20. IGANDEA URTEAN ZEHAR, «Surik gabe ezin / Sin fuego no es posible»

2013ko abuztuaren 18a
Lukas 12, 49-53

José Antonio Pagola

Estilo garbiro profetikoan, ezohiko hitz hauez laburbildu du Jesusek bere bizitza osoa: «Munduan sua piztera etorri naiz, eta ai balego jada sutan!» Zertaz mintzo da Jesus? Haren hizketaren izaera enigmatiko horrek erantzuna norabide desberdinetan bilatzera eraman ditu exegetak. Nolanahi ere, Jesusen misteriora suharkiago eta grinatsuago hurbiltzera gonbidatzen gaitu «suaren» irudi horrek.

Jesusek bere barruan duen sua Jainkoarekiko grina da eta sufritzen ari direnekiko errukia. Ezin jarri izango da agerian inoiz ere haren bizitza guztia arnasten duen atzeman ezineko maitasun hori. Haren misterioa ezin hesituko da sekula, ez formula dogmatikoetan, ez jakintsuen liburuetan. Ezin idatziko du inork ere Jesusez behin betiko libururik. Jesusek erakarri eta erre egiten du, larritu eta garbitu. Ezin jarraitu ahal izango dio inork ere Jesusi bihotza itzalirik edo zaletasun epel edo aspertu batez.

Haren hitzak sutan jartzen du bihotza. Adiskidetasunez eskaintzen die bere burua zokoratuenei, esperantza pizten du prostituituengan eta konfiantza mespretxatuenak diren bekatariengan, borroka egiten du gizakiari kaltegarri zaion ororen kontra. Gerla egiten die formalismo erlijiosoei, gizatasunik gabeko zorroztasunei eta legea hertsiki interpretatzeari. Ez ezerk, ez inork kateatzen ahal du askatasuna ongia egiteko. Ezin jarraitu ahal izango diogu inoiz ere ohikeria erlijiosoan edo «zuzenaren» konbentzionalismoan biziz.

Jesusek piztu egiten ditu gatazkak, ez ditu itzaltzen. Ez da etorri sasi-patxada ekartzera, baizik tirabira, aurkaritza eta banaketa. Egia esateko, geure bihotzean berean sartzen du gatazka. Ezin babestu gara haren deiaren kontra, erritu erlijiosoen edo jarduera sozialean ezkutuaren atzean. Ez gaitu babestuko haren begiratutik inongo erlijiok. Ez gaitu askatuko haren erronkatik inongo agnostizismok. Egian bizitzera deika ari zaigu Jesus eta egoismorik gabe maitatzera.

Haren sua ez da galdu heriotzaren ur sakonetan murgildu denean. Bizi berri batera pizturik, haren Espirituak sutan jarraitzen du historia guztian barna. Lehen jarraitzaileek sutan sentitu dute beren bihotzean, hura bidelagun dutela haren hitzak entzutean,

Non senti daiteke gaur egun Jesusen su hori? Non suma genezake haren askatasun kreatzailearen indarra? Noiz da sutan gure bihotza haren Ebanjelioa onartzean? Non bizi gara era grinatsuan haren urratsei jarraituz? Gure artean kristau-fedea galtzen ari dela ematen duen arren, Jesusek mundura ekarritako suan bizirik jarraitzen du errauspean. Ezin utzi dugu guztiz itzaltzen. Bihotzean surik gabe, ezin da Jesusi jarraitu.

Sin fuego no es posible

18 de Agosto de 2013
Lucas 12, 49-53

En un estilo claramente profético, Jesús resume su vida entera con unas palabras insólitas: “Yo he venido a prender fuego en el mundo, y ¡ojalá estuviera ya ardiendo!”. ¿De qué está hablando Jesús? El carácter enigmático de su lenguaje conduce a los exegetas a buscar la respuesta en diferentes direcciones. En cualquier caso, la imagen del “fuego” nos está invitando a acercarnos a su misterio de manera más ardiente y apasionada.

El fuego que arde en su interior es la pasión por Dios y la compasión por los que sufren. Jamás podrá ser desvelado ese amor insondable que anima su vida entera. Su misterio no quedará nunca encerrado en fórmulas dogmáticas ni en libros de sabios. Nadie escribirá un libro definitivo sobre él. Jesús atrae y quema, turba y purifica. Nadie podrá seguirlo con el corazón apagado o con piedad aburrida.

Su palabra hace arder los corazones. Se ofrece amistosamente a los más excluidos, despierta la esperanza en las prostitutas y la confianza en los pecadores más despreciados, lucha contra todo lo que hace daño al ser humano. Combate los formalismos religiosos, los rigorismos inhumanos y las interpretaciones estrechas de la ley. Nada ni nadie puede encadenar su libertad para hacer el bien. Nunca podremos seguirlo viviendo en la rutina religiosa o el convencionalismo de “lo correcto”.

Jesús enciende los conflictos, no los apaga. No ha venido a traer falsa tranquilidad, sino tensiones, enfrentamiento y divisiones. En realidad, introduce el conflicto en nuestro propio corazón. No es posible defenderse de su llamada tras el escudo de ritos religiosos o prácticas sociales. Ninguna religión nos protegerá de su mirada. Ningún agnosticismo nos librará de su desafío. Jesús nos está llamando a vivir en verdad y a amar sin egoísmos.

Su fuego no ha quedado apagado al sumergirse en las aguas profundas de la muerte. Resucitado a una vida nueva, su Espíritu sigue ardiendo a lo largo de la historia. Los primeros seguidores lo sienten arder en sus corazones cuando escuchan sus palabras mientras camina junto a ellos.

¿Dónde es posible sentir hoy ese fuego de Jesús? ¿Dónde podemos experimentar la fuerza de su libertad creadora? ¿Cuándo arden nuestros corazones al acoger su Evangelio? ¿Dónde se vive de manera apasionada siguiendo sus pasos? Aunque la fe cristiana parece extinguirse hoy entre nosotros, el fuego traído por Jesús al mundo sigue ardiendo bajo las cenizas. No podemos dejar que se apague. Sin fuego en el corazón no es posible seguir a Jesús.

Jose Antonio Pagola

*ORAR CON EL EVANGELIO.(Lc.12,49-53)

•DOMINGO XX. T.O-C- AGOSTO 18
* Seguimos este domingo con el viaje de Jesús a Jerusalén, acompañado de sus seguidores más íntimos. Y a medida que avanzan hacia la ciudad santa el horizonte en su diálogo se hace más sombrío, el destino en la cruz está ya muy cerca (no olvidemos que Jesús es humano). Los que caminan con El se dan cuenta de que sus enseñanzas son cada vez más exigentes.
¡Qué humano se nos muestra Jesús en los momentos límites, cuando se está jugando lo decisivo de su existencia!, siente angustia. Jesús es consciente de que la “Buena noticia del Reino”, con todo lo que conlleva de apertura gozosa a los pobres, enfermos y pecadores, es acogida por algun@s, pero sin embargo choca con la incomprensión de la mayoría, entre los que encuentra a los propios familiares.
Jesús, el profeta de Galilea, no pretendió con sus enseñanzas en ningún momento estar a bien con tod@s ni a cualquier precio; no quiso poner su vida a salvo sino entregarla por tod@s y así cumplir la voluntad del Padre. Soñaba con una familia humana habitada por el amor a la justicia fraterna. Está movido apasionadamente por el fuego del amor y la justicia. Este es el “fuego” del que habla Jesús. ¡Ojala estuviera ya ardiendo!
Su palabra es crítica con el mal del mundo o de la Iglesia y autocrítica con lo que se nos va pegando en el discurrir cotidiano del trabajo por el Reino. Su palabra es actual, es esperanzadora, libera, comunica el Espíritu de Dios que siempre alienta. ¿La profundizamos?
¿La dejamos que nos hable?..
El “fuego, la paz” de que Jesús nos habla, es muy distinta de la que nos presenta este mundo en que vivimos. La paz nosotros la entendemos o el mundo la entiende como comodidad, tranquilidad, que nadie me moleste… En cambio, la paz del discípulo es la del que se rompe en el servicio a l@s demás, y no le importa terminar rot@, preocupad@ siempre por buscar soluciones a los problemas. Ser cristian@ significa ser consciente de haber recibido el
Fuego del Espíritu y del Amor de Dios.
Es vivir en la Paz siempre inquieta y nunca adormecida es lo que Jesús propone. Para no quedarnos tranquil@s con el hambre en el mundo, la opresión del pobre, o con la corrupción del poder. Es reanimar continuamente la llama y no dejar que se apague el fuego que Jesús ha encendido en nosotr@s.

