El Arzobispo de Pamplona manda al retiro a curas navarros en activo,

El Arzobispo de Pamplona manda al retiro  a curas navarros en activo, mientras está dispuesto a admitir a venidos  de fuera, con tal de que sean de movimientos piadosos y conservadores.

Rosmini

Las opciones pastorales del Arzobispo de Pamplona, D. Francisco Pérez González,  se hacen cada día más diáfanas. Ha entregado los puestos claves de la Diócesis a personas  jóvenes , pertenecientes a movimientos,  en general con poca experiencia pastoral, y poco conocimiento de la diócesis, de su historia y de su clero. Prescinde en todo lo posible del Consejo del Presbiterio y el de Pastoral ni siquiera lo ha renovado. Con su  equipo de cargos diocesanos  está imponiendo unos objetivos pastorales muy tradicionales solamente asumidos por curas y laicos muy conservadores, sin garra evangelizadora, ante la indiferencia de una gran parte del clero y de los agentes de pastoral. Así ha sucedido con la consagración de Navarra al Corazón de Jesús, incluida la colocación de un monumento al Corazón de Jesús, cuyo coste total se ignora, pues solamente han informado de los 180.000 € que ha costado la imagen de bronce.

Nuevos datos de este rumbo involucionista que Monseñor Pérez está dando a la diócesis son algunos cambios  significativos que está haciendo en estos días en parroquias y el modo como los hace. Está desalojando de sus parroquias a sacerdotes que están en activo, trabajando bien, aceptados por  sus comunidades parroquiales y que podrían seguir trabajando durante algunos años más- Así lo ha hecho días pasados con el párroco de Mutilva Baja, de quien se están publicando en la prensa de estos días cartas muy elogiosas , lamentando la decisión del Arzobispo de retirarlo de Mutilva y dejándolo en paro encubierto en una pequeña parroquia.


La misma decisión se repite  en estos días con los tres sacerdotes que atendían la parroquia de Nuestra Señora del Rio en la Rochapea: dos tienen edad de jubilación, pero el tercero más joven podía haber asumido la función de párroco y haber continuado el mismo equipo. Esta solución se ha dado con normalidad en otros casos de equipos sacerdotales en que el párroco, al cumplir la edad de jubilación, pasa a ser vicario parroquial y el vicario parroquial pasa a ser párroco. Pues en este caso de la parroquia de Nuestra Señora del Río, no se ha dado esta opción, o mejor ninguna opción. Se les comunica a los tres sacerdotes que para Septiembre tienen que dejar la parroquia a un nuevo equipo, alegando razones de edad. Ni siquiera se les dice ni pregunta dónde pueden seguir trabajando, se les invita vagamente a tomarse un descanso y ya pensaremos algo para el futuro. Así se ha actuado con unos sacerdotes que llevan más de 20 años en  una parroquia emblemática, que desde los tiempos del franquismo acogió las causas de los pobres, de los colectivos laborales en conflicto, y que en la actualidad está atendiendo a emigrantes y colectivos marginados de cualquier situación que desde décadas saben que contaban con las puertas abiertas de la parroquia de nuestra Señora del Rio. Todo se acaba con una conversación del Vicario General con los sacerdotes interesados por separado, comunicando la decisión tomada por razones de edad, pero que sin duda responde a un objetivo de eliminar un estilo de pastoral de compromiso y encarnación con los más pobres.

Se está volviendo al poco fraterno modo autoritario de actuar de los peores tiempos del anterior obispo. Creíamos superados esos procedimientos con un Monseñor Pérez González que se presentaba cercano, amistoso en gestos y modales. Pero muchos sacerdotes y laicos desconfían ya de unos gestos que luego no se corresponden con la realidad, pues no se toma en cuenta las personas, no se dialoga, no se escucha y solo se remite a una obediencia preconciliar entendida como obediencia ciega y sumisa.

Lo más desconcertante de todo esto es que mientras el Arzobispo prescinde de sacerdotes en activo como en los casos indicados  y otros que todavía están en la fase de rumores,  está dispuesto a admitir y  admite en la pastoral diocesana a miembros de congregaciones nuevas, sin recorrido eclesial avalado por el tiempo, con aprobación puramente de algún obispo de  diócesis lejana. Basta que sean jóvenes y de una mentalidad y formas conservadoras para que tengan abiertas las puertas de la Diócesis.

Acaba de producirse la renuncia a Roncesvalles por parte de  los benedictinos alemanes de la Abadia de Santa Otilia, porque no se les ha dado la propiedad de la Colegiata. Pero si no hubieran tenido esa pretensión los benedictinos alemanes, el Arzobispo  no hubiera tenido ningún inconveniente en entregarles la gestión de Roncesvalles,, aunque la opinión mayoritaria  del clero  en el Consejo del Presbiterio se manifestó en contra de la entrega a extranjeros de una colegiata tan emblemática en la Diócesis y en Navarra. 

En años pasados la diócesis  ha acogido a los Ermitaños eucarísticos del Padre Celestial, de espíritu franciscano, y naturales de Colombia que atienden algunas parroquias de la Cuenca de Pamplona. Y últimamente  a los Hermanos Misioneros Identes, que se han ubicado en un edificio misionero de Javier y a quienes se les  encomienda algunas parroquias de la zona.

De acuerdo con este mismo criterio de fácil acogida de agentes de pastoral venidos de fuera, está produciendo asombro ( por llamarlo de manera suave) la admisión en la diócesis de 25 jóvenes novicias, procedentes de Colombia y que parece que son la rama femenina de los Ermitaños Eucarísticos ubicados en Marcalain. Después de haberlas tenido varios meses en el edificio del Seminario, las ha enviado a una casa que la Diócesis ha comprado en Tudela a los Capuchinos.. Según informó el Arzobispo en el Consejo del Presbiterio, son una Asociación de fieles, aprobadas por el obispo Escarrone de una Diócesis de Uruguay.  Han venido a Pamplona para estudiar y formarse según el principio de que la iglesia es universal y católica y hay que estar abiertos  a acoger a los de fuera. No precisó el Arzobispo si hay un criterio de discernimiento para estas acogidas y con  quién lo hace, ni tampoco informó del coste económico que supongan para la diócesis todas estas acogidas.

Pero el asombro en muchos, el estupor en bastantes y en la indignación en algunos , radica en que se acoja a los de fuera en aras de un pluralismo teórico y se prescinda de bastantes de los de casa porque el estilo pastoral de algunos curas y de algunas  parroquias no encaja con la línea pastoral personal del Arzobispo. 

                                                                                                              Rosmini