Los retos de los jesuitas para la próxima década siguen vigentes cinco años después

Religión Digital

El 19 de febrero de 2019 (hace 5 años) se hacía público el documento de Preferencias Apostólicas de la Compañía de Jesús (2019-2029)

Con vigencia de diez años, el documento intentaba sentar las bases de la acción apostólica conjunta del cuerpo universal de la Compañía de Jesús.

En estos días, con ocasión del quinto aniversario de su publicación, los jesuitas de todo el mundo reflexionan sobre su vigencia y cumplimiento.

El documento de Preferencias apostólicas estará vigente hasta el año 2029

Hace cinco años, en febrero de 2019, Religión Digital publicaba con el título       «Espiritualidad, Excluidos, Ecología y Jóvenes, retos de los jesuitas para la próxima década” un artículo sobre las cuatro preferencias apostólicas de los jesuitas del mundo para los próximos diez años (2019-2029) fundamentadas –según el texto oficial- desde un sólido basamento científico incluido en el Apostolado Intelectual. 

Decíamos entonces que el Padre General de los jesuitas, Arturo Sosa Abascal, había hecho públicas esa mañana, día 19 de febrero de 2019, una carta personal a todos los jesuitas del mundo sobre las llamadas «Preferencias Apostólicas Universales» de la Compañía de Jesús, que marcarían su rumbo en la próxima década.

Desde el año 2019 hasta aquí, han pasado cosas importantes en la Compañía de Jesús. En mayo del año pasado, la Compañía de Jesús. Tras la Congregación General de los jesuitas tenida en Roma en octubre y noviembre de 2016, en el mes de mayo del año pasado, 2023, tuvo lugar en el Santuario jesuita de Loyola (Guipúzcoa), junto a la casa solariega de San Ignacio, la llamada 71 Congregación de Procuradores…Leer más (Leandro Sequeiros sj. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta) )

Los Informes sobre la pederastia eclesial en España: Cuatro reacciones y tres preguntas (y IV)

Religión Digital

¿Qué sentido tiene encargar una Auditoría externa, si no hay -al parecer- la mínima disponibilidad requerida para aceptar sus diagnósticos, cifras y recomendaciones? 

Es evidente que para los redactores del Informe episcopal no hay ningún problema sistémico o estructural, tal y como, por otra parte, sostiene el Defensor del Pueblo con toda claridad. El drama de los abusos sexuales a menores es una urgencia eclesial -por supuesto, importante- pero de menor entidad, sobre todo si se la compara con la pederastia que se da en ámbitos fuera de los estrictamente eclesiales

Creo que lo mejor es que me quede con las recomendaciones del Informe del Defensor del Pueblo. Me gustaría que, sobre la base de tales recomendaciones, se activara una comisión independiente que, además de hacer luz suficiente sobre el número de víctimas, ayudara a poner en su sitio las extrapolaciones y el “delirio estadístico” en el que han incurrido algunos medios de comunicación

De entre las muchas reacciones habidas hasta el presente, retengo cuatro.

Para Jesús Bastante (Religión Digital, 22.XII.2023), “la Conferencia Episcopal, que ha gastado más de 1,3 millones de euros en un informe encargado al bufete Cremades & Calvo Sotelo, considera ahora que dicho trabajo no es profesional”; algo que estaría realizando para obviar “algunas de las recomendaciones más potentes del bufete, como la de establecer ‘un fondo creado por la Conferencia Episcopal Española y la Conferencia Española de Religiosos para la reparación, dotado inicialmente con 50 millones de euros’ y con un baremo para las indemnizaciones, de entre 6.000 y cien mil euros”…Leer más (Jesús Martínez Gordo)

DOMINGO 1º DE CUARESMA (B) – Fray Marcos

(Gn 9,8-15) Hago un pacto con vosotros: El diluvio no volverá a destruir los vivientes

(1 Pe 3,18-22) “Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva.”

(Mc 1,12-15) Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás.

Jesús no fue al desierto a hacer penitencia sino a meditar. Ni mortificarnos ni pedir perdón por nuestros pecados nos llevará a la plenitud.

Durante siglos, hemos puesto en el perdón de Dios la meta de nuestras relaciones con Él. Esta idea de Dios está en las antípodas del evangelio. Jesús nos dice que el perdón es el punto de partida. Nuestro concepto de pecado se basa en el mito de la ruptura. A partir de ahí, la religiosidad consistirá en una recuperación de lo perdido. Hoy tenemos datos para intentar otras explicaciones. Somos fruto de la evolución y seguimos avanzando.

El pecado es una de las experiencias más dolorosas y humillantes del ser humano. Lo que tenemos que superar es una explicación demasiado primitiva de fallo y descubrir un modo de afrontarlo que pueda ser útil para superarlo eficazmente. El mal no tiene nada de misterio. Es consecuencia inevitable de nuestra condición de criaturas limitadas. Una inercia de tres mil millones de años de evolución, que nos empuja hacia el individualismo, no puede ser contrarrestada por unos cientos de miles de años de trayectoria humana.

El primer objetivo de todo ser vivo, fue mantener esa vida contra todas las agresiones externas e internas. Esta experiencia se va almacenando en el ADN. Gracias a él, la vida no solo se conservó, sino que fue alcanzando cotas más altas de perfección, hasta llegar al “homo sapiens”. Su relativa perfección permite al hombre unas relaciones completamente distintas; ahora fundadas en la armonía. Pero permanece el instinto de conservación que le lleva al individualismo. La visión miope tiene que ser superada por un nuevo conocimiento.

Fijaros bien que los tres temas clásicos de la cuaresma son: Oración, ayuno, limosna. En ellos quedan resumidas todas las posibles relaciones humanas: con Dios, con uno mismo, con los demás. Con las cosas. La calidad humana del hombre depende de la calidad de sus relaciones. Si no sobrepasan lo puramente instintivo, esas relaciones estarán basadas en un individualismo feroz, buscando el provecho biológico inmediato. Si esas relaciones están basadas en el conocimiento de tu auténtico ser, te llevarán a la armonía con todos los seres.

