“El conflicto no acabará cuando ETA se disuelva, sino cuando se reconforten todos los sufrimientos”

UNA ENTREVISTA DE ANDONI IRISARRI A FERNANDO ARMENDÁRIZ ARBIZU MIEMBRO DEL FORO SOCIAL PERMANENTE EN NAVARRA Y DE AMNISTÍA INTERNACIONAL
FOTOGRAFÍA IÑAKI PORTO – Domingo, 1 de Octubre de 2017 –
Diario de Noticias

PAMPLONA – El Foro Social Permanente viene trabajando desde hace algo más de un año en Navarra con un objetivo claro: vaciar las trincheras que cabó la violencia de ETA y pasar página a 50 años de confrontación en la sociedad. Pero no de forma abrupta, sino a través de un diálogo efectivo entre víctimas. Con esa ilusión trabaja Fernando Armendáriz Arbizu (Pamplona, 27 de enero de 1956), que junto con una decena de personas representa la delegación en Navarra de la iniciativa ciudadana a favor de la resolución del conflicto. Plantean la necesidad del reconocimiento de todos los sufrimientos, la aplicación de una justicia transicional (como fijan los organismos internacionales) que deje a un lado las medidas de excepción y la consecución de una paz integral, de la mano de cuantos más actores mejor. “Confío en que poco a poco se vengan abajo las reticencias que despertamos en algunos: las puertas del Foro están abiertas siempre para todos”.

¿Cuál es el objetivo del Foro Social en Navarra?

-Consideramos que Navarra tenía la entidad suficiente para abordar el conflicto desde aquí, con gente de aquí. La idea es amplificar todo lo posible la diversidad ideológica, que haya gente de todo tipo de procedencias, y que más que por votos funcionemos por consenso. Básicamente, queremos abrir un carril central, donde tratamos que los dos lados de las barricadas vayan cayendo y se llegue a un consenso social para dar pasos e iniciativas que puedan confluir en una paz integral. Eso no significa que esto terminará con el desarme y cuando ETA se disuelva. No. Hace falta que los sufrimientos que ha habido, que ha habido muchos y muy diversos, se sientan reconfortados y reconocidos.

¿En qué está trabajando el Foro Social Permanente en Navarra?

-Lo primero que hicimos fue un encuentro de víctimas en el Parlamento, el 4 de noviembre de 2016. Aquello supuso la salida al público del Foro Social en Navarra, y fue muy satisfactorio ver juntas a víctimas de distintos grados. Cómo expusieron sus visiones juntas, y sobre todo la foto conjunta del final. Es en esencia la imagen que queremos trasladar a la sociedad: que algún día esa sociedad que ha estado enfrentada, a veces a muerte, se pueda fotografiar junta. Esa sería la culminación de lo que llamamos paz integral. También presentamos un informe sobre presos, e hicimos otra jornada en el Parlamento sobre torturas en mujeres, que siempre han estado más olvidadas en el conflicto.

¿Cuáles son los próximos retos del Foro Social en Navarra?

-Estamos preparando para el 28 de octubre un foro de alcaldes que se celebrará en el Baluarte. La idea es hacer un encuentro con gente que trabaja en los municipios, con el objetivo de que ese foro sea el punto de partida de iniciativas de reconciliación y convivencia donde el conflicto ha enfrentado a vecinos. Nos parece que todos pueden hacer un aporte a ese tipo de reconciliación y a la creación de una convivencia múltiple, donde todas las ideas se puedan expresar con normalidad, donde el debate político es bueno y sano, siempre que esté en el marco del respeto a la vida y la libertad.

¿Qué lecciones está extrayendo el Foro Social de Navarra de estas primeras actividades?

