Francisco confía al arzobispo José Cobo la misión de buscar perfiles más acordes a su idea de la Iglesia, en una estrategia similar a la que siguió Pablo VI con Tarancón en los estertores del régimen de Franco
“Francisco quiere ser un Pablo VI para España, y que Cobo sea su Tarancón”. Un experto con décadas de conocimiento de la Congregación para los Obispos (la fábrica vaticana de prelados) define de este modo el movimiento que el Papa ha llevado a cabo el pasado sábado y que, pese a pasar desapercibido para buena parte de la prensa generalista, supone un golpe de efecto imprescindible para entender el futuro de la Iglesia española. Este sábado, el bolletino de la Sala Stampa anunciaba que Bergoglio había designado al arzobispo de Madrid, José Cobo, y al obispo de Teruel y Albarracín, José Antonio Satué, miembros de esa congregación encargada del nombramiento de nuevos obispos.
Cobo –que el próximo 30 de septiembre también será designado cardenal– y Satué –a quien el Papa nombró juez del ‘caso Gaztelueta’, y que cuenta con experiencia en la Curia vaticana, además de una probada lealtad al pontífice–, serán a partir de ahora, junto al cardenal Omella, los responsables de encontrar entre los 17.000 sacerdotes españoles aquellos que puedan ser designados obispos para cambiar el rostro de una Iglesia española, que es reconocida como una de las más conservadoras de Europa.
El trabajo no parece sencillo, pues a la falta de vocaciones se suma un clero envejecido y unos sacerdotes jóvenes que, en su mayoría, provienen de nuevos movimientos conservadores, como los kikos o el Opus Dei…Leer más…(Jesús Bastante)