El hecho de que Marcos sea tan breve, siendo el primero que escribió, nos está diciendo que en Mateo y Lucas, se trata de una elaboración progresiva, y no de un olvido de los detalles por parte del primero. También pudiera ser que Mateo y Lucas encontraran ya el relato ampliado en la fuente Q, anterior a Marcos. En todo caso, esas diferencias nos estarían demostrando el carácter simbólico del relato, más allá de las limitaciones de tiempo y lugar. Mc está planteando en tres líneas toda la trayectoria humana de Jesús.

El objetivo del relato es muy distinto en cada uno de los sinópticos. Marcos no pretende ponernos en guardia sobre las clases de tentaciones que podemos experimentar. En él no hay tres tentaciones, porque plantea toda su vida como una constante lucha contra el mal. En el evangelio de Marcos no vuelve a aparecer Satanás. Su lugar lo van a ocupar instituciones y personas de carne y hueso, que a través de toda la obra intentarán apartar a Jesús de su misión liberadora. La tentación está siempre a nuestro alrededor.

Inmediatamente. Comienza la lectura de hoy con la anodina frase de siempre “en aquel tiempo”. Es interesante saber que en el versículo anterior nos habló de la bajada del Espíritu sobre Jesús en el bautismo. Es muy significativo que el Espíritu se ponga a trabajar, de inmediato. Toda la actuación de Jesús se realiza bajo la fuerza del Espíritu. Este Espíritu, no es todavía el “Espíritu Santo” según la idea que se desarrolló en los siglos VI y V; se trata de la fuerza de Dios que le capacita para actuar.

El Espíritu le empujó. El verbo griego empleado es “ekballo” = Empujar, echar fuera. No se trata de una amable invitación, sino de una acción que supone una cierta violencia. El Espíritu no abandona a Jesús, pero le arrastra a otro lugar: el desierto. Al recibir el Espíritu en el bautismo, Jesús no queda inmunizado y apartado de la lucha contra el maligno. Como todo hijo de vecino (hijo de hombre), Jesús tiene que debatirse en la vida para alcanzar su plenitud. Precisamente por haber alcanzado la meta como ser humano, está capacitado para marcarnos el camino a nosotros.

Al desierto. El desierto es el lugar teológico de la lucha, de la prueba; y, superada la prueba, del encuentro con Dios. Es imposible comprender todo el simbolismo del desierto para el pueblo judío. La clave de su historia religiosa se encuentra en el desierto. Jesús sufre las mismas tentaciones que Israel, pero las supera. No se trata del desierto físico, sino del símbolo de la lucha. Es muy significativo que todos los evangelios nos hagan ver cómo Jesús encontrará a Satanás en su mismo pueblo.

Se quedó en el desierto cuarenta días. El número cuarenta es otra clave simbólica para entender el relato: 40 días duró el diluvio, 40 años pasó el pueblo judío en el desierto. 40 días estuvo Moisés en el Sinaí. 40 días fueron necesarios para que se conviertan los ninivitas. 40 días camina Elías por el desierto. No se trata de señalar un tiempo cronológico, sino de evocar una serie de acontecimientos salvíficos en la historia del pueblo judío, que quedarán superados por la experiencia de Jesús.

Tentado por Satanás. “Peireo” indica más bien una prueba que hay que superar. No puede haber un aprobado si no hay examen. ‘Satán’ significa el que acusa en el juicio, exactamente lo contrario que ‘paráclito’, el que defiende en un juicio. En Mateo y Lucas las tentaciones tienen lugar al final de los cuarenta días de ayuno. En Marcos no aparece el ayuno por ninguna parte, y la tentación abarca todo el tiempo que duró el retiro en el desierto. Marcos no nos habla de penitencia, sino de lucha por comprenderse en Dios.

Estaba entre las fieras. La traducción oficial de “alimañas”, condiciona la interpretación. El texto griego y el latino dice: animales salvajes concretos, conocidos por todos. Puede entenderse como que Jesús está en la vida en medio de todas las fuerzas que condicionan al hombre, unas buenas (Espíritu, ángeles), otras malas (Satanás, fieras) Pero también podría aludir a los tiempos idílicos del paraíso, donde la armonía entre seres humanos y la naturaleza entera, será total. Recordemos que el tiempo mesiánico se había anunciado como una etapa de armonía entre hombres, naturaleza y fieras.

Y los ángeles le servían. El verbo que emplea es “diakoneô” que significa servir, pero con un matiz de afecto personal en el servicio. En el NT “diaconía” es un término técnico que expresa la actitud vital de servicio, de los seguidores de Jesús. Su primer significado era, “servir a la mesa”. Pero aquí este significado iría en contra de todo el sentido del relato, porque indicaría que en vez de ayunar era alimentado por los ángeles. Podría significar las fuerzas del bien, o expresar que Dios estaba de su parte.

Nadie ni nada puede malearnos sustancialmente ni el pecado de Adán ni nuestros propios pecados. Nuestra tarea consiste en ir descubriendo lo que nos deteriora como seres humanos y lo que nos va construyendo como personas.

Meditación

La tentación fundamental es hacer un dios a mi medida,

Dejándome llevar por una cómoda idolatría.

El antídoto es el Dios de Jesús,

El Abba que me hace vivir su misma Vida.

Si descubro mi verdadero ser,

surgirá dentro de mí la armonía y la capacidad de amar.

Garizumako 1. igandea – B – José A. Pagola

(Markos 1,12-15)
Evangelio del 18 / Feb / 2024

por Coordinador – Mario González Jurado

ENTZUN BIHOTZ BERRITZEKO DEIA – ESCUCHAR LA LLAMADA A LA CONVERSIÓN

 «Bihotz-berri zaitezte, hurbil da-eta Jainkoaren erreinua». Zer adieraz diezaiokete hitz hauek gure egunotako gizonezko edo emakume bati? Inor ez gaitu erakartzen bihotz-berritzeko dei batek. Berehala etorri ohi zaigu burura zerbait nekagarria eta gozo gutxikoa dela: haustura bat, bizitza deseroso eta atsegin gutxikora eramango gintuzkeena, sakrifizioz eta ukapenez bakarrik betera. Hala al da benetan?

Hasteko, «bihotz-berritu» terminoaz euskaratzen dugun grekozko hitzak «pentsatzeari ematea» esan nahi du, «geure bizitzaren ikusmoldeari berrikusi bat ematea», «ikusmira birdoitzea». Honela har litezke Jesusen hitzak: «Aztertu ez ote duzuen zerbait berrikusi eta birdoitu beharrik zeuen pentsaeran eta jardueran, bete ahal dadin zeuengan Jainkoaren egitasmoa, bizitza gizatiarrago bati dagokionez».

