tod@s proporcionándoles la posibilidad de vivir como personas.
* Jesús no condena el dinero y la riqueza en si mismas, sino su mal uso. El dinero y los bienes que con él se adquieren tienen sentido solamente en la medida en que están al servicio de las personas, la familia, y de la sociedad, que es lo que Dios quiere, que tod@s vivan dignamente. El cristiano no puede permanecer impasible ante la realidad social de injusticia y falta de honradez que tantas veces nos rodea.
Podemos sacar como tres principios o lecciones a poner en práctica:
1º El discípulo de Jesús tienen como bien supremo de su vida a Dios, nunca a las riquezas.
2º Quien posee riquezas está obligado a hacer buen uso de ellas.
3º Se usa bien de las riquezas, cuando se pone al servicio de l@s necesitad@s, ayudando al prójimo con ellas de modo eficaz.
Los cimientos de la vida están hechos de solidaridad y de generosidad y más, en estos tiempos actuales que estamos viviendo, sobre todo algun@s en grave necesidad.
La generosidad y la gratuidad prueban la verdadera fe. Una comunidad creyente que no ha aprendido el camino de la generosidad desdibuja el rostro del Jesús del Evangelio
ORACIÓN
* Jesús de Nazaret: Hoy, tu Buena noticia se dirige a la actividad económica. Nadie puede desentenderse. El trabajo, el consumo de bienes, el ahorro, la inversión, los impuestos… En todo esto ponemos gran fuerza.
Hoy Jesús alaba la habilidad de un administrador infiel, lo hace en el sentido de decirnos:
“Los hijos de este mundo (los tramposos) son más astutos que los hijos de la luz”
Los hijos de la luz, nosotros como cristianos, debemos tener una meta más alta, construir un Reino, un mundo más fraternal. Lo importante es “el amor a ti y al prójimo”.
* “NO SE PUEDE SERVIR A DIOS Y AL DINERO”.
Por eso te pedimos que nos ayudes a orientar bien nuestra vida hacía el servicio a los hermanos, como medio de servirte a Ti y de enriquecernos nosotros como personas.
• Que tu Evangelio, Jesús de Nazaret nos despierte, y nos haga sentir hambre y sed de fraternidad y justicia y nos ayuden a abrir nuevos caminos para vivir como hijos de la luz. AMÉN
• SEGUIMOS ORANDO
*Sabemos que hay una forma de romper la injusticia y el egoísmo, la generosidad.
así nos dice K. Gibran en parte de su poema:
Das poco cuando donas tu riqueza;
pero lo das todo cuando te donas tú mism@.
Algunos dan alegría, y la alegría es su recompensa.
en sus manos Dios habla y en sus ojos sonríe a la tierra.
Bueno es dar cuando nos piden; pero es mejor entender cuando no nos piden nada.
y saber descubrir la necesidad.
La persona generosa goza más buscando al pobre que regalando cosas.
Todo esto y más, es un camino a recorrer, los que nos llamamos cristianos, seguidores de Jesús. Que así lo vivamos. AMÉN
ZURIÑE

25. IGANDEA URTEAN ZEHAR, «EZ DA SOILIK KRISI EKONOMIKOA-NO SÓLO CRISIS ECONÓMICA»

José Antonio Pagola.
Itzultzailea: Dionisio Amundarain

ECLESALIA, 18/09/13.- «Ezin izan zarete Jainkoaren eta Diruaren zerbitzari». Jesusen hitz hauek ezin ahaztu ditugu momentu hauetan haren jarraitzaile sentitzen garenok; izan ere, Jesusek Gizadiari egin dion oharpenik larriena da. Dirua, idolo absolutu bihurtua, da etsai handia Jainkoak nahi duen mundu zuzenago eta anai-arreba artekoago bat eraiki ahal izateko.

Tamalez, Aberastasuna, gure mundu globalizatu honetan, egundoko boterea duen idolo bilakatu da; irauteko, gero eta biktima gehiago eskatzen ditu, gero eta pobreago bihurtzen du giza historia. Momentu hauetan krisialdi batek harrapaturik gaude; hein handian, metatzeko antsiak eragindako krisialdiak, alegia.

Esateko, dena da antolatzen, mugitzen eta dinamizatzen logika honen arabera: produktibitate, kontsumo, ongizate, energia, gainerakoen gainean botere… handiagoa. Inperialista da logika hau. Gelditzen ez badugu, arriskuan jar litzake gizakia eta Planetan bera.

Agian, lehenengo gauza jabetzea da zer gertatzen ari den. Ez da soilik krisi ekonomikoa. Gizarte eta giza krisia da. Momentu honetan aski datu ditugu geure inguruan eta munduaren horizontean, zein giza dramatan murgildurik bizi garen sumatzeko.

Gero eta garbiago da ezen sistema hau, milioika pertsona goseak eta miserian utziz, aberatsen gutxiengo bat gero eta gehiago metatzera daraman hau, jasanezineko zorakeria dela. Alferrik da beste aldera begira jartzea.

Jadanik, gizarte aurrerakoienak berak ere ez dira gai milioika hiritarri lan duin bat eskaintzeko. Zer-nolako aurrerapena da hau, guztiok ongizatera bultzatzen gaituelarik, hainbat eta hainbat familia duintasunez bizitzeko baliabiderik gabe uzten duen hau?

Krisialdi hau lur joarazten ari da sistema demokratikoa. Diruaren eskakizunek hertsaturik, gobernu-agintariek ezin jaramon egin diete beren herritarren egiazko premiei. Zer da, beraz, politika, jada guztien onaren zerbitzura ez badago?

Eremu desberdinetako gastu sozialen gutxitzeak eta zerbitzu publikoen, adibidez osasungintzaren, pribatizazio interesatu eta duingabeak babesgabeenei erasotzen jarraituko dute; horrek, jakina, gero eta zokoratze, ez-parekotasun lotsagabe eta haustura sozial handiagoak eragingo ditu.

Jesusen jarraitzaileok ezin bizi gara erlijioan hesiturik, giza drama honetatik aparte. Kristau-elkarteak, une honetan, ingurumen egoki izan daitezke kontzientziazioa, bereizketa eta konpromisoa eragiteko. Elkar lagundu beharra dugu azti eta erantzukizunez bizitzen. Krisialdiak gizakoiago eta kristauago bihur gaitzake.

25 Tiempo ordinario (C) Lucas 16, 1-13
NO SOLO CRISIS ECONÓMICA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com

ECLESALIA, 18/09/13.- “No podéis servir a Dios y al Dinero”. Estas palabras de Jesús no pueden ser olvidadas en estos momentos por quienes nos sentimos sus seguidores, pues encierran la advertencia más grave que ha dejado Jesús a la Humanidad. El Dinero, convertido en ídolo absoluto, es el gran enemigo para construir ese mundo más justo y fraterno, querido por Dios.

Desgraciadamente, la Riqueza se ha convertido en nuestro mundo globalizado en un ídolo de inmenso poder que, para subsistir, exige cada vez más víctimas y deshumaniza y empobrece cada vez más la historia humana. En estos momentos nos encontramos atrapados por una crisis generada en gran parte por el ansia de acumular.

