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«Es evidente que Francisco quiere poner en pie una Iglesia sinodal, en las antípodas de la clericalista que nos ha llevado, entre otras desgracias, al agujero negro de la pederastia y de su encubrimiento sistemático»
«A partir de ahora, puede ser normal que los acuerdos alcanzados en el aula sinodal sean aprobados o ratificados y publicados por el obispo de Roma como magisterio suyo, sin necesidad de redactar un texto propio o diferente al acordado por los padres sinodales»
A diferencia de sus predecesores, indicaba en otra colaboración, Francisco es el primero que recupera y activa el protagonismo de todo el pueblo de Dios recabando su parecer en la preparación del Sínodo extraordinario de obispos (2014) y del ordinario (2015) sobre la familia y la moral sexual. Se trata de un paso que, como todo inicio, es modesto en su realización, interesante en su pretensión y llamado a un mayor desarrollo. Y lo es porque se trata, si no me equivoco, de la primera ocasión en que se toma en serio la primera de las interpretaciones de Mt 16, 19: la que entiende que el “poder” de Cristo pasa a la Iglesia por medio de Pedro, es decir, la defendida por los Santos Padres.
Después de este primer ensayo de sinodalidad hubo una notable intervención suya el 17 de octubre de 2015, con motivo de la conmemoración del 50º aniversario de la institución del Sínodo de los obispos por parte de Pablo VI. Se trata de una intervención precedida de un importante discurso a la Administración vaticana, el 22 de diciembre de 2014, conocido como “las quince enfermedades de la curia”. Y a la que sucederá otro, a los dos meses de la conclusión del Sínodo ordinario, el 21 de diciembre de 2015, que será citado como el de “los antibióticos del Papa para la curia romana”…Leer más…(Jesús Martínez Gordo)