Gauzak horrela badira, berrikusi behar den lehenengo gauza, gure bizitza blokeatzen duen hura da. Bihotz-berritzea «bizitza liberatzea» da, beldurra, egoismoa, tirandura eta esklabotza deseginez, era osasungarrian haziz joatea eragozten diguten horiek. Bakea eta poza sortzen ez dituen bihotz-berritzea ez da zinezkoa. Ez da ari gu Jainkoaren erreinura hurbilarazten.

Ondoren, erroak ondo zaintzen ote ditugun berrikusi behar dugu. Erabaki handiak ez dira ezertarako, iturburua elikatzen ez badugu. Ez digute eskatzen fede goienekorik, ezta bizitza bete-beterik ere; soilik, bizi gaitezela Jainkoak digun maitasunean konfiantza izanez. Bihotz-berritzea ez da buru-belarri santu izaten saiatzea, baizik eta Jainkoaren erreinuari eta haren zuzentasunari harrera eginez bizitzea. Orduan bakarrik hasiko da gugan benetako eraldaketa bat.

Bizitza ez da, inoiz ere, ez betetasuna, ez erabateko arrakasta. Harrera egin beharra diogu «amaigabe izateari», umiliagarri denari, zuzentzea lortzen ez dugunari. Inporta duena, desirari eustea da, etsipenari amore ez ematea. Bihotz-berritzea ez da bekaturik gabe bizitzea, baizik eta barkazioa bizitzen ikastea, harrokeriarik eta tristurarik gabe, izan beharko genukeen eta ez garenagatik sentitutako aseezina elikatu gabe. Hona zer dion Jaunak Isaiasen liburuan: «Bihotz-berritzea eta lasai bizitzea izango duzue zein liberazioa» (30,15).

José Antonio Pagola

Itzultzailea: Dionisio Amundarain

 1 Cuaresma –  José A. Pagola

– B (Marcos 1,12-15)
Evangelio del 18 / Feb / 2024

por Coordinador – Mario González Jurado

ESCUCHAR LA LLAMADA A LA CONVERSIÓN

«Convertíos, porque está cerca el reino de Dios». ¿Qué pueden decir estas palabras a un hombre o una mujer de nuestros días? A nadie nos atrae oír una llamada a la conversión. Pensamos enseguida en algo costoso y poco agradable: una ruptura que nos llevaría a una vida poco atractiva y deseable, llena solo de sacrificios y renuncia. ¿Es real mente así?

Para comenzar, el verbo griego que se traduce por «convertirse» significa en realidad «ponerse a pensar», «revisar el enfoque de nuestra vida», «reajustar la perspectiva». Las palabras de Jesús se podrían escuchar así: «Mirad si no tenéis que revisar y reajustar algo en vuestra manera de pensar y de actuar para que se cumpla en vosotros el proyecto de Dios de una vida más humana».

Si esto es así, lo primero que hay que revisar es aquello que bloquea nuestra vida. Convertirnos es «liberar la vida» eliminando miedos, egoísmos, tensiones y esclavitudes que nos impiden crecer de manera sana y armoniosa. La conversión que no produce paz y alegría no es auténtica. No nos está acercando al reino de Dios.

Hemos de revisar luego si cuidamos bien las raíces. Las grandes decisiones no sirven de nada si no alimentamos las fuentes. No se nos pide una fe sublime ni una vida perfecta; solo que vivamos confiando en el amor que Dios nos tiene. Convertirnos no es empeñarnos en ser santos, sino aprender a vivir acogiendo el reino de Dios y su justicia. Solo entonces puede comenzar en nosotros una verdadera transformación.

La vida nunca es plenitud ni éxito total. Hemos de aceptar lo «inacabado», lo que nos humilla, lo que no acertamos a corregir. Lo importante es mantener el deseo, no ceder al desaliento. Convertirnos no es vivir sin pecado, sino aprender a vivir del perdón, sin orgullo ni tristeza, sin alimentar la insatisfacción por lo que deberíamos ser y no somos. Así dice el Señor en el libro de Isaías: «Por la conversión y la calma seréis liberados» (30,15).

José Antonio Pagola

Domingo de la I semana de Cuaresma – Koinonía

Ciclo B

Génesis 9,8-15

El pacto de Dios con Noé salvado del diluvio

Dios dijo a Noé y a sus hijos: «Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.» Y Dios añadió: «Ésta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las edades: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.»

Salmo responsorial: 24

Tus sendas, Señor, son mi misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.

Señor, enséñame tus caminos, / instrúyeme en tus sendas: / haz que camine con lealtad; / enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

Recuerda, Señor, que tu ternura / y tu misericordia son eternas. / Acuérdate de mí con misericordia, / por tu bondad, Señor. R.

El Señor es bueno y es recto, / y enseña el camino a los pecadores; / hace caminar a los humildes con rectitud, / enseña su camino a los humildes. R.

1Pedro 3,18-22

Actualmente os salva el bautismo

Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu, fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.

Marcos 1,12-15

Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»

 

La primera lectura, Génesis 9, contiene la «alianza de Dios con Noé». La alianza famosa, la más importante, tendrá lugar más tarde, la alianza con Abraham. La Alianza con Noé pertenece a un segundo plano de “la economía de la salvación”. ¡Nunca más habrá diluvio para destruir la tierra!, le asegura Dios a Noé (Gn 9,11). Y esta promesa va acompañada de un memorial: el arco iris, señal del nuevo pacto entre Dios y la humanidad.

¡El miedo al “diluvio” ha sido quebrado! Ahora tenemos una nueva alianza a partir de una alternativa de vida para todos los seres vivientes. El arca que ha abrigado a la familia se transforma en una gran casa acogedora de la vida, en donde el cuidado con los animales se destaca de una manera especial (Gn 9,1-7). Es la casa de la vida que coloca al ser humano en comunión con la tierra, con la naturaleza, con el cosmos.

El río Jordán, el desierto, y la Galilea son como un mismo “hilo conductor” de un desplazamiento fundamental que da inicio al evangelio de Marcos. Ahí percibimos el movimiento del reino de Dios que nos invita a movilizarnos en búsqueda de nuestros propios “lugares del Reino” donde se concreten y desarrollen nuestras opciones por la vida, por la dignificación de las personas y de las comunidades.