Prácticamente, todo se organiza, se mueve y dinamiza desde esa lógica: buscar más productividad, más consumo, más bienestar, más energía, más poder sobre los demás… Esta lógica es imperialista. Si no la detenemos, puede poner en peligro al ser humano y al mismo Planeta.

Tal vez, lo primero es tomar conciencia de lo que está pasando. Esta no es solo una crisis económica. Es una crisis social y humana. En estos momentos tenemos ya datos suficientes en nuestro entorno y en el horizonte del mundo para percibir el drama humano en el que vivimos inmersos.

Cada vez es más patente ver que un sistema que conduce a una minoría de ricos a acumular cada vez más poder, abandonando en el hambre y la miseria a millones de seres humanos, es una insensatez insoportable. Inútil mirar a otra parte.

Ya ni las sociedades más progresistas son capaces de asegurar un trabajo digno a millones de ciudadanos. ¿Qué progreso es este que, lanzándonos a todos hacia el bienestar, deja a tantas familias sin recursos para vivir con dignidad?

La crisis está arruinando el sistema democrático. Presionados por las exigencias del Dinero, los gobernantes no pueden atender a las verdaderas necesidades de sus pueblos. ¿Qué es la política si ya no está al servicio del bien común?

La disminución de los gastos sociales en los diversos campos y la privatización interesada e indigna de servicios públicos como la sanidad seguirán golpeando a los más indefensos generando cada vez más exclusión, desigualdad vergonzosa y fractura social.

Los seguidores de Jesús no podemos vivir encerrados en una religión aislada de este drama humano. Las comunidades cristianas pueden ser en estos momentos un espacio de concienciación, discernimiento y compromiso. Nos hemos de ayudar a vivir con lucidez y responsabilidad. La crisis nos puede hacer más humanos y más cristianos. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

 

25º DOMINGO T.O., «¿QUIÉN MANDA MÁS EN MÍ?», Lc. 16, 1-13

Escrito por  José Enrique Galarreta

FE ADULTA

Lc 16, 1-13

Tiene claramente dos partes: la parábola en sí misma, y las consideraciones finales, claramente parenéticas, es decir, conclusiones sacadas en la predicación y más o menos bien conectadas con la misma parábola y con las enseñanzas de Jesús.

En la lectura litúrgica está permitido hacer solamente las consideraciones finales. Sin embargo, esta parábola suele plantear dificultades y suscitar extrañeza en los fieles, por lo que sería conveniente no omitirla. (Más bien podrían omitirse las consideraciones finales)

La parábola del administrador infiel nos viene muy bien para entender el género parabólico.

En primer lugar, parece tomada de la vida misma. Es muy probable que muchas, si no casi todas, las parábolas de Jesús estén tomadas de sucesos que todo el mundo conocía. No es nada inverosímil que se hubiese corrido por la región la historia de un administrador infiel y astuto… Jesús aprovecha lo que todo el mundo comenta.

En segundo lugar, la parábola es una parábola, no una alegoría. Una alegoría es un relato en que todos sus componentes tienen un significado. (Así, la explicación de la parábola del sembrador, en que cada clase de terreno tiene un mensaje…) Una parábola es un relato que envía un sólo mensaje global, pero los detalles, los personajes, no tienen mensaje alguno, simplemente forman parte de la historia, de su verosimilitud, de su color real… Por tanto, es importante saber cuál es ese mensaje, y no sacar conclusiones de detalles que no tienen importancia.

En este caso concreto el mensaje es sencillo: para las cosas del mundo sois muy espabilados, pero para las cosas del reino, no tanto. ¡Ojalá fueseis tan listos para el Reino como lo sois para la vida corriente! (o «como los malos lo son para sus maldades»). Jesús no alaba al administrador infiel; dice que el amo se quedó admirado de lo listo que era. Y es esa admiración por la habilidad del sinvergüenza lo que se toma como punto de partida del mensaje.

En tercer lugar, la sorpresa del auditorio actual al escuchar la parábola se produjo sin duda en el auditorio de Jesús. Jesús busca esa sorpresa como sistema pedagógico, como manera de llamar la atención. Hay muchas parábolas en las que se dan paradojas, elementos sorprendentes (los viñadores de la hora undécima, el hijo pródigo, el buen samaritano, el juicio final…).

Jesús suele utilizar recursos literarios para llamar la atención o para dejar muy claro algo importante: por ejemplo, las exageraciones (el camello y el ojo de la aguja; si tu ojo te escandaliza, arráncatelo…) Y utiliza a menudo el género paradójico para suscitar la sorpresa y por tanto la atención del auditorio y la retención del mensaje.

Las conclusiones finales son parenéticas, aplicaciones de predicadores. Algunas de ellas parecen ser frases que podrían ser del mismo Jesús (por la concordancia con otros pasajes evangélicos), especialmente la última:

«Ningún siervo puede servir a dos amos; porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso al segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»

Esta tiene un paralelo casi exacto en Mateo 6.24, dentro del Sermón del Monte.

«Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero».

Tenemos aquí dos temas muy propios de Jesús: usar inteligentemente de lo que tenemos y el peligro de las riquezas.

La parábola del administrador infiel, y especialmente la conclusión primera que saca el redactor «Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas» tiene un importante punto de unión con otras de Jesús. Quizá la más clara sea:

«No acumuléis riquezas en la tierra, donde roe la polilla y la carcoma, donde los ladrones abren brechas y roban. Acumulad riquezas para el cielo…» (Mateo 6,19/Lucas 12,33)

El parecido está en lo más profundo: la existencia de dos situaciones: ahora y después. Y Jesús deja muy claro que lo de ahora ha de servir para lo de después. Este posicionamiento de Jesús no nos permite ni despreciar lo presente ni tenerlo por definitivo. El Reino de Dios no termina aquí, ni es sólo de después. El Reino se construye aquí y es para siempre. Esta relación otorga un nuevo valor a la existencia humana: es pasajera, no es definitiva, pero es real, es el tiempo de sembrar, de cultivar, de podar, de fabricar el Reino.

Es característico de las parábolas de Jesús utilizar los sucesos cotidianos: no sólo utiliza imágenes naturales, vegetales, pastoriles; usa muchas veces imágenes del mundo de los negocios. Parece incluso obsesionado por su fácil aplicación al Reino: los criados fieles e infieles, el amo que se va lejos y pide cuentas al volver, la rentabilidad de lo que se posee o se invierte… Y siempre está presente esa relación de una situación presente, pasajera, a la situación futura, definitiva y más importante.

Incluso en las parábolas «vegetales» o «domésticas», hay una constante: la referencia a un estado definitivo (la siembra y la cosecha, los frutos de los árboles, la semilla y su poder, la levadura…). En la parábola de hoy Jesús lamenta que en cosas cotidianas somos bien previsores, pero en lo referente al Reino… La espiritualidad básica de Jesús no es una espiritualidad de renuncia o de huida: es una espiritualidad de uso, de inversión inteligente mirando al futuro. Y el error fundamental, lo que define al pecado, es falta de inteligencia, falta de previsión, confundir medios con fines, limitar la vida y la realidad a lo presente. Se renuncia sólo a lo que estorba, al error, a las malas inversiones.