* ORACIÓN

Jesús de Nazaret, sentimos que es necesario para nuestra vida de cristian@s darte gracias y bendecirte, porque nos haces salir con tus palabras, de nuestras seguridades y ponernos en la búsqueda de todo lo importante. Tú nos dices que es necesario el esfuerzo, la entrega, la autenticidad y el servicio. Nos cuidas con mimo y cariño para que en todo momento mostremos tu Amor al mundo
“NO TEMAS PEQUEÑO REBAÑO”,
Nos decías el domingo pasado.
Quieres que seamos de los que apuntan por la verdad, por la vida, por la justicia…
Jesús de Nazaret, has pasado por nuestro mundo, siendo un testigo apasionado de Amor al Padre.
Nos lo has comunicado con tu vida, muerte y resurrección.
Te damos gracias por ello y también por tantas personas que se han dejado inflamar
por el fuego del Evangelio, y viven entusiasmad@s siguiendo tu camino de vida.
Que tu Palabra y la vida de comunidad reanime el fuego de tu Amor que has encendido en cada creyente. Que no perdamos la esperanza ni la fuerza de luchar y orar para que este mundo que Tú tanto amas viva de manera más justa y fraterna. Las personas pensemos más en l@s demás, los más pobres tengan dignidad, y tu Palabra sea Luz que guíe nuestros pasos. AMÉN.
* ZURIÑE

20º DOMINGO T.O., «LA VIDA DE JESÚS ES VIOLENCIA», 18-08-2013

Escrito por  José Enrique Galarreta

FE ADULTA

Lc 12, 49-53

Toda esta parte de Lucas reúne muchas enseñanzas y sucesos de la vida de Jesús englobadas literariamente en el gran viaje hacia Jerusalén, convocando multitudes y sufriendo la hostilidad y el acoso de los jefes y letrados.

Los temas concretos del fragmento de hoy son tres imágenes: el fuego, el bautismo y la división.

Jesús presenta su predicación y su trabajo total como un fuego que tiene que hacer arder al mundo entero. No es ésta una imagen evangélica habitual, ni ha sido apenas utilizada. El fuego ha sido en el AT una imagen de Dios y de su acción sobre los humanos: fuego para purificar, para iluminar, para propagarse. Y el Espíritu se entregará a la Iglesia en forma de lenguas de fuego.

Lo menos que podemos decir del espíritu de Jesús es que es «ardiente». Podríamos pensar si la habitual mansedumbre con que representamos a Jesús no es una domesticación que nuestra conveniencia impone a su verdadera imagen, la que se desprende directamente de los textos evangélicos.

Jesús habla frecuentemente de su «bautismo«, no refiriéndose al Jordán, sino a la cruz. Quizá la expresión más evidente sea la respuesta a las aspiraciones «ministeriales» de los Zebedeos, a las que Jesús contrapone: «¿podéis beber el cáliz que yo de he de beber, bautizaros con el bautismo que yo he de recibir?» (Mt 20, Mc 10), es decir, ¿podéis soportar lo que yo voy a padecer?… textos que se relacionan directamente con los anuncios de la Pasión y la incomprensión de los discípulos respecto a la misma.

La consecuencia de todo lo anterior es que Jesús sabe que el resultado de su misión no será la conversión global, la adhesión de Israel, sino la división: con Él o contra Él. Y que esta división hará que los que opten por Él sean perseguidos, como Él mismo lo será.

Ante todo, debemos reflexionar sobre la imagen que tenemos acerca de la vida y figura de Jesús. Treinta años de vida oscura; de uno a tres años de vida «pública», que empiezan con un enorme impacto popular y se deslizan hacia el seguimiento de un grupo más reducido y más fiel; y un violento desenlace producido por el enfrentamiento mortal con las autoridades religiosas de Israel.

Es una vida violenta: sorpresa, impacto, enfrentamiento, muerte. La sociedad de Jesús le responde con violencia, porque se ha sentido agredida y teme por su supervivencia. La doctrina y el modo de actuar de Jesús ha sido un agresión, un fuego; la sociedad teme ser consumida por ese fuego; e intenta apagarlo, matarlo.

La acción de los enemigos de Jesús se representa también en el agua, que puede ser mortal. Se recobra el viejo significado agua = muerte (las aguas del caos primordial, el diluvio, el Nilo, el mar «Rojo»…) las aguas caerán sobre el fuego de Jesús intentando ahogar su fuego. Son las aguas mortales de la religión deformada: la Ley más que la persona: el culto más que la vida: la justicia más que la compasión. Jesús vuelve a encender el fuego de la persona, la vida, la compasión, y entonces los legistas, los sacerdotes y los fariseos no tienen más remedio que apagar ese fuego.

Esta imagen de Jesús, tan real e indiscutible, nos propone dos vías de reflexión de gran trascendencia. Ante todo a nivel personal. La vida interior de todo seguidor de Jesús es violencia, porque partimos de la situación existencial del pecado, de la instalación, de la conformidad con lo vulgar o lo meramente agradable. Y la llamada de la Palabra es «sal de tu tierra, sal de la cómoda esclavitud… al desierto, hacia la libertad». Es la motivación de toda la ascesis cristiana: arrancarse del cómodo y ficticio paraíso (interior y exterior).

Seguir a Jesús es siempre preferir la puerta estrecha y la senda empinada, es venderlo todo por el Tesoro, dejar las redes en la barca… Los evangelios están llenos de estas imágenes.

A nivel comunitario, la iglesia es un poderoso fermento de cambio. Una comunidad de seguidores de Jesús actúa con criterios, maneja valores, actúa de forma radicalmente opuesta a la sociedad en que se inserta: no valora el poder, la instalación, la riqueza, el dominio; no pretende preferentemente disfrutar ni imponer; no piensa ante todo en ganancias ni en prestigios sociales…

Si los criterios y valores de estas comunidades fueran mayoritarios en la sociedad occidental, toda la trama económica y política de esta sociedad quedaría destruida. Una iglesia verdaderamente seguidora de Jesús sería un peligro público, sería atacada, la sociedad reaccionaría como se reaccionó con Jesús.

Pero de hecho no es así. Los cristianos occidentales tenemos la tentación de que nuestra fe no altere demasiado nuestras costumbres. El seguimiento de Jesús puede no significar un esfuerzo para salir de sí mismo y liberarse de los pecados. El sacramento del bautismo puede no ser una adhesión personal al crucificado, ni el sacramento de la penitencia suele ser expresión de nuestra constante pelea con nuestros pecados, ni la Eucaristía es comunión con la fe de los demás y un compromiso vital con el Libertador y para la Liberación.

