Monseñor Iceta, obligado a dialogar con las clarisas de Belorado y convencerlas de quedarse en la Iglesia

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«Sor Isabel no quería ni podía resignarse a perder el mando de una abadía que había ayudado a refundar hace unos 15 años, tras salir del convento de Lerma, que acababa de elegir abadesa a Sor Verónica Berzosa, su rival»

«Sólo le quedaba, para triunfar como Verónica, ampliar el ‘negociado’ y refundar un nuevo convento. Y se fijó en el de las clarisas de Orduña, que estaba en las últimas»

«Pablo de Rojas le ofreció los argumentos teológicos que le permitían salvar la cara a nivel doctrinal y la convenció para que abandonase la Iglesia católica conciliar (como él llama a la Iglesia católica romana) y se pasase a su Pía Unión, sin renunciar a su fe»

«Si son excomulgadas, tienen que dejar el convento, buscar acomodo en algún lugar que pueda proporcionarle su nuevo ‘jefe’ y renegar de los votos solemnes, a los que juraron ser fieles de por vida. Desahuciadas, sin casa y sin votos»

Ni un inmueble (por muy caro que sea) ni una profunda crisis de fe, que parece enterrar 40 años de vida espiritual contemplativa, ni las malas relaciones con el arzobispo de Burgos. La causa profunda y fundamental del cisma de Belorado parece estar en el ego desmedido de su abadesa, Sor Isabel de la Trinidad, y en su influencia autoritaria sobre la mayoría de sus ‘hermanas’ de comunidad…Leer más (José Manuel Vidal)…