-Vemos que estamos en un momento privilegiado para avanzar mucho más en la consecución de una paz integral, con verdad, justicia y reparación para todas las víctimas, y la garantía de no repetición. Creemos que la colaboración entre la sociedad civil, los agentes políticos, el Estado francés y los gobiernos vasco y navarro han permitido que sucedan cosas como el desarme de Baiona. A raíz de eso se pueden abrir otros escenarios novedosos, aplicando los procedimientos internacionales previstos en la estrategia de desarme, desmovilización y reintegración (DDR). Cuando ETA decida echar la persiana, sin entrar en totems semánticos, queremos que se vea como un aporte definitivo a la paz. Por otra parte, habrá que conseguir que pasemos de una justicia especial, de unas leyes especiales, a una justicia transicional. Que las leyes ad hoc que se crearon para ETA ya no tienen sentido y se pueda ir solucionando el tema de los presos.

En la CAV se han hecho rondas con partidos en el Parlamento. ¿Cómo está esto en Navarra?

-Nosotros siempre que tenemos una iniciativa llamamos a todos los partidos, porque nuestro deseo sincero es que todos se integren. No todos nos dicen que sí, y eso ralentiza este proceso. Es algo que lamentamos, porque queremos aunar todas las sensibilidades políticas, y cuando digo todas son todas. Pero aún así ha habido avances, algunas reticencias ya se han roto. Hemos conseguido que no nos miren como una organización de parte. Queremos que la sociedad vea que hay un proceso de resolución en el que todas las sensibilidades confluyen en un único carril, sin vencedores ni vencidos, sin enfrentamientos, sino construyendo desde la diversidad, desde la confrontación ideológica, pero con el objetivo que nos une a todos, que es el cierre definitivo de las heridas.

UPN y PPN han sido reticentes a participar en iniciativas del Foro Social. ¿Han hablado con ellos?

-Hemos ampliado el grado de interlocución con los partidos que sustentan al Gobierno, también con el PSN, pero con UPN ha sido más complicado. En estos momentos seguimos abiertos al diálogo. UPN y PPN nos dicen que no, de momento. Creo que llegará el momento en el que nos perciban como un instrumento útil para crear un espacio de convivencia y una resolución total del conflicto. Hoy ETA es una organización desarmada, algo que han acreditado observadores internacionales. Pero aunque desaparezca, la paz no acaba mientras haya una huella del conflicto en alguna persona. Y queremos ser el instrumento para borrar no el recuerdo, sino la marca que dejan esas pisadas.

¿Qué propone el Foro Social para cerrar esas heridas definitivamente?

-Ese carril central tiene que ver con la percepción de que es necesario tomar todos el mismo tren aunque unos vayan en un vagón y otros en otro, pero evidentemente para eso hace falta salir de las trincheras, salir de esa dialéctica de las trincheras. Queremos reconocer todos los sufrimientos, y las responsabilidades, todas, incluidas las de la propia sociedad. Cada cual tiene las suyas, pero todos hemos sido responsables también de unos años en los que la sociedad ha sufrido mucho. Y eso queremos que se supere a través de un camino común que se forme entre todos, donde el consenso sea un poco el motor de ese tren que va por ese carril.

¿Cómo se logra ese objetivo?

-Fundamentalmente a través del diálogo, que es nuestro único instrumento y soluciona cosas imposibles. Estamos en un gran momento para dar pasos, y lamentamos que esas reticencias nos retrasen. Y eso nos lleva hasta el Gobierno central. Creemos que tiene que haber una voluntad para resolver cuestiones que tienen que ver con presos y con justicia transicional. Suyos son los instrumentos legislativos, y de verdad creemos que llegará un día en el que sea partícipe y estaremos en un momento totalmente distinto. Pero hay que respetar los momentos de cada expresión política y social. Nuestra voluntad es esta, es sana y es sincera, aunque sepamos que habrá momentos complicados.

¿Qué papel jugaría la justicia transicional?

-Fundamentalmente una justicia que se marque la superación de las leyes de excepción. Cuando la ley se acerque lo más posible a la justicia con un respeto absoluto a las víctimas y escuchándoles, se superarán también muchas de las cuestiones que se dan con los presos. La reintegración de los presos tendrá que trabajarse legalmente. Hay juristas mirándolo, y hay vías abiertas para ver cómo entrar en ese meollo. Eso es importante.