Es más conveniente priorizar la imagen del perdón de los pecados (no detestados), de la comunión personal con Cristo (no transformadora, estéril). El conocimiento de «Abbá» puede no impulsarnos y comprometernos a ser Hijos sino más bien simplemente a tranquilizarnos porque entendemos a Dios como Juez corrupto, bonachón, que pasará por alto nuestra mediocridad.

Si así fuera, el fuego se habría extinguido. Ni la Palabra nos quema por dentro, ni los cristianos quemamos en la sociedad. La Palabra serviría para tranquilizar nuestra mediocridad y la Iglesia se convertiría en una religión más, expresión sacra de la idiosincrasia de un pueblo y los mecanismos tradicionales de su sociedad.

De ser así, habría desaparecido la fuerza incontenible del grano de mostaza, el poder de fermento de la levadura… Se habría extinguido el fuego.

La división, el padre contra el hijo… ¿cómo no va a haber división si alguien se toma en serio el Evangelio? «Todos los que quieran vivir religiosamente, como Jesús, serán perseguidos». La elección de carrera, el status de vida elegido, los amigos, el club a que se pertenece, invertir o colaborar… ¿cómo no van a dividir a las personas estas elecciones que constituyen el tejido habitual de nuestras vidas?

Dios es Amor. La imagen del Espíritu es el fuego. El fuego quema la ofrenda. El fuego es lo que hace válido el cirio, que se consume para ser luz…

Este domingo es una magnífica invitación a un examen en profundidad de lo que significa para nuestras vidas la fe en Jesús. Ardiente o tibio, agresivo o domesticado, salir o seguir instalado, ponerse al servicio o conformarse… Contemplar cómo cambió a Jesús el fuego del Espíritu, qué peligroso lo hizo. Mirar mi vida, tan poco peligrosa para nadie. Mirar la iglesia, intentar descubrir en ella dónde quema el Espíritu…

José Enrique Galarreta

 

15 de Agosto de 2013, «MARÍA, UN SER DIVINAMENTE HUMANO». Fray Marcos

Escrito por  Fray Marcos

FE ADULTA

Lc 1, 39-56

El hecho de que la Asunción sea una de las fiestas más populares de nuestra religión no garantiza que se haya entendido siempre correctamente. Todo lo que se refiere a María tiene que ser tamizado por un poco de sentido común que ha faltado a la hora de colocarle toda clase de capisayos que la desfiguran hasta hacerla inútil. La mitología sobre María puede ser positiva, siempre que no se distorsione su figura, alejándola tanto de la realidad que la convierte en una figura inservible para un acercamiento a la divinidad.

La Asunción de María fue durante muchos siglos una verdad de fe aceptada por el pueblo sencillo. Solo a mediados del siglo pasado, se proclamó como dogma de fe. Es curioso que, como todos los dogmas, se defina en momentos de dificultad para la Iglesia. En este caso no fueron las discusiones teológicas las que provocaron la definición de una verdad de fe sino la intención de dar al pueblo una confirmación oficial de sus intuiciones sobre María. De esta manera se intenta apuntalar los privilegios, que la sociedad le estaba arrebatando.

El dogma dice: «La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial». Hay que tener en cuenta que una cosa es la verdad que se quiere definir con un dogma, y otra muy distinta la formulación en que se expresa esa verdad.

Ni Jesús ni María ni ninguno de los que vivieron en su tiempo, hubiera entendido nada de esa definición. Sencillamente porque está hecha desde una filosofía completamente ajena a su manera de pensar. Para ellos el ser humano no es un compuesto de cuerpo y alma, sino una única realidad que se puede percibir bajo diversos aspectos, pero sin perder nunca su unidad.

Cuando el dogma habla de «en cuerpo y alma», no debemos entenderlo como lo material o biológico por una parte, y lo espiritual por otra. El hilemorfismo, mal entendido nos ha jugado un mala pasada. Los conceptos griegos de materia y forma, son ambos conceptos metafísicos. El dogma no pretende afirmar que el cuerpo biológico de María está en alguna parte, sino que todo el ser de María ha llegado a identificarse con Dios.

No podemos entender literalmente el dogma. Pensar que un ser físico, María, que se encuentra en un lugar, la tierra, es trasladado localmente a otro lugar, el cielo, no tiene ni pies ni cabeza. Hace unos años se le ocurrió decir al Papa Juan Pablo II que el cielo no era un lugar, sino un estado. Se armó un gran revuelo en los medios de comunicación, aunque nunca la doctrina oficial había dicho que el cielo está allá arriba. Pero me temo que la inmensa mayoría de los cristianos no ha aceptado la explicación, porque está demasiada arraigada la idea de un cielo como lugar a donde irán los buenos.

Cuando nos dicen que fue un privilegio, porque los demás justos serán llevados de la misma manera al cielo, pero después del juicio final, ¿de qué están hablando? Para los que han terminado el curso de esta vida, no hay tiempo. Todos los que han muerto están en la eternidad, que no es tiempo acumulado, sino un instante eterno. La materialización del más allá, como si fuera un trasunto del más acá, nos ha metido en un callejón sin salida; y parece que muchos se siguen encontrando muy a gusto en él. Del más allá no podemos saber nada. Lo único que podemos descartar es que sea prolongación de la vida de aquí abajo, de la que conocemos sus condicionantes.

No sé lo que pensó Pío XII al proclamar el dogma, pero yo lo entiendo como un intento de proponer que la salvación de María fue absoluta y total, es decir, que alcanzó su plenitud. Esa plenitud solo puede consistir en una unificación e identificación con Dios. Como en el caso de la ascensión, se trata de un cambio de estado. María ha terminado el ciclo de su proceso de maduración terreno y ha llegado a su plenitud. Pero no a base de añadidos externos, como puede ser: sentarla en un trono, coronarla, declararla reina, etc., sino por proceso interno de identificación con Dios. En esa identificación con Dios no cabe más. Ha llegado al límite de las posibilidades. Esa meta es la que nos espera a todos.

En lenguaje bíblico «cielos» significa el ámbito de lo divino, por tanto María está ya en «los cielos».

Que nadie piense que vamos contra el dogma de la Asunción. Lo que pretendemos es superar una manera de entenderlo que es ininteligible hoy. Es imposible meter las realidades trascendentes en conceptos humanos. Lo vamos a seguir intentando, pero al hacerlo debemos tener en cuenta la precariedad de los resultados. Los conceptos utilizados no podemos entenderlos en sentido estricto, por eso la manera de entenderlos será siempre acomodada al universo conceptual que en ese momento utilizamos.

El paradigma que nos permite interpretar la realidad en un momento determinado de la historia y de la cultura, no podemos elegirlo a capricho, viene dado por una infinidad de condicionantes que no tenemos más remedio que aceptar, si no queremos quedar aislados y sin posibilidad de entendernos con los demás. Es inútil pretender seguir usando en el ámbito religioso un universo conceptual ya superado. Lo único que conseguiremos será entrar en una esquizofrenia intelectual que puede engañarnos pero no satisfacernos.

Los cristianos tenemos todo el derecho de seguir utilizando a María como medio para acercarnos a la divinidad. No tiene importancia que al hacerlo, nos alejemos de la paisana de Nazaret que fue la madre de Jesús. Lo que importa es que la María mitificada nos ayude, de verdad, a entender mejor el mensaje de Jesús.

Desde el momento en que Jesús fue entendido como Hijo de Dios, hemos caído en la trampa de divinizarlo y alejarlo de nuestra humanidad. Esa separación ha llegado a ser tan abismal y lo ha alejado tanto de nosotros que ya no podemos encontrar en él el modelo de ser humano, aunque el único título que Jesús se dio a sí mismo fue el de «Hijo de hombre». Sin esa indispensable conexión con lo humano, lo colocamos de entrada en el ámbito de lo divino y no lo podemos percibir como uno de nosotros.