El río Jordán evoca grandes y significativos hechos de la historia de Israel. El más importante, sin duda, cuando Josué y el grupo del desierto atraviesan el río para entrar en la tierra prometida (Jos 3-4). Relato de los orígenes de aquel proyecto de vida igualitaria revelado por Dios a los esclavos fugitivos de Egipto. A partir de esta memoria primordial, Juan el Bautista convoca al pueblo alrededor de una nueva esperanza mesiánica. Allí también acude Jesús, procurando “las aguas de Juan”.

El desierto es muy frecuentemente mediación de discernimiento, formación y maduración en el proyecto de Dios. Jesús es llevado por el Espíritu al desierto, lugar por excelencia donde Israel aprendió a ser pueblo. Sujeto y proyecto anudados alrededor de la memoria del éxodo dando inicio al evangelio de Jesús.

Galilea es el lugar donde Jesús concreta su opción de humanidad y de humanización. Esta geografía es para Jesús el espacio vital del Reino. Es un mar, una tierra y un pueblo abierto a las naciones del entorno. Las fronteras se “cruzan” dando lugar a la inclusión de lo diverso en múltiples “misturas”. Favorabilidad donde madura e irrumpe el kairós del reino de Dios.

El paso del Jordán al desierto, plantea la articulación de movimientos mesiánicos proféticos que tienen en esos lugares, sus fuentes de inspiración y de organización. La confrontación con Satanás, como principio cósmico del mal que Marcos lo vincula con la enfermedad, la marginación y la muerte de los pobres, será para Jesús la definición de su vida por la ruta del reino de Dios. El desierto deja de ser lugar de prueba y penitencia según la tradición judía, para convertirse en lugar de aprendizaje definitivo en la confrontación y el desequilibrio. El Espíritu de Dios lleva a Jesús hasta la memoria fundacional de Israel, donde, venciendo a Satán, la vida se torna en fidelidad hacia Dios y hacia lo humano.

El simbolismo de los “cuarenta” tiene que ver con el trauma del nuevo nacimiento. Los poderes de la historia se hallan enfrentados: Jesús como principio de la humanidad liberada desde Dios, y Satanás, que es signo y causa de la muerte en el mundo. Nos hallamos frente al relato de un nuevo origen. Marcos re-escribe la historia, llevándonos del agua del bautismo a la re-construcción de la humanidad, para decirnos que Jesús está ahí apostando por una opción de vida, dignidad y felicidad humana. Pero Jesús no asume el combate solitario. Está junto con los animales y los ángeles como evocando un nuevo paraíso. El servicio angélico comunica esperanza y porta salvación. Al retomar el “paraíso” para re-iniciar el camino de lo humano, Jesús cuenta con fuerzas naturales y angelicales (la tierra y el cielo) favorables. Jesús se encuentra entre la tentación satánica y el servicio angélico. Es el dilema que permanentemente enfrentaremos. Marcos ha evocado estos poderes como en un espejo para que podamos mirarnos en ellos. Nos ha dicho lo que es tentar y servir, nos ha arraigado en la “historia original”. Ya en la historia concreta esos actores sobrenaturales desaparecen y es cuando Jesús nos enseña a servir, sirviendo a su comunidad discipular.

Obviamente, los cuarenta días del desierto no desaparecen. Duran todo el evangelio, toda la vida. Son paradigma de la contradicción y el desequilibrio que permanentemente atraviesan la historia. En la trama de la vida humana se ha venido a introducir y decidir la trama de pecado y esperanza de todos los vivientes (incluidos los animales, los ángeles y los diablos).

En definitiva, la liturgia nos presenta este evangelio del comienzo del ministerio de Jesús, por paralelo con el comienzo de la cuaresma. La Cuaresma es la vida humana…

Un llamado a la conversión ecológica urgente

La primera lectura de este domingo da pie claramente a introducir el tema ecológico en la liturgia, concretamente en el tema de la conversión. Si el mensaje de este domingo primero de cuaresma lo centramos en la conversión, este texto nos da pie bíblico para incluir la dimensión ecológica en esa conversión hoy necesaria.

Es sabido que, aunque a los tres monoteísmos nos cuesta admitirlo, hoy es voz común en la sociedad que estas «religiones del libro» han tenido y todavía tienen muy poca sensibilidad ecológica. Más aún: la dimensión cultural de la explotación inmisericorde de la naturaleza, vista como mero objeto, como materia que comer o que explotar, cosificada, objetivada como mera despensa de recursos a nuestra disposición, no ha sido una invención humana ajena a lo religioso, sino que se apoya literalmente en las palabras del Génesis (1,26, ¡en el mismísimo primer capítulo de la Biblia!).

Y todo ello por el «antropocentrismo», un error de perspectiva del que la Biblia no nos liberó –sino que confirmó–, por el que nos hemos considerado el centro de la realidad y del cosmos. (Como diría el sofista griego Protágoras: «el ser humano es la medida de todas las cosas»). Puede ser importante recordar el famoso artículo de Lynn White «Raíces históricas de nuestra crisis ecológica» (publicado en la revista Science 155(1967) 1203-1207, accesible en http://latinoamericana.org/2010/info), en el que sostenía la tesis de que el cristianismo es «la religión más antropocéntrica de la historia». Muy grave acusación.

Un concepto nuevo, que especifica bien el del «antropocentrismo» es el del «especismo»: concretamente, resulta que nosotros somos la última especie, somos unos recién venidos al mundo, nos hemos convertido en una auténtica fuerza geológica, y nos consideramos los dueños y los protagonistas, postergando a todas las demás especies, considerándolas además de estatuto biológico y filosófico inferior. (Cfr. Pedro Ribeiro de Oliveira, Agenda Latinoamericana’2010, descargable en http://latinoamericana.org/digital).

La «alianza con Noé» es un pacto con el que, según la tradición recogida en el génesis, Dios quiere comprometerse con toda la humanidad y todo ser vivo, respecto a que no enviará ningún nuevo diluvio que destruya al ser humano ni a la vida sobre la faz de la tierra. El arco iris será su recordatorio para Dios, dice Gn 9,13.