Todo esto se aplica directamente, lo hizo Jesús frecuentemente, al dinero. El dinero no es un mal, es un bien. El dinero puede comprarlo todo, hasta la Vida eterna. Puede crear muchas satisfacciones, aliviar muchos dolores, consolar muchos pesares… Es un medio magnífico de construir Vida… con la condición de invertirlo bien. De lo contrario, puede matar. Jesús le tiene miedo al dinero, porque ve que generalmente el que tiene mucho es poseído por lo que posee, invierte sólo en bienes perecederos, está más tentado que nadie a desear cada vez más, a explotar a otros, a creerse superior… Servir al dinero es normal en el que tiene mucho; y no sirve a Dios, no busca su vida sino que la limita a satisfacciones de la vida que se acaba. Es un mal administrador, que no prevé el futuro… Jesús termina con la estupenda exageración del camello y el ojo de la aguja.

Dos consideraciones muy breves:

1.- Somos ricos. Vivimos en una sociedad opulenta. Disfrutamos de más medios y comodidades que el 80% de la humanidad… Y creemos que estamos en el Reino. ¿Servimos a dos señores, nos hemos convencido de que podemos servir a Dios sin cambiar nada de nuestro nivel de vida, mientras los hijos de Dios se mueren de hambre por el mundo? Sería muy bueno que nos preguntáramos: ¿quiénes son mis dos señores?, ¿quién manda más en mí? ¿a quién sirvo preferentemente?

2.- «Si fuéramos tan inteligentes para el Reino como para otras cosas». Si el dinero que las naciones «desarrolladas» gastan en armas, en su propio confort, en espectáculos mundiales… lo gastáramos en remediar los males de los menos afortunados, cuántos problemas solucionaríamos.

Y, en los dos casos, a nivel personal y a nivel de naciones y sociedades, ¡qué inteligentemente actuaríamos si usáramos nuestro poder, nuestra tecnología, nuestra abundancia para lo que de verdad merece la pena, que son – siempre y sólo – los Hijos de Dios!

 

José Enrique Galarreta

*ORAR CON EL EVANGELIO.(Lc.15,1-32)

•DOMINGO XXIV T.O. –C- SEPT. 15
Las tres lecturas de este domingo son un auténtico bálsamo no para quienes eligen el camino de pecar para que Dios pueda perdonar, sino para que sin elegirlo, hacemos en más de una ocasión no el bien que queremos, sino el mal que casi no podemos evitar por nuestra debilidad.
* Jesús de Nazaret, al que jamás agradeceremos bastante que nos haya descubierto el verdadero corazón de Dios, Padre lleno de misericordia y perdón, nos habla en dos parábolas maravillosas, cercanas, como es su Padre, cómo es capaz de ir buscando la oveja perdida, rebelde, que deja el rebaño para ir sola por unos vericuetos que acaban atrapándola en una zarza., y cómo es capaz su Padre de comprender a una mujer, no demasiado rica, a juzgar por el gozo que experimenta al encontrar una moneda que pierde. Y ¡cómo no! recordamos al padre que sale al camino esperando que el hijo vuelva… Y es S. Pablo (1ª Timoteo 1, 1-17) con su ardor único, el que nos cuenta que fue Cristo, al descubrir el rostro del Padre, el Dios con nosotr@s, quien se fió de él a pesar de que era “un blasfemo, un perseguidor y un violento”, con todo su historial a cuestas, recibe tal derroche de gracia que le convierte en un hombre nuevo, lleno de amor y de entrega a l@s demás y, por supuesto, lleno de agradecimiento práctico al Dios de Jesús que se había fijado en él, a pesar de lo que él era, un gran pecador.
* Naturalmente que no se puede pecar alegremente para arrebatar la Misericordia de Dios. Pero es muy consolador pensar que si caemos, y caemos mucho más de lo que deseamos, el corazón de Dios, se abrirá de par en par con su Misericordia, si nos dejamos hacer de nueevo.
* Esta es la Buena noticia, la buenísima noticia de Jesús: Dios es Alguien que va precisamente al encuentro de l@s perdid@s, de l@s pobres y de los marginad@s. La Misericordia de Dios es una realidad nueva cada día.
* Los cristianos somos o tenemos que ser testigos y continuadores de esa misericordia.
“Sed misericordiosos…” nos dice Jesús.
* Descubrir la misericordia y ponerla en acción en nuestro vivir es una fiesta que l@s cristian@s tenemos que descubrir en nuestra vida. La fiesta de l@s hij@s de Dios. Por eso dejemos que resuene en nuestro interior las palabras de Jesús:
“Bienaventurados los misericordiosos porque ell@s alcanzarán misericordia”.
Así, viviendo la misericordia alcanzará sentido pleno la vida cristiana.
Escuchando estas parábolas ¿cómo me siento?. ¿Dónde me sitúo?. ¿Qué me dice la vivencia de S. Pablo?. ¿Qué pasos debo dar?… ORACIÓN
* Jesús De Nazaret, siempre nos sales al “camino” con tus palabras. Te damos gracias porque nos comunicas la grandeza del Amor del Padre que nos busca y nos espera cuando nos alejamos de El, lleno de Misericordia y perdón.
Ayúdanos a encontrar el “camino de conversión”, que haga renacer en nosotros fraternidad y respeto, que nos alegremos con el bien de los demás. Que nuestro corazón se llene de misericordia como Tú, Jesús de Nazaret, nos enseñas. Sólo Tú, Señor, puedes transformarnos con la gracia de tu Espíritu.
* También nosotr@s como el apóstol Pablo, te damos gracias porque cada día nos das fuerzas y jamás dejas de amarnos a pesar de nuestras cobardías y pecados. Por eso digo y quiero:
* “Me pondré en camino y volveré a mi Padre”. AMÉN – ZURIÑE

24º DOMINGO T.O., «PARA DIOS NADIE ESTÁ PERDIDO», Fray Marcos

Escrito por  Fray Marcos
FE ADULTA

Lc 15, 1-32

Hoy leemos el capítulo 15 de Lucas, que empieza exponiendo el contexto en que se desarrollan las tres parábolas: la oveja, la moneda y el hijo perdidos. Todos los publicanos y pecadores se acercaban a él. Los fariseos y letrados critican a Jesús por esto. Las parábolas son una respuesta de Jesús a esas murmuraciones.

Los fariseos tenían una idea equivocada de Dios. Pensaban acercarse a Él a través del cumplimiento de la Ley. Tantas veces se nos ha inculcado la obligación de buscar a Dios por ese camino, que nos quedamos con el culo al aire cuando el evangelio nos dice que es Él el que nos está buscando siempre. No se trata aquí de la conversión del pecador, sino de la bondad absoluta de Dios para con nosotros.

A pesar de la radicalidad del domingo pasado (odia a tu familia, ama la cruz, renuncia a todo), hoy nos dice el evangelio que los «pecadores» se acercaban a Jesús para escucharle. Es la mejor demostración de que no lo entendieron como rigorismo, sino como acogida entrañable.

Los fariseos y letrados (los buenos) se acercaban también, pero para espiarle y condenarle. No podían concebir que un representante de Dios pudiera mezclarse con los «malditos». El Dios de Jesús está radicalmente en contra del sentir de los fariseos. Toda la religiosidad que nace de esta concepción equivocada de Dios es también equivocada.