El principal objetivo de todo lo que se ha dicho de María, sería precisamente superar este escollo, y descubrir en ella la figura completamente humana que nos permita acercarnos a la divinidad descubriéndola en ella. Precisamente porque no existe el peligro de confundirla con Dios, podemos ensalzarla hasta el infinito y ver en ella reflejada toda la fuerza de la divinidad. De esta manera podemos entender que esa misma divinidad está también involucrada en nuestra propia existencia.

No debemos desmantelar toda la riqueza teológica que hemos volcado sobre María durante muchos siglos. Lo que debemos hacer es traducir al lenguaje de hoy todos esos conceptos que ya no son comprensibles para nuestra manera de entender el mundo. Si esta tarea la llevamos a cabo con humildad y coherencia, podemos descubrir un filón de posibilidades de comprensión de la figura de Jesús y de la verdadera encarnación.

Es verdad que el pueblo sencillo no se equivoca nunca. Pero los que interpretamos las convicciones de ese pueblo, sí podemos equivocarnos y darles un sentido que no tuvieron en su origen. Debemos estar mucho más atentos a lo que vive la Iglesia como pueblo de Dios, que a lo que nos dicen los teólogos o los especialistas de la religiosidad. Cuando se habla de la infalibilidad, hay que tener en cuenta que es siempre la expresión de un sentir de la comunidad, no de la ocurrencia de una persona por muy Papa que sea.

Que esta fiesta nos invite a mirar a María con nuevos ojos, para que sea un acicate que nos lleve a descubrir la cercanía de lo divino a todas y cada una de las criaturas. La meta de todo ser humano es la misma que alcanzó María y que hoy celebramos. Dios está haciendo cosas grandes en cada uno de nosotros, aunque vivimos sin enterarnos de ello.

Meditación-contemplación

El Magníficat es una excelente oración,

resumen de las aspiraciones de un pueblo,

que confía plenamente en Dios

y en la salvación que había prometido a los antepasados.

……………………..

Este cántico pone en boca de María estos sentimientos

y nos invita a desarrollarlos interiormente.

Teniendo en cuenta que las obras de Dios

nunca se manifiestan en fenómenos espectaculares.

……………………..

Su mejor obra la desplegó Dios en el seno de María,

solo porque ella fue capaz de decir «Fiat».

La seguirá desplegando en cada uno de nosotros,

en la medida que sepamos estar, como ella, disponibles.

…………………

Fray Marcos

 

* LA ASUNCIÓN DE MARÍA

•FESTIVIDAD DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA.
• Esta reflexión nos puede servir para conocer y gustar más el evangelio. La visita de María a Isabel se puede justificar por el parentesco entre ambas. Con esta escena Lucas nos manifiesta ya los efectos de la Encarnación y presencia de Dios y la superioridad de Jesús sobre Juan Bautista.
* El texto nos ayuda a descubrir:
* María se olvida de sí misma y acude con presteza en ayuda de su prima.
Prontitud en Ella para el servicio.
* El salto de la criatura en el vientre de Isabel expresa, la alegría mesiánica.
* Isabel habla llena del Espíritu Santo. Con ello está expresando que una persona, MARÍA, es elegida por Dios como instrumento de su plan de salvación.
* Isabel, alaba a María por su fe. (Junto con el saludo del ángel, vemos es la oración del Ave María).
* El que cree en la Encarnación de un Dios, que ha querido compartir nuestra vida y acompañarnos en nuestra pequeñez se siente llamad@ a vivir de otra forma.
* PONERSE EN CAMINO.*
No es fácil aceptar el mensaje del Evangelio de “ponerse en camino” cuando nos consideramos tan ocupad@s, que decimos no tenemos tiempo ni para nosotr@s.
No es posible creer que Dios se ha hecho hombre buscando la liberación de la humanidad, y no esforzarse por ser persona cada día y trabajar por un mundo más humano y liberado.
No es posible creer en un Dios que se desprende, abaja y nos visita y a la vez considerar que mi trabajo, mi tarea son intocables y nos encerramos en nuestro pequeño mundo.
*BENDECIR A DIOS Y A LAS PERSONAS”
Este Evangelio nos demuestra que todo cristiano debería ser pronto para la bendición, para el bien decir, no sólo a Dios sino a todas las personas y criaturas. Así, descubrimos el sentido del:
“MAGNIFICAT”
* La respuesta de María al saludo de Isabel (Magníficat), es una acción de gracias personal de María. En este canto se descubre también que Dios se apiada de los pobres y lo descubrimos en el Magníficat. (¡Qué fácil lo cantamos y rezamos!) y… ¡qué difícil llevarlo a la vida!) Pero Dios ama nuestra pequeñez.
* El Dios de María es el Dios de la vida que colma de bienes a los pobres y pequeñ@s. Por eso la tarea nuestra como creyentes está, en seguir la pedagogía de Dios como lo hizo María y trabajar por un mundo, empezando por los cercanos, donde esta proclamación del MAGNÍFICA, se haga realidad. Que brote de nuestro interior en verdad:
*PROCLAMA MI ALMA LAS GRANDEZAS DEL SEÑOR, SE ALEGRA MI ESPÍRITU EN DIOS MI SALVADOR”

*ORACIÓN
ENGRANDECE MI ALMA AL SEÑOR, SE ALEGRA MI ESPÍRITU EN DIOS MI SALVADOR”
María: al conocer la noticia salvadora de Dios, dejas tus cosas y te lanzas a anunciarlo con alegría.
Te venimos a pedir decisión y alegría. Decisión para anunciar el Mensaje de Dios, para proclamar ante todos sus maravillas, para decir que nos ha salvado a todos, que levantemos nuestra mirada hacia lo alto.
Alegría para que el mensaje cale dentro de nosotros, y al ver nuestro gozo se convenzan de la realidad de salvación, de que lo que Dios promete se cumple. Queremos, en una palabra, ser
Apóstoles en nuestro día a día.
María, danos la fuerza necesaria para proclamar el mensaje de nuestro Dios.
Seño Dios, nuestro salvador con María queremos alabarte y bendecirte.
Como María, nos sentimos pequeños y frágiles: ayúdanos a buscar y a encontrar en ti la fuerza y la confianza que nos haga caminar. Y saber decir como María:
“Aquí estamos, Dios nuestro, con nuestra pequeñez, queriendo hacer tu Voluntad. AMÉN
*ZURIÑE

19. IGANDEA URTEAN ZEHAR, Gutxiengo baten zoria bizi-Vivir en minoría, José A. Pagola

Gutxiengo baten zoria bizi

José Antonio Pagola
Lukas 12, 32-48

Lukasek bere ebanjelioan hitz bereziak bildu ditu, Jesusek bere jarraitzaileei zuzenduak, guztiz amultsu eta samurrak. Sarritan, oharkabeki irakurri edo entzun ohi dira. Alabaina, gure parrokietan edo kristau-elkarteetan arretaz irakurriz gero, egun-egunekoak dira harrigarriki. Horixe da Jesusengandik entzun behar duguna fedea bizitzeko oso erosoa ez da aldi honetan.

«Ene artalde koxkorra». Egundoko txeraz begiratzen dio Jesusek jarraitzaileen talde txiki bati. Gutxi dira. Gutxiengo baten bokazioa dute. Ezin pentsatu dute gauza handiosetan. Honela imajinatzen ditu Jesusek beti: «legamia» pixka bat bezala, orean nahasia; «argi» txiki bat bezala, ilunpean; «gatz» eskutada bat bezala, biziari gustua emateko.