Hoy es necesario otro pacto ecológico, una alianza de paz del ser humano con la naturaleza, para dejar de agredirla y de destruirla, para pasar a una actitud de cuidado y de responsabilidad.

Hay que superar la postura tradicional de «concordismo bíblico», por el que pensamos que todo lo bueno que vayamos descubriendo o madurando… ya estaba previamente en la Biblia, aunque hubiéramos pasado veinte siglos sin percibirlo… La dimensión ecológica que hoy estamos descubriendo no está en la Biblia. Más: en la Biblia están fundamentadas actitudes que hoy nos parecen ecológicamente irresponsables, incluso antiecológicas. La Biblia fue escrita en una época sin perspectiva ecológica, y por eso es que en la liturgia y en el año litúrgico está tan ausente la ecología. Es necesario «forzar» adecuadamente la situación para introducir el tema, por la urgencia del mismo.

En este momento, aumentar la conciencia de la responsabilidad ecológica de la humanidad, sobre todo de cara a la urgencia de evitar el «punto de no retorno» que se aproxima peligrosamente según todos los cálculos, es uno de los deberes máximos del cristiano y de todo simple ser humano consciente. Si la Humanidad no toma urgentemente una nueva actitud, peligra su misma supervivencia. Y aunque cambiemos mañana mismo, los destrozos que hemos causado ya en el planeta resultan irreversibles, y los vamos a pagar caro, durante mucho tiempo.

Es importante que la conversión de que nos habla la cuaresma incluya la conversión ecológica. ¿Por qué no orientar ecológicamente este año toda la cuaresma?

MIÉRCOLES DE CENIZA – Fray Marcos

Joel 2,12-18 Convertíos a mí de corazón. Rasgar el corazón no los vestidos

II Cor 5,20-6,2 Ahora es el día de la gracia; ahora es el día de la salvación

Mt 6,1-18 Cuendo hagas limosna no vaya tocando la trompeta por delante

 Ayuno, oración, limosna = relación con tu falso yo, relación con tu verdadero ser, relación con los demás.

Desde tiempo inmemorial las religiones han ayudado a los seres humanos a superar infinidad de traumas, pero, mal entendidas, han desplegado otros muchos de los que nos tenemos que librar. Llevamos siglos intentándolo, pero se nos está haciendo muy difícil conseguirlo. Hoy estamos en un punto crucial. Ha cambiado nuestra manera de comprender el mundo. Conocemos los entresijos del corazón humano. Vamos tomando conciencia de que Dios no puede ser lo que pensábamos. Todo ello nos coloca ante un desafío desconcertante y único.

Dejar a Dios ser Dios sería el primer paso. Salir de la presunción de que sabemos lo que es Dios y lo que espera de nosotros sería el segundo. Dios es parte de mí y no alguien que se coloca en frente y, mucho menos, contra mí. Solo descubriéndole dentro de mí podré acercarme a Él. Nunca me impondrá nada desde fuera. Él es el fundamento de mi ser y ahí debe descubrir lo que soy en profundidad. Para ser realmente lo que soy debo desplegar mis relaciones con mi verdadero ser, con mi falso yo, con el resto de los seres humanos y con la naturaleza.

Debemos dar un cambio radical a la manera de afrontar la cuaresma. El Dios que está encantado de vernos sufrir tiene que ser superado. El Dios que exige vasallaje y está siempre controlando nuestras acciones no es el Dios de Jesús. El Dios que nos castiga con el infierno por no ayunar es un tirano. No nos damos cuenta del ridículo de un Dios que está pendiente de lo que como o dejo de comer. La necesidad de esfuerzo personal para no destrozarnos debemos buscarlo en otra parte. No se trata de una exigencia de un ‘Dios’ externo sino de nuestro propio ser.

Los tres temas clásicos de la cuaresma son en resumen formidable de todas las relaciones posibles del ser humano. Ayuno no significa solo ayunar, sino toda privación voluntaria en orden a superar la trampa del hedonismo. Oración no significa ponerse frente a un Dios que está fuera de nosotros, sino bajar a lo hondo de nuestro ser y descubrir allí lo que realmente somos. Limosna no significa dar a un pobre unas monedas o la ropa que íbamos a titar a la basura, sino el ser capaces de salir de nosotros mismos e ira al otro para ayudarle a ser él mismo.

La motivación de nuestras actitudes no está en Dios ni en sus mandatos sino en la naturaleza de nuestra sicología. Los instintos grabados en nuestro ADN son los que pueden impedir nuestra auténtica realización humana. Pero no son exactamente los instintos, ellos son siempre buenos porque se han desarrollado para garantizar nuestra biología. Es la razón que puede tergiversarlos al pretender como bueno solo el placer o huir del dolor que su despliegue causa. La racionalidad me llevará siempre a buscar la potenciación de mi falso ser, no  tiene idea de lo que soy.

El placer y el dolor son formidables medios que la evolución ha descubierto para garantizar la vida biológica. Nuestra razón puede tergiversarlos convirtiéndolo en fines y buscándolos por si misamos. Aquí encontramos la clave de toda conversión. Buscar el placer o huir del dolor como único objetivo personal es la garantía de fracaso. Una vez que nos hemos sumergido en el desorden, es muy difícil recuperar la armonía perdida. Por eso es preciso el entrenamiento para restaurar el equilibrio.

Esto solo se puede conseguir a base de actos contrarios a los hábitos adquiridos. Si comiendo solo por placer he deteriorado mi salud, tengo que abstenerme de comer cuando no supone ningún desorden y así crear un hábito contrario al contraído. Pero incluso cuando no haya contraído ningún hábito pernicioso es conveniente privarse de algo para mantener el control y superar mi tendencia al hedonismo. En la vida espiritual también es imprescindible el esfuerzo personal para triunfar.

Si mis relaciones con Dios, conmigo mismo y con los demás no son las adecuadas será imposible desplegar mi verdadera humanidad. Tomar conciencia de esta realidad y no hacer sacrificios o penitencia es la verdadera finalidad de la cuaresma. Recordemos que metanoia no es penitencia sino cambio de manera de pensar para superar los errores que pueden hacer fracasar mi propia vida. El objetivo de la cuaresma debe ser acararme y tener mejor conocimiento de mis posibilidades.

 1 rescoldo

 No eres solo ceniza

Busca el rescoldo ardiente que ella esconde.