Las parábolas no necesitan explicación alguna, pero exigen implicación, es decir, que nos dejemos empapar por su mensaje. El dios que nos hemos fabricado a nuestra imagen y semejanza tiene que saltar por los aires. Atreverse a romper una y otra vez el ídolo es la tarea más complicada de toda religión, porque ese ídolo es fruto de nuestros intereses egoístas que pretenden manipular a la divinidad.

El Dios de Jesús se identifica con cada una de sus criaturas haciéndolas participes de todo lo que él es. No somos nosotros los que tenemos que «convertirnos» a Dios, porque Él está siempre vuelto hacia cada uno de nosotros. No puede esperar nada de nosotros, pero nosotros, todo lo recibimos de Él.

Las tres parábolas van en la misma dirección. No solo nos invitan a la confianza en un Dios que nos busca con amor sino que trastocan radicalmente la idea de Dios, la idea de pecador y la idea de justo. Si comparamos la primera lectura con el evangelio, descubriremos el abismo que existe entre una concepción y otra. Pero se trata de sustituir conceptos religiosos, que son los más difíciles de desarraigar del corazón humano. Después de veinte siglos, seguimos teniendo la misma dificultad a la hora de cambiar nuestro concepto de Dios. Seguimos pensándolo como el que premia y castiga.

En los conceptos religiosos de la época, Jesús no pudo expresar toda su experiencia de Dios. Pero si estamos atentos podemos descubrir en su mensaje, rasgos definitivos del verdadero Dios. El Dios de Jesús es, sobre todo, Abba; es decir, padre y madre que se entrega incondicionalmente a sus criaturas. Es amor, misericordia y compasión. Nada del ser poderoso que espera de nosotros vasallaje. Nada del juez que analiza con meticulosidad nuestras acciones. Nada del impasible que defiende su gloria por encima de todo. Las tres parábolas insisten en la búsqueda, por su parte, del hombre, aunque se haya extraviado.

Hoy podemos apuntar a Dios con mucha más precisión que lo que fueron capaces de expresar los evangelios, porque tenemos mejor conocimiento del hombre y del mundo. Hoy sabemos que Dios no es un ser, ni siquiera el más sublime de todos los seres. Lo que Dios es, lo ha dejado plasmado en cada una de sus criaturas. Dios no puede ser aislado de la creación. No es ni cada criatura ni el conjunto de lo creado; pero tampoco es algo al margen, que se encuentra en alguna parte fuera de la creación. El concepto de creación que hemos manejado hasta la fecha debemos superarlo. Dios no «hizo» el mundo en un momento determinado. La creación es la manifestación de Dios que no exige un principio temporal.

El Dios de Jesús es don absoluto y total. No un don como posibilidad, sino un don efectivo y ya realizado, porque es la base y fundamento de todo lo que somos. Al decir que es Amor (ágape) estamos diciendo que ya se ha dado totalmente, y que no le queda nada por dar. Jesús no vino a salvar, sino a decirnos que estamos salvados. Un lenguaje sobre Dios que suponga expectativas sobre lo que Dios puede darme o no darme, no tiene sentido.

Si somos capaces de entrar en esta comprensión de Dios, cambiará también nuestra idea de «buenos» y «malos». La actitud de Dios no puede ser diferente para cada uno de nosotros, porque es anterior a lo que cada uno es o pueda llegar a ser. El Dios que premia a los buenos y castiga a los malos, es una aberración incompatible con el espíritu de Jesús. Dios no nos ama porque seamos buenos, al contrario, seremos «buenos» si hemos descubierto lo que hay de Dios (Amor) en nosotros. Si somos «malos», es porque no hemos descubierto a Dios como base y fundamento de nuestro ser.

Alguno puede pensar que aceptar la misericordia de Dios, invita a escapar de la responsabilidad personal. Si Dios me va amar lo mismo siendo bueno que siendo malo, no merece la pena esforzarse. Esta reflexión, muy corriente entre nosotros, indica que no hemos entendido nada del evangelio. Nada más contrario a la predicación de Jesús. La misericordia de Dios es gratuita, eterna e infinita, aunque no puede afectarme hasta que yo no la acepte y la haga mía. Creer que puedo acogerme a la misericordia sin responder a su búsqueda, es entender la relación con Dios de una manera mecánica, jurídica y externa. Al contrario, la actitud de Dios para conmigo, tiene que ser el motor de cambio en mí.

La máxima expresión de misericordia es el perdón. Entender el perdón de Dios, tiene una dificultad casi insuperable, porque nos empeñamos en proyectar sobre Dios nuestra propia manera de perdonar. Nuestro perdón es una reacción a la ofensa del otro. En cambio, el perdón de Dios es anterior al pecado. Dios es solo amor, pero nosotros lo descubrimos como perdón, cuando nos sentimos perdonados, por eso para nosotros está siempre unido al pecado. Para aclararnos un poco, vamos a examinar dos conceptos: cómo podemos entender el perdón de Dios, y cómo podemos entender el pecado.

Dios sólo puede amar. Decimos que Dios ama porque Él es amor, no porque las cosas o las personas sean amables. Dios no ama las cosas porque son buenas, sino que las cosas son buenas porque Dios las ama. El perdón en Dios significa que su amor no acaba cuando nosotros fallamos, como pasa entre los hombres. Si nosotros amamos a unas criaturas y no a otras, se debe a nuestra ceguera, a nuestra ignorancia. Ahora comprenderéis lo equívoco de nuestro lenguaje sobre Dios cuando hablamos de su perdón como un acto.

Tenemos que cambiar el concepto de pecado como ofensa a Dios. Es ridículo pensar que podamos ofender a Dios. La incapacidad de los cristianos para aceptar a los «malos», se debe a nuestro concepto de pecado. Lo identificamos con la persona misma y no somos capaces de descubrir que la persona es una cosa y su postura y sus acciones otra muy distinta.

El pecado es siempre fruto de la ignorancia. Para que la voluntad se incline hacia un objeto, tiene que presentarlo el entendimiento como bueno. Claro que el entendimiento puede ver una cosa como buena, siendo en realidad mala. Esta es la causa de nuestros fallos. Por eso, para superar una actitud de pecado, no debemos apelar a la voluntad, sino al entendimiento.

Si las reflexiones que acabamos de hacer, son ciertas, ¿de qué sirve la confesión? Mal utilizada, para nada. Pero si la sabemos utilizar, es uno de los hallazgos más interesantes de los dos mil años de cristianismo, porque responde a una necesidad humana. Somos nosotros, no Dios, quienes necesitamos de la confesión como señal de su perdón. La confesión no es para que Dios nos perdone, sino para que nosotros descubramos el mal que hemos hecho y aceptemos el amor de Dios que llega a nosotros sin merecerlo. Esa aceptación lleva consigo un proceso interno, que es lo que intenta la confesión sacramental al facilitar la apertura a ese amor de Dios que solo llega a nosotros cuando nos abrimos a Él.

Meditación-contemplación

Que Dios pudiera amar a los pecadores, era impensable para los fariseos.

Esta actitud hace imposible toda relación con el Dios de Jesús.

Si no vivo el amor de Dios como pura gratuidad,

será imposible responder a ese amor y vivirlo.

…………………

El amor de Dios es anterior a mi propio ser.

No puedo hacer nada para merecerlo o para evitarlo.

Todo lo que soy, tiene como fundamento ese don gratuito de Dios.