«Kristau-inperialismoa» mendetan bizi ondoren, Jesusen ikasleok gutxiengo baten zoria bizitzen ikasi beharra dugu. Gauza okerra da Eliza boteretsu eta indartsu bat amestea. Gauza engainagarria da mundutar boterearen bila ibiltzea edo gizartea dominatu nahi izatea. Ebanjelioa ezin ezarri da indarrez. Jesusen erara bizi direnek kutsatzen dute, bizitza gizakoiago eginez.

«Ez izan beldurrik». Jesusen kezka handia da. Ez ditu ikusi nahi bere jarraitzaileak beldurrak harrapaturik edota etsipenean lur jota. Ez dute galdu behar sekula konfiantza eta bakea. Gaur egun ere artalde koxkor bat gara, baina Jesusi oso atxikirik bizi gaitezke, gidatzen eta defendatzen gaituen artzaina da hura. Geure aldi hau bakean bizitzeko modua eman diezaguke hark.

«Zuen Aitari egoki iruditu zaio zuei erreinua ematea». Beste behin gogorarazi die hori Jesusek. Ez dute sentitu behar umezurtz direnik. Aita dute Jainkoa. Hark gomendatu die bere erreinuaren egitasmoa. Erregalu handia da. Geure elkarteetan denik eta gauzarik hoberena da: bizitza gizakoiago egiteko eginkizuna, historia bere behin betiko salbaziora bideratzeko esperantza.

«Saldu zeuen ondasunak eta egin limosna». Jesusen jarraitzaileek artalde koxkor bat dira, baina ezin izan dira sekula sekta bat, bere probetxu propioan hesitua. Ezin bizi dira inoren premiari ezikusiarena eginez. Atea zabal-zabalik duten elkarte izan behar dute. Beren ondasunak partekatuko dituzte laguntza- eta solidaritate-beharrean direnekin. Limosna egingo dute, hau da, «errukia» eskainiko. Hau da termino grekoaren jatorrizko esanahia.

Kristauek alditxo bat beharko dugu oraino, gutxiengo baten zoria bizi ahal izateko, gizarte sekular eta plural baten barnean. Baina bada atzeratu gabe egin dezakegun eta egin behar dugun zerbait: geure elkarteetan bizi dugun giroa aldatu eta ebanjelikoago bihurtu. Frantzisko aita santua bidea adierazten ari zaigu bere keinuen eta bere bizieraren bidez.

Jose Antonio Pagola

Vivir en minoría

José Antonio Pagola

Lucas 12, 32-48

Lucas ha recopilado en su evangelio unas palabras, llenas de afecto y cariño, dirigidas por Jesús a sus seguidores y seguidoras. Con frecuencia, suelen pasar desapercibidas. Sin embargo, leídas hoy con atención desde nuestras parroquias y comunidades cristianas, cobran una sorprendente actualidad. Es lo que necesitamos escuchar de Jesús en estos tiempos no fáciles para la fe.

Mi pequeño rebaño”. Jesús mira con ternura inmensa a su pequeño grupo de seguidores. Son pocos. Tienen vocación de minoría. No han de pensar en grandezas. Así los imagina Jesús siempre: como un poco de “levadura” oculto en la masa, una pequeña “luz” en medio de la oscuridad, un puñado de “sal” para poner sabor a la vida.

Después de siglos de “imperialismo cristiano”, los discípulos de Jesús hemos de aprender a vivir en minoría. Es un error añorar una Iglesia poderosa y fuerte. Es un engaño buscar poder mundano o pretender dominar la sociedad. El evangelio no se impone por la fuerza. Lo contagian quienes viven al estilo de Jesús haciendo la vida más humana.

No tengas miedo”. Es la gran preocupación de Jesús. No quiere ver a sus seguidores paralizados por el miedo ni hundidos en el desaliento. No han de perder nunca la confianza y la paz. También hoy somos un pequeño rebaño, pero podemos permanecer muy unidos a Jesús, el Pastor que nos guía y nos defiende. El nos puede hacer vivir estos tiempos con paz.

Vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino”. Jesús se lo recuerda una vez más. No han de sentirse huérfanos. Tienen a Dios como Padre. Él les ha confiado su proyecto del reino. Es su gran regalo. Lo mejor que tenemos en nuestras comunidades: la tarea de hacer la vida más humana y la esperanza de encaminar la historia hacia su salvación definitiva.

Vended vuestros bienes y dad limosna”. Los seguidores de Jesús son un pequeño rebaño, pero nunca han de ser una secta encerrada en sus propios intereses. No vivirán de espaldas a las necesidades de nadie. Será comunidades de puertas abiertas. Compartirán sus bienes con los que necesitan ayuda y solidaridad. Darán limosna, es decir “misericordia”. Este es el significado original del término griego.

Los cristianos necesitaremos todavía algún tiempo para aprender a vivir en minoría en medio de una sociedad secular y plural. Pero hay algo que podemos y debemos hacer sin esperar a nada: transformar el clima que se vive en nuestras comunidades y hacerlo más evangélico. El Papa Francisco nos está señalando el camino con sus gestos y su estilo de vida.

 

* ORAR CON EL EVANGELIO:(Lc.12,32-48)

•DOMINGO XIX. T.O -C- AGOSTO 11 DE 2013

* El Evangelio de este Domingo nos recuerda las enseñanzas de Jesús a sus discípulos en el largo camino hacia Jerusalén, donde culminará la acción salvadora del Mesías, su muerte y resurrección y con ello la verdad de sus enseñanzas
* En medio del camino. En marcha siempre. Dos palabras de este Domingo nos invitan como a estrenar siempre las cosas, a vivirlas como si fuera el momento primero de ellas:
“VIGILANCIA Y SOLIDARIDAD”. La llamada de Jesús a la VIGILANCIA nos debe ayudar a despertar de la indiferencia, la pasividad y del descuido con que a veces vivimos nuestra fe. Nuestra esperanza, nuestras razones de vivir, siempre con actitud solidaria. Jesús nos lo decía el domingo pasado en el evangelio y nos lo repite hoy. Las cosas nos son necesarias para vivir, pero no son la fuente de la vida ni está en ellas la clave y el secreto para ser persona. Porque solamente el que ama y vive en solidaridad y apertura a l@s demás, dándose a Dios y al prójimo, tiene vida auténtica y definitiva, es feliz porque entiende la vida con sabiduría”. El espíritu del mandato de Jesús es claro: ser solidari@s, compartir, ser misericordiosos, compasiv@s, just@s.
* No podemos como cristian@s cerrar los ojos a la realidad. Debemos denunciarla, sí. Y vivir y trabajar para construir un mundo mejor, más justo y en paz también. Debemos construir a nuestro alrededor, en nuestro trabajo, en la política, en la familia, en las relaciones con l@s demás toda la paz y la justicia que podamos.
* Las Palabras de Jesús nos trazan los rasgos de la esperanza vigilante: “ceñidas las cinturas”, “encendidas las lámparas” “aguardando al Señor”. Es necesario estar preparad@s para el camino, para el trabajo, para el servicio. La lámpara encendida nos señala la obligación de ser testigos de la luz, aguardando al Señor. Que El, nos encuentre viviendo su enseñanzas, cuando venga.
“VOSOTROS BUSCAD EL REINO DEL PADRE Y LO DEMÁS SE OS DARÁ POR AÑADIDURA”