Avívalo, que se convierta en fuego.

La ceniza lo ha mantenido vivo,

fugo vivo que me mantiene vivo

y a partir de ella lo seguiré cuidando

 2 Dios agape

 Dar el paso del dios fabricado al Dios de Jesús.

No es un dios que premia y castiga.

Ni siquiera es un dios que ama,

Es el amor. El amor es su esencia.

Ágape que nos identifica con Él.

Los discursos no sirven para nada.

No se puede aprehender, hay que vivirlo.

 3 lucha

 Pongo en marcha estrategias concretas

Y me preparo para una lucha a muerte.

Dos fuerzas dentro de mí se contraponen.

Entrenarme para alcanzar la meta

sin ninguna obsesión por ser primero.

Luchar contra las apariencias que me arrastran.

Austeridad, Meditación y entrega.

Ayuno, oración y limosna.

 4 eres ola, eres mar

 Descubro lo que soy en lo más hondo.

No me inquietan mis fallos y fracasos.

Dios sigue siendo el mismo para mí,

pero de nada me sirve si lo ignoro

Ser consciente de lo que soy en Él,

para poder vivirlo.

Descubro lo falso de mi ego y lo abandono

 5 lo eterno y lo efímero

 Que lo oculto de Dios se vuelva transparente.

Que tu ego deje de ser el centro.

Centrarme en Él y aprovechar su hondura.

No dejarme llevar por lo instintivo.

Despliega las posibilidades de infinito,

no te dejes atrapar por lo caduco.

Libérate del yugo de lo efímero

 6 paz

 Sentirme en armonía si ninguna zozobra,

centrado en lo esencial nada puede inquietarme,

no me afecta lo que pueda pasar fuera de mí.

Afrontaré la adversidad con calma

En cualquier circunstancia estaré en paz,

nada podré alterar mi ser profundo.

 Eres ceniza que esconde un gran rescoldo.

 ¡¡¡Avívalo!!!

«¿A dónde quieres ir Iglesia de Navarra?: El peligro de hacer lo de siempre y como siempre»

Religión Digital

Me viene a la memoria una cita que he leído atribuida al teólogo, filósofo y humanista Erasmo de Rotterdam: «Al hombre no le gusta el cambio, porque el cambio significa mirar en el fondo de su alma con sinceridad, desafiarse a sí mismo y a su vida»

«He aquí lo que podría identificarse exactamente como el gusano más dañino no sólo de la vida humana, sino también de la vida espiritual, pastoral, eclesial -también, por hipótesis, de la Diócesis de Navarra-: ser resistentes al cambio»

«¡El cambio de paradigma no nos pide que hagamos cosas nuevas, sino que hagamos nuevas las cosas!»

«Y esto depende ni sólo ni principalmente del papa Francisco. Depende también, más y mejor aún, de su nuevo liderazgo, estimado Monseñor Florencio Roselló, y de la conversión -término clave para el cambio de las estructuras eclesiásticas- que debe producirse primero en cada uno de los que trabajamos en la Iglesia»

Me viene a la memoria una cita que he leído atribuida al teólogo, filósofo y humanista Erasmo de Rotterdam: «Al hombre no le gusta el cambio, porque el cambio significa mirar en el fondo de su alma con sinceridad, desafiarse a sí mismo y a su vida. Para ello hay que ser valiente, tener grandes ideales. La mayoría de los hombres prefieren revolcarse en la mediocridad, hacer del tiempo el estanque de su existencia»…Leer más (P. Joseba Kamiruaga Mieza CMF )

Martin M. Lintner: «¿Qué carga hemos impuesto a la gente en la Iglesia con una moral sexual tan estricta?»

Religión Digital

«Veo mi libro como una oferta de diálogo al Magisterio sobre temas que hasta el día de hoy conducen a dolorosos conflictos entre la teología y el Magisterio y donde la Iglesia claramente ha perdido crédito»

“En el libro trato de manera integral y crítica el desarrollo de la moral sexual de la Iglesia. Me gustaría mostrar por qué la Iglesia a menudo ha adoptado una posición sexualmente hostil y cómo podemos superar esta visión negativa”

“Para decirlo de manera sencilla, fueron los Padres de la Iglesia, es decir, clérigos o religiosos predominantemente célibes, quienes moldearon la moral sexual de la Iglesia a lo largo de los siglos»

“El celibato sacerdotal obligatorio no se estableció definitivamente en la Iglesia latina hasta el siglo XII. Esto tenía que ver no solo con la interpretación negativa de los actos sexuales, que harían impuro a un sacerdote por celebrar los sacramentos en la persona de Cristo»

“En el libro trato de manera integral y crítica el desarrollo de la moral sexual de la Iglesia. Me gustaría mostrar por qué la Iglesia a menudo ha adoptado una posición sexualmente hostil y cómo podemos superar esta visión negativa”. Es el objetivo explícito del teólogo y sacerdote Martin M. Lintner, quien con la obra Ética de las relaciones cristianas: desarrollos históricos – fundamentos bíblicos – perspectivas actuales (Herder), asegura que la institución eclesial, “con su rígida moral sexual, dificultaba innecesariamente la vida de las personas y les causaba graves problemas de conciencia”.

Y desde ahí, pretende “hacer una contribución teológicamente sólida y constructiva en el área de la ética sexual y de las relaciones. Veo mi libro como una oferta de diálogo al Magisterio sobre temas que hasta el día de hoy conducen a dolorosos conflictos entre la teología y el Magisterio y donde la Iglesia claramente ha perdido crédito”…Leer más (José Lorenzo)

DOMINGO   6º  (B) – Fray Marcos

(Lv 13,1-2.44-46) El sacerdote le declarará impuro de lepra en la cabeza.

(1Cor10,31-11,1) No escandalicéis a judíos ni a griegos ni a la Iglesia

(Mc 1,40-45) Si quieres puedes limpiarme. lo agarró y: Quiero: queda limpio.

Jesús liberaba al aceptar a todos sin reservas. La única manera de desplegar nuestra humanidad es la identificación con el diferente.