Lo que se me pide, es dejar que ese Ágape se manifieste a través de mí ser.

…………………..

Tengo que dejarme encontrar por ese Dios que está siempre buscándome.

Tengo que sentir su fuerza y dejar que me inunde.

Dios en mí, es energía trasformadora.

Todo mi ser debe convertirse en esa energía que es Dios.

Fray Marcos

 

24. IGANDEA URTEAN ZEHAR, » KEUNURIK ESKANDALAGARRIENA-EL GESTO MÁS ESCANDALOSO».

24. IGANDEA URTEAN ZEHAR (C) Luk. 15, 1-32
KEUNURIK ESKANDALAGARRIENA

José Antonio Pagola.
Itzultzailea: Dionisio Amundarain

Jesusen keinurik probokatzaile eta eskandalagarriena izan zen, dudarik gabe, bekatariei sinpatia bereziaz harrera egitea, hau da, gidari erlijiosoek zokoraturik zituzten eta gizartean, Legeaz kanpo jokatzeatik, markatuak zirenei. Jende hura gehienik haserrarazten zuena, Jesusek bekatariekin adiskidetsuki otorduak egitea zen.

Gehienetan, ahaztu egiten dugu Jesusek egoera harrigarri bat sortu zuela bere garaiko gizartean. Bekatariak ez doaz ihesi harengandik. Aitzitik, erakarririk sentitzen dira, bai Jesusek berak, bai haren mezuak. Lukasek diosku: «bekatariak eta zerga-biltzaileak Jesusengana hurbildu ohi ziren entzuteko». Badirudi, Jesusen baitan harrera eta ulermena aurkitzen dutela, beste inon ez bezala.

Bitartean, fariseuen taldekoek eta lege-maisuek, herriaren aurrean ospe moral eta erlijiosorik handiena duten horiek, kritika egiten besterik ez dakite, Jesusen portaeraz eskandalizaturik: «Honek bekatariak onartzen ditu eta otorduak egiten haiekin». Nolatan eser daiteke Jainkoaren gizon bat mahai berean jende bekatari eta jendilaje harekin?

Jesusek ez zion sekula jaramonik egin haien kritikari. Bazekien Jainkoa ez dela Epaile gogor eta zorrotza, sinagogan lehen postuak hartzen zituzten maisu haiek, guztiz seguru, aipatzen zuten bezalakoa. Jesusek ondo ezagutzen du Aitaren bihotza. Jainkoak ulertzen die bekatariei; guztiei eskaintzen die bere barkazioa; ez du inor baztertzen; dena du barkatzen. Inork ez luke lausotu edo desitxuratu behar Jainkoaren barkazio atzeman ezin eta doako hori.

Horregatik, bere ulermena eta adiskidetasuna eskaintzen die Jesusek. Prostituitu eta zerga-biltzaile haiek Jainkoak onartzen dituela sentitu behar dute. Hori da lehenengo gauza. Ez dute zertan beldur izan. Mahaian jar daitezke, ardoa edan dezakete eta kantari jardun ere bai Jesusen ondoan. Honen harrerak barnea sendatzen die. Lotsa eta umilazio orotatik libratzen ditu. Bizi-poza itzultzen die.

Diren bezalako onartzen ditu Jesusek, aurrez ezer exijitu gabe. Bere bakea eta Jainkoaganako bere konfiantza kutsatzen die, segurtasunik ez badu ere jokabidea aldatuz erantzungo diotela. Jainkoaren errukiaz erabat fidatuz egiten du hori, badakielako Jainkoa haien zain dagoela besoak zabalik, aita on bat galdua den seme batengana joan ohi den bezala.

Jesusi leial jarraitu nahi dion Eliza baten lehen egitekoa, ez da bekatariak kondenatzea, baizik ulertzea eta harrera eskaintzea adiskidetsuki. Erroman egiaztatu ahal izan nuen hau duela hilabete batzuk: Frantzisko aita santuak azpimarratzen zuenean Jainkoak beti barkatzen duela, dena barkatzen duela, guztiei barkatzen diela… jendeak gogotsu egiten zuen txalo. Segur aski, horixe da fede kaxkar eta duda-mudazko jende askok Elizagandik argiro entzun beharrekoa.

 

24 Tiempo ordinario (C) Lucas 15, 1-32

EL GESTO MÁS ESCANDALOSO

JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com

ECLESALIA, 11/09/13.- El gesto más provocativo y escandaloso de Jesús fue, sin duda, su forma de acoger con simpatía especial a pecadoras y pecadores, excluidos por los dirigentes religiosos y marcados socialmente por su conducta al margen de la Ley. Lo que más irritaba era su costumbre de comer amistosamente con ellos.

De ordinario, olvidamos que Jesús creó una situación sorprendente en la sociedad de su tiempo. Los pecadores no huyen de él. Al contrario, se sienten atraídos por su persona y su mensaje. Lucas nos dice que “los pecadores y publicanos solían acercarse a Jesús para escucharle”. Al parecer, encuentran en él una acogida y comprensión que no encuentran en ninguna otra parte.

Mientras tanto, los sectores fariseos y los doctores de la Ley, los hombres de mayor prestigio moral y religioso ante el pueblo, solo saben criticar escandalizados el comportamiento de Jesús: “Ese acoge a los pecadores y come con ellos”. ¿Cómo puede un hombre de Dios comer en la misma mesa con aquella gente pecadora e indeseable?

Jesús nunca hizo caso de sus críticas. Sabía que Dios no es el Juez severo y riguroso del que hablaban con tanta seguridad aquellos maestros que ocupaban los primeros asientos en las sinagogas. El conoce bien el corazón del Padre. Dios entiende a los pecadores; ofrece su perdón a todos; no excluye a nadie; lo perdona todo. Nadie ha de oscurecer y desfigurar su perdón insondable y gratuito.

Por eso, Jesús les ofrece su comprensión y su amistad. Aquellas prostitutas y recaudadores han de sentirse acogidos por Dios. Es lo primero. Nada tienen que temer. Pueden sentarse a su mesa, pueden beber vino y cantar cánticos junto a Jesús. Su acogida los va curando por dentro. Los libera de la vergüenza y la humillación. Les devuelve la alegría de vivir.

Jesús los acoge tal como son, sin exigirles previamente nada. Les va contagiando su paz y su confianza en Dios, sin estar seguro de que responderán cambiando de conducta. Lo hace confiando totalmente en la misericordia de Dios que ya los está esperando con los brazos abiertos, como un padre bueno que corre al encuentro de su hijo perdido.

La primera tarea de una Iglesia fiel a Jesús no es condenar a los pecadores sino comprenderlos y acogerlos amistosamente. En Roma pude comprobar hace unos meses que, siempre que el Papa Francisco insistía en que Dios perdona siempre, perdona todo, perdona a todos…, la gente aplaudía con entusiasmo. Seguramente es lo que mucha gente de fe pequeña y vacilante necesita escuchar hoy con claridad de la Iglesia. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

 

23. IGANDEA URTEAN ZEHAR, «EZ NOLANAHI – NO DE CUALQUIER MANERA»

LUKAS 14, 25-33

José Antonio Pagola.
Itzultzailea: Dionisio Amundarain

ECLESALIA: 04/09/13.- Jerusalemerako bidean gora doa Jesus. Ebanjelariak diosku «jende asko zuela bidelagun». Halaz guztiz, Jesusek ez du ametsik egiten. Ez da engainatuko jendearen gogo bero erraz bat nabaritzean. Jende bat kezkaturik dabil gaur egun, kristauen kopurua beheraka doala eta. Bere jarraitzaileen kopurua baino gogokoago zuen Jesusek jarraitzaileen kalitatea.

