Soy uno más entre los millones de hombres que nadie sabe
Quienes son,
Y si supieran quién soy, ¿qué es lo que sabrían?.
Fernando Pesoa.
Dios puede manifestarse en Jesús porque Jesús cree. La fe es el presupuesto de tal poder: “Todo es posible a que cree”, (Mc.9,23). Fe significa apertura. La fe no es una proyección, no es una pretendida medida de protección contra algo, sino estar dispuesto a que Dios llegue. Por eso la fe reconoce en definitiva al mundo como mundano, mientras que una religiosidad legalista lo ve como hechizado y demonizado y así no puede nada contra él. (Mc.9,19),
Norbert Scholl
La esperanza supone que el futuro no es algo nebuloso, sin contornos, sino que es ya ahora realidad como por-venir. Espera, esperanza, tendencia hacia la posibilidad aún no realizada: esto no es sólo un rasgo fundamental de la conciencia humana, sino considerándolo concretamente, una determinación fundamental, que existe dentro de la realidad objetiva en general. Pero tal proceso no transcurre diariamente “por las buenas”, sino que más bien el hombre se apoya en la esperanza de que todo ha de alcanzar una definitiva realización en el bien. Sería terrible tener que pensar que el hombre, ese utópico ser, a pesar de su apertura al mundo, al final caiga en el vacío; que no haya un futuro con un último sentido, sino que sólo exista un absurdo hundirse en la oscura y silenciosa nada.
Norbert Scholl.
El amor toca a los hombres de manera inmediata: no se los pude excluir de la búsqueda de una respuesta y de un camino. Pensemos en el episodio bíblico en el que los escribas arrastran a una mujer adúltera ante la presencia de Jesús y le preguntan si hay que apedrearla. Jesús no responde a la pregunta, sino que juzga a los mismos escribas porque han convertido a esa mujer en un objeto y no la han escuchado. Además el varón implicado en el adulterio no estaba presente. En cualquier caso la Iglesia debería tratar las cuestiones de la sexualidad y de la familia de tal modo que la responsabilidad de los que aman desempeñe un papel protagonista y decisivo. Con independencia de lo que la Iglesia pueda decir, lo que diga tendría que apoyarse en muchas espaldas: las de los cristianos adultos que quieren ser respetuosos en el amor.
Cardenal C. Martini.
Nuestra época sería una prolongación de aquel lejano sábado, cuando Dios había muerto en Cristo verdaderamente y yacía silencioso en el sepulcro, sin haber todavía resucitado. Nuestra aceptación del misterio tiene que llegar lógicamente a estos extremos: no somos los hombres los que creamos, matamos o resucitamos a Dios. Es Dios el único que tiene la iniciativa en todo este misterioso proceso.Solamente nos queda la actitud de aquellas mujeres grandes creyentes: esperar tranquilamente la resurrección de Dios “sentados frente al sepulcro”. (Mt. 27,61).
J.M. González Ruiz.
Confesar el Credo nos vincula con la tradición heredada, es decir con las comunidades creyentes que antes y después de nosotros han rezado y rezarán unidos en la misma fe. La tradición es, en realidad, una conversación extendida en el tiempo. En otras palabras, rezar el credo significa simultáneamente afirmar el propio compromiso personal, compartir con la comunidad creyente ese compromiso y extenderlo tanto geográfica, como temporalmente. Nos encontramos de nuevo con una potente afirmación de la unidad – en – la – diversidad.
Daniel Izuzquiza.
Hermano:
Te buscaré detrás de las esquinas.
Y no estarás.
Te buscaré en la nube de los pájaros.
Y no estarás.
Te buscaré en la mano de un mendigo.
Y no estarás.
Te buscaré también
En la Inicial Dorada de un Libro de Oraciones.
Y no estarás.
Te buscaré en la noche de los gnomos.
Y no estarás.
Te buscaré en el aire de una caja de músicas.
Y no estarás.
(Te buscaré en los ojos de los Niños.
Y allí estarás).
Herib Campos Cervera.