* ORACIÓN
* Con que ternura y amistad, comienzan hoy las Palabras de Jesús:
“NO TEMAS, PEQUEÑO REBAÑO”.
Gracias, Jesús de Nazaret porque deseas que vivamos con confianza y sin miedo, sin preocuparnos de si somos muchos o pocos, pero sí, abriéndonos al Amor del Padre que nos conoce. Llevando en nuestro vivir el tesoro del evangelio y siendo servidores de tod@s.
Danos luz, para descubrir lo mucho que recibimos y que sepamos imitar tu gran generosidad.
Tú nos enseñas que el mundo es un Don tuyo, que somos administradores de lo que Tú nos das.
Ayúdanos a comprender que el extranjero, el necesitado, el otr@ son herman@s con los que luchar y gozar en el camino de la vida.
Te pedimos por los que no tienen ninguna esperanza, por los que no creen en nada ni en nadie. Y por l@s que han dejado de creer en Ti y en la fuerza del Evangelio.
Te lo pedimos con la confianza de saber que no excluyes ni olvidas a nadie. AMÉN.
*ZURIÑE

19º DOMINGO T.O., «DIOS NO VIENE DE FUERA SINO DE DENTRO»

DIOS NO VIENE DE FUERA SINO DE DENTRO

Escrito por  Fray Marcos
FE ADULTA

19º Domingo T.O.
Lc 12, 32-48

El texto del evangelio de este domingo forma parte de un amplio contexto, que empezaba el domingo pasado con la petición de uno a Jesús: «Dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia». A partir de ahí, Lucas propone una larga conversación con los discípulos que abarca 35 versículos y toca muy diversos temas de difícil integración. Naturalmente se trata de pensamientos dispersos que el evangelista organiza a su manera para ir aclarando las exigencias de Jesús. Sin duda reflejan la manera de ver la vida de la primera comunidad, como lo demuestra la conciencia de ser un pequeño rebaño.

Que el texto utilice a veces, el lenguaje escatológico nos puede despistar un poco. También nos puede confundir que nos hable de talegos o tesoros en el cielo que nadie puede robar, o que Dios llegará como un ladrón en la noche… Este leguaje mítico a nosotros hoy no nos sirve de nada. Dios no tiene que venir de ninguna parte. Está llamando siempre pero desde dentro. No pretende entrar en nosotros sino salir a nuestra conciencia y manifestarse en nuestras relaciones con los demás. Debemos superar la idea de un Dios actuando desde fuera.

El domingo pasado se nos pedía no poner la confianza en las riquezas. Hoy, además, se nos dice en quién hay que poner la confianza para que sea auténtica. No en un dios todopoderoso externo, sino en el hombre creado a su imagen y que tiene al mismo Dios como fundamento. No es pues, cuestión de actos de fe, sino afianzamiento en una actitud que debe atravesar toda nuestra vida. Confiadamente, tenemos que poner en marcha todos los recursos de nuestro ser, conscientes de que Dios actúa solo a través de sus criaturas, y que solo a través de cada una de ellas la creación evoluciona. Ayúdate y Dios te ayudará.

Se trata de estar siempre en actitud de búsqueda. Más que en vela, yo diría que hay que estar despiertos. No porque pueda llegar el juicio cuando menos lo esperemos, sino porque la toma de conciencia de la realidad que somos exige una atención a lo que está más allá de los sentidos y no es nada fácil de descubrir. El tesoro está escondido, y hay que «trabajar» para descubrirlo.

No se trata de confiar en lo que nosotros podemos alcanzar, sino en que Dios ya nos lo ha dado todo. Ha sido Dios el primero que ha confiado en nosotros en el momento en que ha decidido darse Él mismo sin limitación ni restricción alguna. Lo único que se espera es que nosotros mismos descubramos ese don y vivamos de él.

Si de verdad hemos descubierto el tesoro que es Dios, no hay lugar para el temor. A las instituciones y a las personas que las dirigen no les interesa para nada la idea de un Dios que da plena autonomía al ser humano, porque no admite intermediarios ni manipulaciones. Para ellos es mucho más útil la idea de un dios que premia y castiga, porque en nombre de ese dios pueden controlar a las personas.

La mejor manera de conseguir sometimiento es el miedo. Eso lo sabe muy bien cualquier autoridad. El miedo paraliza a la persona, que inmediatamente tiene necesidad de alguien que le ofrezca su ayuda, para poder conseguir con gran esfuerzo, aquello que ya poseían plenamente antes de tener miedo.

Cuentan que una madre empezó a meter miedo de la oscuridad a su hijo pequeño. El objetivo era que no llegara nunca tarde a casa. Con el tiempo, el niño fue incapaz de andar solo en la noche. Eso le impedía una serie de actividades que hacía muy difícil desarrollar su vida. Entonces la madre, fabricó un amuleto y dijo al niño: esto te protegerá de la oscuridad. El niño convencido, empezó a caminar en la noche sin ningún problema, confiando en el amuleto que llevaba colgado del cuello. ¡Sin comentario!

Para descubrir el sentido de esa confianza, tenemos que descubrir los errores que hemos desarrollado sobre lo que Dios es. No se trata de un ser externo en el que debo confiar, sino en mi propio ser en lo que tiene de fundamento que me proporciona todas las posibilidades desde dentro de mí mismo. Esto es lo que significa: «vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino».

El dios araña que necesita chupar la sangre al ser humano para salvar su trascendencia, no es el Dios de Jesús. El dios del que depende caprichosamente mi futuro, no es el Dios de Jesús. El dios que me colmará de favores cuando yo haya cumplido la Ley, no es el Dios de Jesús. El Dios de Jesús es don total, incondicional y permanente. Esto es lo que nos tiene que llevar a la más absoluta confianza. Ni siquiera depende de mí lo que Dios me da en todo instante. La fe consiste en fiarse absolutamente de ese Dios.

El Padre ha tenido a bien confiaros el Reino. Este es el punto de partida. No tengáis miedo, estad preparados, etc., depende de esta verdad. Si el Reino es el tesoro encontrado, nada ni nadie puede apartarme de él. Todo lo que no sea esa realidad absoluta, que ya poseo, se convierte en calderilla. Nuestra tarea será descubrir el tesoro, todo lo demás vendrá espontáneamente. El Reino es el mismo Dios escondido en lo más hondo de mi ser. Él es la mayor riqueza para todo ser humano. Todos los demás valores que puedo encontrar en mi vida, deben estar subordinados al valor supremo que es el Reino.

«Dar el reino» aplicado a Dios no tiene el mismo sentido que puede tener en nosotros el verbo dar. Dios no tiene nada que dar. Dios se da Él mismo, pero a nosotros se da antes de que nosotros seamos. De ese modo Dios se convierte en el sustrato y fundamento de mi ser. Sin Él yo no sería nada. Ese don descubierto y vivido es la raíz de todas mis posibilidades de ser humano. Todo lo que puedo llegar a ser más allá de mi pura biología, es consecuencia de esa presencia de Dios en mí que me capacita para llegar a ser como Él.

Esa fe-confianza, falta de miedo, no es para un futuro en el más allá. No se trata de que Dios me dé algún día lo que ahora echo de menos. Esta es la gran trampa que utilizan los intermediarios. A ver si me entendéis bien: Dios no tiene futuro. Es un continuo presente. Ese presente es el que tengo que descubrir y en él lo encontraré todo. No se trata de esperar a que Dios me dé tal o cual cosa dentro de unos meses o unos años. El colmo del desatino es esperar que me dé, después de la muerte, lo que no quiso darme aquí.

La idea que tenemos de una vida futura, desnaturaliza la vida presente hasta dejarla reducida a una incómoda sala de espera. La preocupación por un más allá, nos impide vivir en plenitud el más acá. La vida presente tiene pleno sentido por sí misma. Lo que proyectamos para el futuro, está ya aquí y ahora a nuestro alcance. Aquí y ahora, puedo vivir la eternidad, puesto que puedo conectar con lo que hay de Dios en mí. Aquí y ahora puedo alcanzar mi plenitud, porque teniendo a Dios lo tengo todo al alcance de la mano.