Bat batean, «itzuli» eta jendetzari hitz egiten hasi da, berari bihotz argiz eta erantzulez jarraitzeak dituen eskakizun konkretuez. Ez du nahi jendeak nolanahi jarrai diezaion. Jesusen ikasle izatea erabaki bat da, pertsonaren bizitza markatuko duena.

Jesusek lehenik familiaz hitz egiten die. Jende hark nork bere familia du: gurasoak, andrea eta seme-alabak, anai-arrebak. Bere izakirik maiteenak ditu horiek, bihotzekoenak. Baina familiako beharrak alde batera uzten ez badituzte, berarekin lan egiteko giza familia bat sustatzen, odolean oinarritua ez, baizik zuzentasunez eta solidaritatez eraikia, ezin izango dira beraren ikasle.

Jesus ez da ari familia desegiteaz, ez da ari familiako maitasuna eta bizikidetasuna ezabatzeaz. Baina norbaitek gauza guztien gainetik familiaren ohorea edo ondasunak edo ondarea edo familiaren ongizatea ipintzen badu, halako hura ezin izango da Jesusen ikasle, ezin lan egingo du berarekin mundua gizakoiago egiten.

Are gehiago. Norbaitek gogoan bere burua eta gauzak bakarrik baditu, edo bere ongizateaz gozatzeko bakarrik bizi bada, edo bere onuraz bakarrik arduratzen bada, ez dadila engaina: halako hura ezin izan da Jesusen ikasle. Barne askatasuna falta zaio, Jesus aintzat hartu ahal izateko koherentzia eta erantzukizuna falta zaio.

Jesusek hitz egiten jarraitzen du, gordin: «Nire ondoren bere gurutzea ez daramana ezin izan da nire ikasle». Norbait gatazkei eta arazoei ihes eginez bizi bada, norbaitek arriskuak eta ezbeharrak bere egiten ez badaki, norbait prest ez badago sufrimenduak jasateko Jainkoaren erreinuagatik eta haren zuzentasunagatik, halako hura ezin izan da Jesusen ikasle.

Ezin izan da inor kristau nolanahi. Ez ditzagun nahasi kristau-biziera eta Jesusi apal baina erantzukizunez jarraitzea desitxuratzen eta edukiz husten dituzten bizitzeko moduak.

Harritzekoa da Frantzisko aita santuaren askatasuna, Jesusen ikasleekin zerikusi gutxi duten kristauen estiloak salatzean: «manera oneko, baina jokabide txarreko kristauak», «museoko kristauak», «kasuistikaren hipokritak», «haizearen kontra bizitzeko gai ez diren kristauak», kristau «ustelak», gogoan beren burua bakarrik dutenak, ebanjelioa hots egiten ez duten «kristau heziak»…

No de cualquier manera

23 Tiempo ordinario (C) Lucas, 14, 25-33
NO DE CUALQUIER MANERA
JOSÉ ANTONIO PAGOLA, lagogalilea@hotmail.com
ECLESALIA, 04/09/13.- Jesús va camino de Jerusalén. El evangelista nos dice que le “acompañaba mucha gente”. Sin embargo, Jesús no se hace ilusiones. No se deja engañar por entusiasmos fáciles de las gentes. A algunos les preocupa hoy cómo va descendiendo el número de los cristianos. A Jesús le interesaba más la calidad de sus seguidores que su número.

De pronto “se vuelve” y comienza a hablar a aquella muchedumbre de las exigencias concretas que encierra el acompañarlo de manera lúcida y responsable. No quiere que la gente lo siga de cualquier manera. Ser discípulo de Jesús es una decisión que ha de marcar la vida entera de la persona.

Jesús les habla, en primer lugar de la familia. Aquellas gentes tienen su propia familia: padres y madres, mujer e hijos, hermanos y hermanas. Son sus seres más queridos y entrañables. Pero, si no dejan a un lado los intereses familiares para colaborar con él en promover una familia humana, no basada en lazos de sangre sino construida desde la justicia y la solidaridad fraterna, no podrán ser sus discípulos.

Jesús no está pensando en deshacer los hogares eliminando el cariño y la convivencia familiar. Pero, si alguien pone por encima de todo el honor de su familia, el patrimonio, la herencia o el bienestar familiar, no podrá ser su discípulo ni trabajar con él en el proyecto de un mundo más humano.

Más aún. Si alguien solo piensa en sí mismo y en sus cosas, si vive solo para disfrutar de su bienestar, si se preocupa únicamente de sus intereses, que no se engañe, no puede ser discípulo de Jesús. Le falta libertad interior, coherencia y responsabilidad para tomarlo en serio.

Jesús sigue hablando con crudeza: “Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser mi discípulo”. Si uno vive evitando problemas y conflictos, si no sabe asumir riesgos y penalidades, si no está dispuesto a soportar sufrimientos por el reino de Dios y su justicia, no puede ser discípulo de Jesús.

No se puede ser cristiano de cualquier manera. No hemos de confundir la vida cristiana con formas de vivir que desfiguran y vacían de contenido el seguimiento humilde, pero responsable a Jesús.

Sorprende la libertad del Papa Francisco para denunciar estilos de cristianos que poco tienen que ver con los discípulos de Jesús: “cristianos de buenos modales, pero malas costumbres”, “creyentes de museo”, “hipócritas de la casuística”, “cristianos incapaces de vivir contra corriente”, cristianos “corruptos” que solo piensan en sí mismos, “cristianos educados” que no anuncian el evangelio… (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

 

*ORAR CON EL EVANGELIO.(Lc.14,25-33)

•DOMINGO XXIII-C- SEPTIEMBRE 8.

