Los cambios de nombres no bastan y las renuncias no son suficientes en Chile

Rodrigo Silva

Lo ocurrido en estos días con la conferencia de Chile es un precedente absoluto en la historia. Es como una película de terror, de sufrimiento y de esperanza en tiempo real.

No sé si alguno de ustedes le ha ocurrido en estos días. Pero yo, al menos, siento que estoy viendo una película, luego de varios años. Cine en tiempo real. De terror, de sufrimiento y de esperanza.

¿Cuántos años han debido pasar, en el caso de Chile, para que el tema de los abusos sea el elemento central que genere un cambio profundo en la iglesia de Chile?

En este mayo han ocurrido hechos extraordinarios. Lo inmediato, la renuncia masiva de todos los obispos chilenos. Sin precedentes. Todo indicaba que no podía ser de otra manera. Estaban dadas todas las señales.

Previo a eso, la dureza y tajante claridad con la cual el Papa se dirigió a todos los obispos chilenos, eméritos incluidos, en el texto de su carta en la cual les invita a meditar. Encubrimiento de los abusos pareciera haber sido lo mínimo. Fue «el desde». Obstrucciones, presiones, chantajes. Todo lo inesperado de una institución que debe regirse por los valores del Evangelio. La antítesis del mensaje central que deben tener los pastores con «el pueblo de Dios».

La propia convocatoria del Papa a todos los obispos para que fuesen a Roma y la forma cómo lo hizo, a través de una carta que pidió expresamente que fuera pública, en que les dijo que había sido engañado por ellos. Algo sorprendente e inédito. Presagio de una tormenta inminente.

La presencia en Roma de los tres emblemáticos denunciantes de Karadima y su conferencia posterior a las reuniones individuales y colectivas con el Papa. Hablaron duro, fuerte y claro, desde el propio Vaticano, en contra de la jerarquía de la iglesia chilena y, en particular, de los cardenales Ezzati y Errázuriz.

Renunciados todos los obispos, la conferencia episcopal pide perdón y enaltece a las víctimas de los abusos por su perseverancia para la denuncia sistemática. Todo muy tarde y no necesariamente creíble.

Lo ocurrido en estos días es un precedente absoluto en la historia. Una señal para el mundo.     Leer más…

Rodrigo Silva en Religión Digital, 19 de mayo de 2018