La esperanza cristiana no se basa en lo que Dios me dará, sino en que sea capaz de descubrir lo que Dios me está dando. Para que llegue a mí lo que espero, Dios no tiene que hacer nada, ya lo está haciendo. Yo soy el que tiene mucho que hacer, pero en el sentido de tomar conciencia y vivir la verdadera realidad que hay en mí. Por eso hay que estar despiertos. Por eso no podemos pasar la vida dormidos. Por eso tenemos que vivir el momento presente, porque cualquier momento es el definitivo, porque en un momento, puedo dar el paso a la experiencia cumbre. Ese sería el momento definitivo de mi vida.

Demostramos falta de confianza y exceso de miedos, cuando buscamos a toda costa seguridades, sea en el más acá sea para el más allá. El miedo nos impide vivir el presente y nos atenaza para esperar el futuro. En realidad solo vivimos cuando perdemos el miedo.

Debemos caminar aunque no tengamos controlado ni el camino ni la meta. Nietzsche dijo: «Nunca ha llegado el hombre más lejos que cuando no sabía a dónde le llevaban sus pasos». Nunca podremos saber cuál es nuestra meta, hasta que no la alcancemos. O tal vez diríamos mejor, que no hay meta en el futuro del ser humano.

Mientras más se acerca a la plenitud un ser humano, más vasto es el horizonte de plenitud que se le abre. Esto que en sí mismo es un don increíble, a veces lleva a la desesperanza, porque la vida humana es siempre un comienzo, un volver a empezar, que puede llegar a ponernos nerviosos, por eso la necesidad de confiar, de fiarse de Otro. Esa fe-confianza no es para después, sino para este instante.

Meditación-contemplación

«No temas, porque Dios te ha dado el Reino».

Si no has descubierto esto, toda religión será inútil para ti.

El único objetivo de toda religión debería ser llevarte al interior,

donde te encontrarás con el mismo Dios como centro de tu ser.

…………………….

Una vez descubierto el tesoro, sabrás que todo lo demás es arena.

No te costará ningún esfuerzo poner en él tu corazón

y apartarlo de todo lo que no es auténtico,

Por muy atrayente y reluciente que aparezca.

………………….

Antes de descubrirlo, la confianza es imprescindible.

Nadie tira por la borda las seguridades, si no encuentra la total seguridad.

Muchas veces te han dicho que tienes que vender todo lo que tienes.

Pero la realidad es muy tozuda. Nadie da todo por nada.

……………………..

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18º DOMINGO T.O., MUCHAS COSAS NECESARIAS, SOLO UNA ES ESENCIAL

MUCHAS COSAS NECESARIAS, SOLO UNA ESENCIAL

Escrito por  Fray Marcos
FE ADULTA

Por una vez, las tres lecturas coinciden en el tema principal:

Ecl 1,2; 2,21-23: «Vaciedad sin sentido, todo es vaciedad…»
Col 3,1-11: «Aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.»
Lc 12,13-21: Guardaos de toda clase de codicia.

Recordad que Jesús va camino de Jerusalén y el evangelista aprovecha distintos episodios para ir formando a sus discípulos en el verdadero seguimiento. El evangelio tiene dos partes: En la primera, Jesús se niega a ser árbitro en un conflicto económico. ¡Cuantos problemas se habría evitado la Iglesia si hubiera seguido su ejemplo! En la segunda advierte del riesgo de buscar seguridades terrenas, olvidando el verdadero objetivo de toda vida humana.

Desplegar la verdadera Vida no depende de tener más o menos, sino de ser. Que lo acumulado lo vaya a disfrutar otro, tampoco es el problema; porque en el caso de que lo pudiera disfrutar él mismo, parece que sería válida la acumulación de riquezas.

Tampoco se trata de proponer como alternativa el ser rico ante Dios, si se entiende como acumulación de méritos que después te tendrán que pagar, porque eso sería seguir pensado en potenciar el ego. Esta propuesta va en contra del mensaje de Jesús que nos pide olvidarnos del yo.

En este episodio Jesús manifiesta claramente, no tener ninguna política concreta, ni económica ni social. No tiene como objetivo la liberación de las carencias materiales. Jesús pretende la liberación personal, sin la cual la liberación social o económica es incompleta. Con demasiada frecuencia se ha querido etiquetar como cristiana una política concreta. No podemos confundir el mensaje evangélico con ninguna ideología política. Jesús va al centro de la persona y no está condicionado por credos ni doctrinas.

Más que a un contexto social, el evangelio responde a un contexto antropológico. Se trata de dar auténtico valor a la vida humana. El tema de hoy es el desapego de toda una escala de valores para aferrarse a otra escala que es la que nos puede llevar a nuestra plenitud humana.

Si el primer objetivo de todo hombre es desplegar al máximo su humanidad y el evangelio nos dice que tener más no nos hace más humanos, la conclusión es muy sencilla en teoría: la posesión de bienes de cualquier tipo, no puede ser el objetivo último de ningún ser humano.

La trampa de nuestra sociedad de consumo está en que no hemos descubierto que cuanto mayor capacidad de satisfacer necesidades tenemos, mayor número de nuevas necesidades desplegamos; con lo cual no hay posibilidad alguna de marcar un límite. Ya los santos padres decían que el objetivo no es aumentar las necesidades, sino el conseguir que esas necesidades vayan disminuyendo cada día que pasa. Ese sería el objetivo personal.

¡Mucho cuidado! Las tres lecturas podemos entenderlas rematadamente mal. La vida es un desastre solo para el que no sabe traspasar el límite de lo caduco. Querámoslo o no, vivimos en la contingencia y eso no tiene nada de malo. Nuestro objetivo es dar sentido humano a todo lo que constituye nuestro ser biológico. Lo humano es lo esencial, lo demás es soporte.

Aspirar a los bienes de arriba y pensar que lo importante es acumular bienes en el cielo, es contrario al verdadero espíritu de Jesús. Ni la vida es el fin último de un verdadero ser humano ni podemos despreciarla en aras de otra vida en el más allá. Dios quiere que vivamos lo más dignamente posible; pero no a costa de los demás seres humanos.

Es muy difícil mantener un equilibrio en esta materia. Podemos hablar de la pobreza de manera muy pobre y podemos hablar de la riqueza tan ricamente. No está mal ocuparse de las cosas materiales e intentar mejorar el nivel de vida.

Dios nos ha dotado de inteligencia para que seamos previsores. Prever el futuro es una de las cualidades más útiles del ser humano. Jesús no está criticando la previsión, ni la lucha por una vida más cómoda. Critica que lo hagamos de una manera egoísta, alejándonos de nuestra verdadera meta como seres humanos.

Si todos los seres humanos tuviéramos el mismo nivel de vida, no habría ningún problema, independientemente de la capacidad de consumir a la que hubiéramos llegado.

El ser humano tiene unas necesidades como ser biológico, que no tiene más remedio que atender. Pero a la vez, descubre que eso no llega a satisfacerle y anhela acceder a otra riqueza que, de alguna manera, le transciende. Esta situación le coloca en un equilibrio inestable, que es la causa de todas las tensiones que padece. O se dedica a satisfacer los apetitos biológicos, o intenta trascender y desarrollar su vida espiritual, manteniendo en su justa medida las exigencias biológicas.

En teoría, está claro, pero en la práctica exige una lucha constante para mantener el equilibrio. Bien entendido que la satisfacción de las necesidades biológicas y el placer que pueden producir, nada tiene de malo en sí. Lo nefasto es poner la parte superior del ser, al servicio de la inferior, aunque para ello tenga que privar a otros seres humanos de lo imprescindible para la vida.