Las leyes de excepción son un obstáculo. Pero también todos los crímenes de ETA sin resolver.

-Claro, ahí hay una clave importante. Hay decenas de crímenes, de atentados sin resolver. Eso se debe atajar. Pero se debe atajar desde la justicia transicional, sin encarnizamiento, sin saña. Buscamos justicia, no venganza.

El Gobierno de Navarra creó la dirección general de Paz y Convivencia y ha dado pasos por el reconocimiento de todas las violencias. ¿Desde el Foro Social, cómo se ven estas iniciativas?

-Vemos con satisfacción el hecho de que el Gobierno de Navarra se implique en la resolución del conflicto y apueste por la reconciliación. Pero las instituciones tienen sus tiempos, sus métodos, y nosotros funcionamos de otra manera. El respeto institucional también es una seña de identidad del Foro, porque creemos que las instituciones tienen la legitimidad de los votos para abordar la resolución. Aplaudimos las iniciativas, pero no entramos a valorar si se tendría que hacer una u otra cosa.

¿Hay, como dicen algunas asociaciones y partidos como el PSN, un deber con las víctimas de ETA?

-Contábamos con algunas respuestas que se han dado. Siempre que nos hemos dirigido a las víctimas lo hemos hecho de manera respetuosa en el sentido de que un sí o no eran respuestas legítimas, totalmente entendibles y respetables. Por diversos motivos algunos no aceptan. Pero no hemos obtenido críticas por parte de asociaciones de víctimas. Seguimos con todas las puertas abiertas y de las víctimas sobre todo hemos aprendido lecciones enormes: como el coraje de expresar su dolor, sus sentimientos, sus ideas… eso nos ha dado una fuerza impresionante para seguir con un trabajo que creemos que se está haciendo bien.

Muchas veces se dice que la sociedad va por delante que la política a la hora de hablar de la violencia y el pasado. ¿Cómo ven el postconflicto en Navarra?

-Nosotros trabajamos para crear una sociedad en la que la convivencia no se vea truncada por un pasado de enfrentamiento. Creemos que es positivo impulsar todo esto en el marco de la sociedad navarra, y aunque es lo que más se puede alargar es lo que más satisfacciones nos puede dar. Queremos que ahí la sociedad sea cómplice con el Foro Social. Todas nuestras propuestas van dirigidas a ellos, como representantes legítimos para que creen conciencia de resistencia a repetir errores pasados y apuestas por soluciones útiles. Es un punto de tensión enriquecedor.

¿Ven mimbres en Navarra para construir ese futuro?

-Desde que empezamos hasta ahora, esto parecía que era un capítulo superado. Ni siquiera es un capítulo, es todo un libro. Hay que pasar página, pero después de leerla. Y claro, creemos que en la sociedad hay mimbres suficientes. Te hablo de las víctimas. Incluso en las que no nos apoyan explícitamente, creemos que hay algún mimbre que tiene que empezar a brotar. O, al menos, esa es la ilusión que tenemos, y confiamos en que al final el mayor número posible confluya en el foro y podamos recorrer el camino juntos.

BIOGRAFÍA

Una vida por los derechos humanos. Comenzó con 15 años a revolver en los movimientos estudiantiles. “Pero la política enseguida me apartó de su camino”, recuerda cuando se le insta a repasar su biografía. Eso le movió a engancharse al activismo social y en 1978 ya se vinculó con Amnistía Internacional. Luego llegaron todas las demás batallas: de la mano de Protection International para la defensa de los derechos de los indígenas; en SOS Racismo, para defender los derechos de los migrantes; o en Zabaldi, sólo por citar algunos ejemplos. Fue mecánico durante 36 años, y ahora trabaja en Traperos de Emaus. “Un mes aquí le quita los prejuicios a cualquiera”, asegura.

“El Gobierno central tiene los instrumentos, y es el que tiene que dar pasos en materia penitenciaria”

“Los casos sin resolver de ETA se tienen que atajar, pero con una justicia que no se base en la venganza”