JMJ, ¿Woodstock católico o fiesta de la fe?

José Manuel Vidal

De pequeña fiesta creyente a gran encuentro planetario. La Jornada Mundial de la Juventud, que comenzó en 1986 en Roma, ha ido creciendo como un gigante, para convertirse en una especie de «Woodstock católico», para unos, y en «multitudinaria fiesta de la fe», para otros. Siempre en vilo, entre lo humano y lo divino, entre Dios y la ‘rave party’, entre la espectacularización de la fe y el encuentro íntimo con Cristo.

Un riesgo del que advertía, hace ya unos años, el cardenal hondureño, Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga: «La JMJ no es un Woodstock católico sin droga sin alcohol, como algunos dicen, sino un testimonio del Espíritu Santo». 

Porque, para Francisco, una cosa es «armar lío», conquistar la calle para Dios y sembrar esperanza y compromiso evangélico en el corazón audaz de los jóvenes, y otra convertir a la Iglesia en una macro organizadora de eventos multitudinarios, con los que ni los Juegos Olímpicos pueden competir. Leer más