«Integristas» musulmanes han vuelto a tomar el poder en Afganistán, imponiendo una ley islámica “sin glosa”, como si no hubieran pasado catorce siglos desde la “revelación” de Mahoma.
Muchos son en ese contexto los temas discutidos, empezando por la «ley del Islam»: Si la interpretación «afgana» del Islam es la única o si hay otros tan buenas, e incluso mejores, como muchos creen (creemos).
Discutida es también la forma de presión o imposición político-social que se ha hecho y puede hacerse desde ahora en Afganistán. Vinieron primero los «adelantados» del paraíso soviético y se fueron. Han venido después los «apóstoles» del capitalismo occidental, dirigidos por USA, y acaban de irse. ¿Vendrán ahora los chinos a extender su mercado universal, pero sin entrar en la política y vida interna del país?
Este problema afgano tiene muchas vertientes y yo quiero hoy evocarlo desde la perspectiva de la mujer en el Corán.
El primero de los temas: Canto (o llanto) a la mujer afgana
En ese contexto se puede hablar de un canto a la mujer: El Islam ha querido ser y ha sido un homenaje social y religioso a la mujer «casada» (en casa), sometido a la norma de vida del varón (padre, marido) que la “protege”, conforme a una ley que se declara revelada eternamente por Dios
Pero en otra línea se puede hablar de llanto por la mujer tomada como persona libre, con su propia voluntad, dentro de un orden superior donde varones y mujeres han de responder a la misma voluntad de Dios...Leer más…(Blog Xabier Pikaza)