Jesús, sigue en camino hacia Jerusalén, y va al frente de quienes le siguen más o menos convencid@s. Por eso en el camino, se vuelve y les dice lo que supone seguirle, ser discípul@ suyo. “Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío” “El que no renuncia a todos sus bienes”…
Lucas en el Evangelio de hoy comienza indicando que “mucha gente seguía a Jesús”. Curiosamente Jesús no “baja” el listón, sino que les recuerda que el seguimiento conlleva tomar opciones fundamentales. El discípulo de Cristo está llamad@ a la renuncia de lo secundario, de lo no necesario, de lo que distrae del corazón del Evangelio (de los “bienes” con minúscula), pero no de cualquier manera sino con la luz y libertad que da el Espíritu de Dios.
Tampoco podemos ver en el seguimiento de Jesús una “élite”, pues entonces sería como una “secta” y no Iglesia, Pueblo de Dios.
* En este comienzo del nuevo curso conviene que seamos conscientes de cuál es la Voluntad de Dios para con nosotr@s. Para ello, tenemos que hacer silencio, oración, escuchar. Es necesario saber dónde estamos, cuál es el punto de partida; y también tener claro dónde queremos llegar. Y para la Iglesia y cualquier comunidad de seguidores de Jesús de Nazaret, un mapa claro lo tenemos en el Evangelio: “Que td@s se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad”
Nuestras programaciones Pastorales, de comunidad etc., con sus objetivos y medios para lograrlos, han de procurar ir siempre al Evangelio de Jesús, que “no ha venido a buscar a l@s san@s (o se creen san@s), sino a l@s enferm@s, a l@s pobres a tod@s l@s que necesitan ayuda, sanación.
* Este domingo, coincide con la festividad del nacimiento de la gran mujer escogida por Dios para ser la Madre de Jesús: MARÍA. Buen ejemplo para nosotr@s.
El camino de Jesús no es una invitación a la facilidad, pero al final del camino se iluminará la “fidelidad”. Así lo vivió María. La fidelidad comienza cuando decidimos la propia vida como respuesta a la llamada del Señor. Pero hay que “escuchar” para saber a qué nos llama.
Si el evangelio de Jesús es una clave permanente en nuestra vida, los acontecimientos, a su vez, nos obligan a profundizar en el evangelio. Si el Espíritu de Jesús da vida a la Palabra de dios, nos habla también a través de los acontecimientos.
* Ser discípul@ de Jesús no es ningún juego; es tarea seria, arriesgada, muchas veces dura, pero magnífica y necesaria para mi proceso de conversión y para que el mundo cambie.
* Por eso, unid@s con ilusión y esperanza seguimos en CAMINO. CONSTRUYENDO EL REINO. ORACIÓN
Jesús de Nazaret: necesitamos que nos enseñes a orar como Tú lo hacías. Nos hace falta.
Queremos encontrarte, seguir tus huellas, reconocer tu paso por nuestras vidas, por la vida.
Invítanos al silencio, para escuchar tu voz.
Aclara nuestra mirada, para descubrir tus signos.
Danos valor y decisión para aceptar lo que debemos cambiar.
Ayúdanos a discernir lo que realmente importa: “Seguir tus pasos”
Enséñanos a comprometernos activ@s, dispuest@s, alegres, en la construcción del Reino.
Jesús de Nazaret, nos hace falta tu empuje, ¡que nos anime tu Espíritu! Queremos caminar fieles a tu Palabra, cada día, un paso adelante, para cambiar de vida, y dar testimonio concreto de tu presencia allí donde estemos, para que seamos, mensajer@s y constructor@s de tu Evangelio.
Queremos, ponernos en camino de nuevo, siguiéndote a Ti hacia “Jerusalén” de nuestro tiempo.
Ayúdanos, Jesús de Nazaret, a vencer el miedo de llevar nuestra cruz y de ayudar a llevar la cruz de otr@s y siempre plantando las semillas del Reino. AMÉN.
ORAMOS A MARÍA
María, Madre sencilla, mujer del pueblo, escucha nuestra oración en este día que te recordamos.
No pretendemos que nos liberes de nuestros problemas. No deseamos olvidar que la vida hay que vivirla aunque haya momentos difíciles.
Nos hace falta esa confianza, esa Fe que Tú tienes en Dios.
En el evangelio. En la historia te vemos siempre callada y humilde. Danos tu valor para que sigamos los pasos de tu Hijo Jesucristo que es nuestro CAMINO, VERDAD y VIDA. AMÉN
ZURIÑE

23º DOMINGO T.O., «LLEGAR HASTA EL FINAL DEL CAMINO», Fray Marcos

Escrito por  Fray Marcos
FE ADULTA

Lc 14, 25-33

Seguimos en camino hacia Jerusalén. Jesús advierte a esa multitud que le seguía alegremente, de las dificultades que entraña un auténtico seguimiento. Les hace reflexionar sobre la sinceridad de su postura.

Solo en el contexto del seguimiento de Jesús, podemos entender las exigencias que nos propone. Hace unos domingos, Jesús decía al joven rico: Si quieres llegar hasta el final… Hoy nos dice: si no piensas llegar hasta el final, es mejor que no emprendas el camino. Si no eres capaz de concluir la obra, no es que te hayas quedado a la mitad, es que has fracasado. Una casa a medio hacer no sirve para nada.

Ni siquiera Jesús te exige que seas cristiano, pero si decides caminar con él, no hay más remedio que dejar de caminar en otras direcciones.

Una de las interpretaciones equivocadas de este radicalismo, es entender el mensaje como dirigido a unos cuantos privilegiados, que serían cristianos de primera. Jesús no se dirige a unos pocos, sino a la multitud que le seguía. Pero lo hace personalmente. «Si uno quiere…» La respuesta tiene que ser también personal y adulta.

No hay pues, cristianismo a dos velocidades; una la de los clérigos, y otra la de los laicos. Esta visión, no puede ser más contraria al mensaje de Jesús. Todos los seres humanos estamos llamados a la misma meta.

No se trata de machacar o anular el instinto. (Es lo que se ha predicado con demasiada frecuencia). Sería una tarea inútil porque el instinto es anterior a mi voluntad y escapa a su control. Se trata de que el instinto no sea manipulado por la voluntad, torciéndolo hacia un objeto distinto del suyo propio.

Como seres humanos, debemos comprender que el fin que el instinto quiere garantizar, aunque es bueno en sí, no es absoluto. Fin último solo hay uno. Todos los demás serán penúltimos, es decir, medios. De este modo, la tendencia instintiva seguirá ahí y cumplirá su objetivo, pero la última palabra la tendrá la parte específicamente humana, es decir, el conocimiento y la voluntad.

Tres son las exigencias que propone Jesús:

1ª.- Posponer a toda su familia.

2ª.- Cargar con su cruz.

3ª.- Renunciar a todos sus bienes.

Las tres se resumen en una sola: total disponibilidad. Sin ella no puede haber seguimiento.

No es fácil entender bien lo que Jesús propone. La manera de hablar nos puede jugar una mala pasada. La radicalidad absoluta tiene una explicación. En una lengua que carece de comparativos y superlativos tiene que valerse de exageraciones para expresar la idea. Lo notable es que se haya mantenido la literalidad en el texto griego, que dice «misei» = odia, aborrece, ten horror. También se ha mantenido en latín que dice simplemente «odit» = odia. No podemos entenderlo al pie de la letra. Fijaos que también dice «…incluso a sí mismo».

Ni debemos entenderlas al pie de la letra, ni podemos ignorarlas. Son como los famosos «koan» del zen. Tienen que hacernos trascender la formulación y meternos por el camino de la intuición. Fallamos estrepitosamente cuando queremos comprenderlas racionalmente. La verdad que quieren trasmitir no es una verdad lógica, sino ontológica. Por mucho que nos exprimamos el coco, no podemos entenderla con la razón, pero podemos indicar por donde van los tiros.

Para la primera exigencia la clave está en la frase: «…incluso a sí mismo». El amor a sí mismo puede ser nefasto si se refiere al ‘falso yo’ que desemboca en el egoísmo. Ese falso yo tiene también su padre y su madre, sus hijos y hermanos.

Posponer a la familia. El amor a la familia puede ser la manifestación de un egoísmo amplificado, que busca la potenciación del individualismo y la seguridad de los «yoes» de los demás. Lo que se busca en ese amor es que mi egoísmo quede garantizado, sumado al egoísmo de los demás miembros de la familia. Ese yo ampliado es mucho más fuerte y asegura mejor el interés del pequeño yo de cada uno.