Seguimos en el primer capítulo de Marcos. Después de un enunciado general, que resume su habitual manera de actuar, nos narra la curación de un leproso. El leproso no tiene nombre. Tampoco se habla de tiempo y lugar determinados. Se trata de una generalización de la manera de actuar de Jesús con los oprimidos. Se advierte una falta total de lógica narrativa. Apenas ha pasado un día de la predicación de Jesús y ya le conocen hasta los leprosos que vivían en total aislamiento de la sociedad.

La lepra era el motivo más radical de marginación. Lo que se entendía por lepra en la antigüedad, no coincide con lo que es hoy esa enfermedad concreta. Más bien se llamaba lepra a toda enfermedad de la piel que se presentara con un aspecto más o menos repugnante. Tanto la lepra como las normas sobre la enfermedad, no son originales del judaísmo. Esas normas nos parecen hoy inhumanas, pero no tenía otra manera de defenderse de una enfermedad que podía causar estragos.

Se acercó, suplicándole: Si quieres puedes limpiarme. Esta actitud indica a la vez valentía, porque se atreve a trasgredir la Ley, pero también el temor a ser rechazado. Se puede descubrir una complicidad entre el leproso y Jesús. Los dos van más allá de la Ley. La liberación solo es posible a través de una relación profundamente humana. Si no salimos de la trampa de un poder divino para hacer milagros, nunca entenderemos el verdadero mensaje del evangelio. Jesús libera, humaniza porque trata humanamente a los demás. De ese modo les devuelve la capacidad de ser humanos.

 Sintiendo lástima. La devaluación del significado de la palabra “amor” nos obliga a buscar un concepto más adecuado para expresar esa realidad. En el NT, ‘compasivo’ se dice solo de Dios y de Jesús. La acción de Dios manifestada a través de los sentimientos humanos. La compasión era ya una de las cualidades de Dios en el AT. Jesús la hace suya en toda su trayectoria. Es una demostración de que para llegar a lo divino no hay que destruir lo humano. La compasión es la forma más humana de amor.

 Le tocó. El significado del verbo griego aptw, no es en primer lugar tocar, sino sujetar, atar, enlazar. Este significado nos acerca más a la manera de actuar de Jesús. Quiere decir que no solo le tocó un instante, sino que mantuvo esa postura durante un tiempo. Había que traducirlo por ‘le dio la mano’ o le abrazó.  Teniendo en cuenta lo que acabamos de decir de la lepra, podemos comprender el profundo significado del gesto, suficiente, por sí mismo, para hacer patente la actitud de Jesús. No solo está por encima de la Ley sino que asume el riesgo de contraer la lepra.

 Quiero… La simplicidad del diálogo esconde una riqueza de significados: Confianza total del leproso, y respuesta que no defrauda. No le pide que le cure, sino que le limpie. Por tres veces se repite el verbo kadarizw limpiar, verbo que significa también, liberar. Nos lanza más allá de una simple curación. Desaparece la enfermedad y le restituye en su plena condición humana: Le devuelve su condición social, y su integración religiosa. Vuelve a sentir la amistad de Dios, que era el valor supremo para un judío.

Lo echó fuera… y cuando salió… La segunda parte del relato es de una gran importancia. Se supone que estaban en un lugar apartado del pueblo, sin embargo, el texto griego dice literalmente: lo expulsó fuera, y del leproso dice: cuando salió. Una vez más nos está empujando a una comprensión espiritual. Jesús no quiere que continúe junto a él y lo despide inmediatamente; eso sí, con el encargo de no contarlo y de presentarse ante el sacerdote. Una vez más, manifiesta Marcos el peligro de que las acciones de Jesús en favor del marginado, fueran mal interpretadas.

¡Qué curioso! Jesús acaba de saltarse la Ley a la torera, pero exige al leproso que cumpla lo mandado por Moisés. Hay que estar muy atento para descubrir el significad. Jesús no está contra la Ley, sino contra las injusticias y tropelías que se cometían en nombre de ella. Él mismo tuvo que defenderse: no he venido a abolir la Ley, sino a darle plenitud. Jesús se salta la Ley cuando le impide estar a favor del hombre. Presentarse al sacerdote era el único modo que tenía el leproso de recuperar su estatus social.

El evangelio nos dice que las consecuencias de la proclamación de hecho, fueron nefastas para Jesús. Si había tocado a un leproso, él mismo se había convertido en apestado. “Y no podía ya entrar abiertamente en ningún pueblo”. Las consecuencias de la divulgación del hecho, podían también ser nefastas para el leproso. Era el sacerdote el único que podía declarar puro al contagiado. Los sacerdotes podían ponerle dificultades si tenían conocimiento de cómo se había producido la curación.  

La lepra producía exclusión porque la sociedad era incapaz de protegerse de ella por otros medios. Hoy la sociedad sigue creando marginación por la misma razón, no encuentra los cauces adecuados para superar los peligros que algunas conductas suponen para ella. No somos todavía capaces de hacer frente a esos peligros con actitudes humanas. Tenemos que recurrir a métodos deshumanizadores.

Jesús se pone al servicio del hombre sin condiciones, mostrándonos lo que tenemos que hacer nosotros. Dios no tiene nada que ver con la injusticia, ni siquiera cuando está amparada por la ley humana o divina. Jesús se salta a la torera la Ley, tocando al leproso. Ninguna ley humana, sea religiosa, sea civil, puede tener valor absoluto. Lo único absoluto es el bien del hombre. Pero para la mayoría de los cristianos sigue siendo más importante el cumplimiento de la ley, que el acercamiento al marginado.

No creo que haya uno solo de nosotros que no se haya sentido leproso y excluido por Dios. El pecado es la lepra del espíritu, que es mucho más dañina que la del cuerpo. Es un contrasentido que, en nombre de Dios, nos hayan separado de Dios. El evangelio de Jesús es buena noticia. El Dios de Jesús es Padre porque es Agape. De Él, nadie se tiene que sentir apartado. La experiencia de ser aceptado por Dios, es el primer paso para no excluir a los demás. Si partimos de la idea de un Dios que excluye, encontraremos mil razones para excluir en su nombre.

Seguimos aferrados a la idea de que la impureza se contagia, pero el evangelio nos está diciendo que la pureza, el amor la libertad la salud, la alegría también. Seguimos justificando demasiados casos de marginación bajo pretexto de permanecer puros. ¡Cuántas leyes deberíamos saltarnos hoy para ayudar a todos los marginados a reintegrarse en la sociedad y permitirles volver a sentirse seres humanos!