Solo hay un camino para superar la disyuntiva: dejar de ser necio y alcanzar la maduración personal, descubriendo desde la vivencia lo que en teoría aceptamos: El desarrollo humano, vale más que todos los placeres y seguridades; incluso más que la vida biológica. El problema es que la información que nos llega desde todos los medios nos invita a ir en la dirección contraria y es muy fácil dejarse llevar por la corriente.

El error fundamental es considerar la parte biológica como lo realmente constituyente de nuestro ser. Creemos que somos cuerpo y mente. No tenemos conciencia de lo que en realidad somos, y esto impide que podamos enfocar nuestra existencia desde la perspectiva adecuada. El único camino para salir de este atolladero, es desprogramarnos. Debemos interiorizar nuestro ser verdadero y descubrir lo que en realidad somos, más allá de las apariencias y tratar de que nuestra vida se ajuste a este nuevo modo de comprendernos.

La parábola no dice que la codicia incapacita para vivir una vida humana. Se trata de desplegar una vida verdaderamente humana que me permita alcanzar una plenitud en lo que tengo de específicamente humano. Solo esa Vida plena, puede darme la felicidad. Se trata de elegir entre una Vida humana plena y una vida repleta de sensaciones, pero vacía de humanidad.

La pobreza que nos pide el evangelio no es ninguna renuncia. Es simplemente escoger lo que es mejor para mí. No se trata de la posesión o carencia material de unos bienes. Se trata de estar o no, sometido a esos bienes, los posea o no. Vale más ser dueño de 1 € que esclavo de un millón.

Es importante tomar conciencia de que el pobre puede vivir obsesionado por tener más y malograr así su existencia. La pobreza tiene que ser combatida siempre, pero también al pobre debemos enseñarle a ser más humano.

La clave está en mantener la libertad para avanzar hacia la plenitud humana. Todo lo que te impide progresar en esa dirección, es negativo. Puede ser la riqueza y puede ser la pobreza. La pobreza material no puede ser querida por Dios. Jesús no fue neutral ante la pobreza/riqueza.

No puede ser cristiana la riqueza que se logra a costa de la miseria de los demás. Pero no se trata solo de la consecución injusta, sino del acaparamiento de bienes que son imprescindibles para la vida de otros.

Aquí no se puede andar con tapujos. El progreso actual es radicalmente injusto, porque se consigue a costa de la miseria de una gran parte de la población mundial. «Si todos los habitantes del planeta consumieran como los europeos, harían falta cinco planetas Tierra para satisfacer esas necesidades»… El progreso desarrollista en que estamos inmersos, es insostenible además de injusto.

Confiar en que las riquezas darán la felicidad, es la mayor insensatez. La riqueza puede esclavizar hasta límites increíbles. Nos han convencido de que si no poseo aquello o no me libro de esto otro, no puedo ser feliz. Tú eres ya feliz. Solo tu programación te hace ver las cosas desde una perspectiva equivocada. No tienes que hacer nada, para conseguir la felicidad, sencillamente porque ya la tienes. Si el ojo está sano, lo normal es la visión, no hay que hacer nada para que vea (Tony de Mello).

Aún sin tener nada de lo que ambicionamos normalmente, podríamos ser inmensamente felices. Aquello en lo que ponemos la felicidad, puede ser nuestra prisión. En realidad, no queremos la felicidad sino seguridades, emociones, satisfacciones, placer sensible. Esto es lo que nos mata.

Meditación-contemplación

Codiciar es desear con ansia lo que no tiene verdadero valor.

Lo correcto sería poner todo nuestro empeño en conseguir lo esencial.

Solamente una justa valoración, evita la codicia.

Estás fallando si te quita el sueño lo secundario.

…………………….

Me debo ocupar de las necesidades materiales;

pero mi preocupación debe ser el desplegar mi humanidad.

El único camino es tomar conciencia de lo que soy.

El tesoro no está en el cielo, sino dentro de mí.

………………..

Dentro de ti está la plenitud, está la felicidad. Descúbrela.

Necios somos si nos empeñamos en buscarla fuera.

No la encontraré en las cosas de este mundo,

pero tampoco en un cielo futuro o en un Dios fuera de mí.

…………………….

Fray Marcos

 

*ORAR CON EL EVANGELIO:(Lc.12,13-21)

•DOMINGO XVIII, TO –C- AGOSTO 4 de 2013

* Vacaciones, para um@s ya finalizadas. Otr@s las comienzan. Otr@s no las tienen… Pero un@s y otr@s podemos sacar un poco de tiempo para entonarnos con el Evangelio. Este, siempre va en consonancia con las dos 1ªs lecturas, aunque yo, Zuriñe, solo comente el Evangelio. Leerlas, es bueno y os animo y descubriréis la riqueza de la Palabra que nos habla.
* El problema de que habla El Evangelio este domingo, lo sufrimos a nivel mundial y local. Sabemos perfectamente que la ambición de acumular y poseer más que los demás nos conduce a la deshumanización y a la muerte de l@s más débiles. Según nos dice Jesús de Nazaret, este camino no es bueno para nadie. (“Necio”). Por tanto es de inteligentes buscar el buen camino.
* Dios nuestro Padre, que nos ofrece la vida como un camino de desarrollo y plenitud, nos muestra su rostro en Jesús y nos da la Fuerza de su Espíritu.
* En este domingo nos llama de nuevo a que descubramos el verdadero sentido de la vida, de los bienes que necesitamos, y de cómo hemos de obrar para vivir como Dios espera que lo hagamos. Pero todo, o casi todo, parece indicar que muchas vidas se rigen por el deseo de “tener”: más vida, más dinero, más seguridad, más juventud… Es verdad que todo es necesario. Pero el Mensaje de Jesús va por otro camino: “Guardaos de toda clase de codicia, puesto que la vida no depende de los bienes que se tienen”, dice Jesús; y añade: rico es aquella persona que vive abierta a Dios y sabe poner lo que posee al servicio de los demás, ayudando a l@s más necesitad@s.
* No por tener mucho vamos a ser más felices. Sólo la actitud de compartir, tanto los bienes como los valores, es capaz de generar vida.
* Jesús, enseñaba a sus discípulos y nos enseña, con sencillas parábolas de la vida para mostrarnos su camino y así seguir construyendo el Reino, con esperanza, sin miedos, pero sí con entrega y sin “codicia” por el tener.
* ¿Por dónde caminar?. Mirar como enseña Jesús, ¿qué nos dice?, ¿cómo actúa?, ¿cómo vive?.
No, sentad@s a la derecha o a la izquierda, sino, como El, buscando el Reino de Dios y su justicia para tod@s.

*ORACIÓN
* Leo (si puedo) las dos 1ªs. lecturas de este domingo 18: Eclesiastés 1,2; 2,21-23 – 2ª San Pablo a los colosenses 3,1; 5,9-11 y el Evangelio señalado de Lucas.
Hacemos silencio interior y oramos:

*Jesús de Nazaret, hoy nos invitas a ser ricos ante Dios y pides que nadie se dedique a “amasar” riqueza sólo para si.
Concédenos un corazón sensato que nos enseñe a usar correctamente cuanto has puesto en nuestras manos.
* Que a nadie falte el pan de cada día ni la casa ni el trabajo digno.
Jesús de Nazaret, con demasiada frecuencia la ambición de dinero provoca peleas incluso entre herman@s.
Ayúdanos a saber compartir y a vivir la alegría de la generosidad.
Nos damos cuenta de que el mundo que el Padre nos confió corre el riesgo de ser destruido por la ambición de riqueza o por el consumismo irresponsable.
Enséñanos a usar los bienes de la naturaleza de tal forma que a nadie le falte lo necesario y que trabajemos para poder dejar una vida digna a las generaciones jóvenes. AMÉN.
* ZURIÑE