El seguir a Jesús está basado en el amor. Pero el amor que nos pide no está reñido con el verdadero amor al padre o a la madre. Si el seguimiento es incompatible con el amor a la familia es que está mal planteado. El amor que nos pide el evangelio está más allá del sentimiento, pero no estará nunca en contra. Seguir a Jesús nos enseñará a amar más y mejor también a nuestros familiares.

Otro problema muy distinto es que ese seguimiento provoque en los familiares la oposición y el rechazo, como le pasó al mismo Jesús. Entonces no se puede ceder a las exigencias del instinto, porque está maleado. El tema del rechazo está más ligado al aceptar la cruz que al amor a la familia. Si los familiares, muy queridos, te quieren apartar de tu verdadera meta, está claro que no puedes ceder por un amor mal entendido, aunque eso cause un verdadero dolor.

El hombre alcanza su plenitud cuando despliega su capacidad de amor, que es lo específicamente humano. Este amor no puede estar limitado, tiene que llegar a todos. Por eso el profesar un verdadero amor a una persona, no puede impedir ni condicionar la entrega a otros. Si un amor impide otro amor, es que no es verdadero amor evangélico.

Cargar con la cruz hace referencia al trance más difícil y degradante del proceso de ajusticiamiento de un condenado a muerte de cruz. El reo tenía que transportar él mismo el travesaño de la cruz. Jesús va a Jerusalén precisamente a ser crucificado. No olvidemos que los evangelios están escritos mucho después de la muerte de Jesús, y la tienen siempre presente.

Está haciendo referencia a lo que hizo Jesús, pero a la vez, es un símbolo de todas las dificultades que encontrará el que se decide a seguirle. Una vez emprendido el camino de Jesús todo lo que pueda impedir seguir adelante hay que superarlo cueste lo que cueste.

Renunciar a todos sus bienes. No es nada fácil entenderlo esto hoy. Recordemos que a los que entraban a formar parte de la primera comunidad cristiana se les exigía que pusieran a disposición de la comunidad todo lo que tenían. No se tiraban por la borda los bienes. Solo se renunciaba a disponer de ellos al margen de la comunidad. El objetivo era que en la comunidad no hubiera pobres ni ricos.

Hoy sería imposible llevar a la práctica este ideal de desprendimiento. Pero podemos entender que la acumulación de riquezas se hace siempre a costa de las carencias de otros seres humanos, hoy tendríamos que descubrir que lo que yo poseo, puede ser causa de miseria para otro ser humano. En realidad se trata de elegir entre las seguridades que da la posesión de cualquier bien o alcanzar un mayor grado de humanidad.

El seguimiento de Jesús no puede consistir en una renuncia, es decir en algo negativo. Se trata de una oferta de plenitud. Mientras sigamos hablando de renuncia, es que no hemos entendido el mensaje. No se trata de renunciar a nada, sino de elegir lo mejor para mí.

No es una exigencia de Dios, sino una exigencia de nuestro verdadero ser. Jesús vivió esa exigencia. La profunda experiencia interior le hizo comprender a dónde podía llegar el ser humano si despliega todas sus posibilidades de ser. Esa plenitud fue también el objetivo de su predicación. Jesús nos indica el camino.

En cuanto a las dos parábolas, el cálculo que nos propone Jesús es que no se puede repicar e ir en la procesión, cosa que estamos intentando nosotros a todas horas. Queremos ser cristianos, pero a la vez, queremos disfrutar de todo lo que nos proporciona la sociedad de consumo. Queremos lo mejor para el espíritu, pero intentando a la vez satisfacer los sentidos. Eso es imposible. No tenemos más remedio que elegir.

Preferir el hedonismo a la plenitud de ser, es un error de cálculo. Las parábolas quieren decirnos que se trata de la cuestión más importante que nos podemos plantear, y no debemos tratarla a la ligera. Es una opción vital que requiere toda nuestra atención. Nuestro problema hoy es que somos cristianos sin haber hecho una clara opción personal.

Radicalidad no quiere decir rigorismo. El mismo Jesús dijo que su yugo era suave y su carga ligera. La radicalidad nace de dentro, de la libertad, una vez conocido lo que es verdaderamente bueno para mí, la voluntad no tiene problema alguno para elegirlo. El rigorismo llega de fuera, nace del miedo y nos hace esclavos. Por abandonar la radicalidad de la opción, la Iglesia se ha visto obligada a reforzar el rigorismo. ¡Así nos luce el pelo!

Meditación-contemplación

«Sí alguno quiere venirse conmigo…»

Jesús no impone nada, simplemente propone.

Las condiciones no las impone él:

son exigencia de la misma naturaleza humana.

…………………

Elegir lo que es mejor para mí por convicción personal,

nunca puede ser renuncia o sacrificio.

Sólo si me muevo por programación externa

renunciaré a aquello que sigo creyendo que es mejor.

………………..

Sólo el verdadero conocimiento, la iluminación, la sabiduría

puede llevarme a una búsqueda de los bienes definitivos.

Mientras no alcance esa luz, andaré dando tumbos.

Descubierto el tesoro, todo lo demás pierde valor.

……………

Fray Marcos

 

ORAR AL COMENZAR LAS ACTIVIDADES

•Te deseo al comienzo de este curso:
Que el Buen Dios te mire y te envuelva.
Que el Buen Dios te alegre el corazón.
Que el buen Dios te llene de Paz y de alegría.
Que el buen Dios te dé sabiduría para entender la vida como entrega.
Que el Buen Dios te dé novedad para hacer de cada día algo nuevo, no una triste rutina.
Que el Buen Dios te llene de fuerza en los días grises y de cansancio.
Que el Buen Dios te de tanto amor que no midas la entrega.
Que el Buen Dios te conceda delicadeza para hacer del amor “detalles de amor”.
Que el Buen Dios te dé sensibilidad para leer los susurros secretos del corazón.
Que el Buen Dios sea tu horizonte y tu fuente.
Te deseo: Que Dios Padre y Madre, recree cada día tu vida.
Que Dios Hijo, Jesucristo, sane y cure las heridas que te encierran en ti mismo.
Que Dios Espíritu Santo, avive en ti todo lo que Jesús nos dijo y nos dejó como signo de Vida Nueva.
Te deseo: Que todos estos deseos puedan ser una realidad en la vida de cada día. AMÉN

• SEGUIMOS ORANDO PARA SEGUIR CAMINANDO
• Cuando se vuelve a empezar es sólo cuestión de amar la arcilla que hay en tus manos…
Cuestión de volver a andar amando hasta la locura; saber que sólo el amor alumbra lo que perdura; creer que sólo e amor convierte en milagro el “barro”.
• * Cuando se vuelve a emprender un camino contra el viento…
• Es imprescindible amar el tiempo de los intentos, la hora que nunca brilla, sin pretender cosechar; pero teniendo por cierto que el amor será capaz de engendrar la maravilla y de dar fruto a su tiempo.
• * Cuando se vuelve a empezar es cuestión de recrear el amor que llevas dentro, ponerlo
a punto, abrazar a este mundo que es el nuestro,
acoger, compartir, dar…
AMAR… No es nuevo el invento.
¿LO VOLVEMOS A ESTRENAR?
• ZURIÑE