Urteko 6. igandea – 6º domingo T.O. (B) -José A. Pagola

(Markos 1,40-45)

GIZARTE BAZTERKETAREN AURKA-CONTRA LA EXCLUSIÓN

Judu-gizartean, lepraduna ez zen soilik pertsona gaixo bat. Beste ezer baino lehen, kutsatua zen. Izaki desohoratu bat, gizartean tarterik ez zuena, inon ere harrera onik egiten ez zitzaiona, bizitzatik baztertua. Lebitarrei liburu zaharrak argiro esaten zuen: «Leprak jotako gizonak arropak urraturik eramango ditu, ilea harro, eta Kutsatua! Kutsatua! oihu eginez ibiliko da. Gaitzak alde egin arte kutsatua izango da eta bakarrik biziko, kanpalekutik aparte» (13,45-46).

Jarrera zuzena, Liburu Santuek berretsia, argi dago: gizarteak zokoratu egin behar ditu lepradunak bizikidetasunetik. Hori da gauzarik hoberena guztientzat. Baztertze- eta ukapen-jarrera sendoa. Beti izango da gizartean sobera den jenderik.

Jesus asaldatu egin da egoera horren aurrean. Behin batean, lepradun bat hurbildu zitzaion, jende guztiari lepradun zela adieraziz segur aski. Jesus bakarrik dago. Ikasleek alde egin dute, agian, izuturik. Lepradunak ez dio eskatu «senda dezan», «baizik eta «garbi gerta dadin». Nahi duena, kutsaduratik eta gizarte-ukapenik libre gelditzea da. Hunkiturik gelditu da Jesus, eskua luzatu, lepraduna «ukitu» eta diotso: «Nahi dut, Geldi zaitez garbi».

Jesusek ez du onartu lepradunak eta kutsatuak bazter uzten dituen gizarte bat. Ez du onartu gizarte-ukapena jende ez-desiragarri denarekiko. Jesusek ukitu egin du lepraduna, beldurretik, aurreiritzitik eta tabuetatik liberatzeko. Garbitu egin du, denei esateko, Jainkoak ez duela inor ez baztertzen, ez zigortzen gizartetik ertzera botaz. Gizartea izan ohi da, soilik bere segurtasun propioa kontuan hartuz, hesiak eraiki eta bere baitatik duingabeak baztertzen dituena.

Duela urte batzuk denok entzun ahal izan genuen promesa, Estatuko erantzule gorenak hiritarrei egina: «Garbituko dugu kalea gaizkile txikietatik». Itxuraz, gizarte garbi baten barnean, jende zintzoaz eratuan, bada «zabor» bat, baztertu beharrekoa, kutsa ez gaitzan. Zabor bat, egia esan, ezin birziklagarria; izan ere, gaur egungo kartzela ez dago egina inor birgaitzeko, baizik eta «gaiztoak» zigortzeko eta «zintzoak» defenditzeko.

Bai erraza dela «hiritarren segurtasuna» gogoan izatea eta gaizkile txiki, drogadikto, prostituitu, eskale eta deserrotuez ahanztea. Azken hauetako askok ez du ezagutu sukalde bateko gozotasuna, ezta lan baten segurtasuna ere. Betiko harrapaturik, ez daki nola irten bere zori tristetik, eta, ezin ere, ezin du. Eta guri, hiritar eredugarrioi, geure kaleetan hesiak ezarri besterik ez zaigu otutzen. Itxuraz, den-dena zuzena eta oso «kristaua». Baina baita Jainkoaren aurkakoa ere.

José Antonio Pagola

Itzultzailea: Dionisio Amundarain

6 Tiempo ordinario – B (Marcos 1,40-45)

CONTRA LA EXCLUSIÓN

En la sociedad judía, el leproso no era solo un enfermo. Era, antes que nada, un impuro. Un ser estigmatizado, sin sitio en la sociedad, sin acogida en ninguna parte, excluido de la vida. El viejo libro del Levítico lo decía en términos claros: «El leproso llevará las vestiduras rasgadas y la cabeza desgreñada… Irá avisando a gritos: Impuro, impuro. Mientras le dura la lepra será impuro. Vivirá aislado y habitará fuera del poblado» (13,45-46).

La actitud correcta, sancionada por las Escrituras, es clara: la sociedad ha de excluir a los leprosos de la convivencia. Es lo mejor para todos. Una postura firme de exclusión y rechazo. Siempre habrá en la sociedad personas que sobran.

Jesús se rebela ante esta situación. En cierta ocasión se le acerca un leproso avisando seguramente a todos de su impureza. Jesús está solo. Tal vez los discípulos han huido horrorizados. El leproso no pide «ser curado», sino «quedar limpio». Lo que busca es verse liberado de la impureza y del rechazo social. Jesús queda conmovido, extiende su mano, «toca» al leproso y le dice: «Quiero. Queda limpio».

Jesús no acepta una sociedad que excluye a leprosos e impuros. No admite el rechazo social hacia los indeseables. Jesús toca al leproso para liberarlo de miedos, prejuicios y tabúes. Lo limpia para decir a todos que Dios no excluye ni castiga a nadie con la marginación. Es la sociedad la que, pensando solo en su seguridad, levanta barreras y excluye de su seno a los indignos.

Hace unos años pudimos escuchar todos la promesa que el responsable máximo del Estado hacía a los ciudadanos: «Barreremos la calle de pequeños delincuentes». Al parecer, en el interior de una sociedad limpia, compuesta por gentes de bien, hay una «basura» que es necesario retirar para que no nos contamine. Una basura, por cierto, no reciclable, pues la cárcel actual no está pensada para rehabilitar a nadie, sino para castigar a los «malos» y defender a los «buenos».

Qué fácil es pensar en la «seguridad ciudadana» y olvidarnos del sufrimiento de pequeños delincuentes, drogadictos, prostitutas, vagabundos y desarraigados. Muchos de ellos no han conocido el calor de un hogar ni la seguridad de un trabajo. Atrapados para siempre, ni saben ni pueden salir de su triste destino. Y a nosotros, ciudadanos ejemplares, solo se nos ocurre barrerlos de nuestras calles. Al parecer, todo muy correcto y muy «cristiano». Y también muy contrario a Dios.

José Antonio Pagola