TERCER DOMINGO DE ADVIENTO (Jn 1, 6-8.19-28)

ORAR CON EL EVANGELIO     

El domingo pasado, nos hablaba el Evangelio de Jesús como una BUENA NOTICIA. Hoy, nos presenta Juan a Jesús como La LUZ DEL MUNDO.
Juan Bautista da testimonio de El..
Pero nos señala la una nueva actitud que se une a las dos de las semanas anteriores:
             La Vigilancia y cambio de vida: y nos dice:  
            ALLANAD EL CAMINO DEL SEÑOR.
Y sabemos que la acción de allanar implica en unas ocasiones el rellenar y en otras el aplanar. Suplicar lo que nos falta y rebajar lo que estorba, en concreto, facilitar el camino.
Esta es una condición necesaria para recibir al Señor que viene. El se quiere hacer presente, nos ofrece su amor infinito de manera incondicional. Pero no siempre estamos dispuestos a recibir el amor de Dios que Jesús nos ofrece.

El Señor nos decí­a Isaí­as es LA LUZ.             
¿A quién tendré que allanar en mi vida?. ¿A quién tendré que rellenar?…
Y todo lo que voy descubriendo, es mi proceso de CONVERSIÓN, de CAMBIO. Una nueva oportunidad llena de ESPERANZA . Por eso en el canto de entrada con palabras de Flp. 4,4-5,Escuchamos (y buena falta nos hace):
ESTAD ALEGRES EN EL SEÑOR, os lo repito ESTAD ALEGRES. EL SEÑOR ESTÁ CERCA.

¿Lo sabemos descubrir en el otro, en la vida, en los acontecimientos, en cada uno de  nosotr@s?. Por eso, lo mismo que Juan gritaba en el desierto, te gritamos en el desierto de nuestras vidas.           

Señor, ayúdanos a comprender el verdadero significado de la CONVERSIÓN.
Que sepamos: despertarnos, vigilar, mirar con ESPERANZA, con ánimo de CONVERSIÓN.
         Yo, como la mayorí­a de las personas, procuro obrar con rectitud.        
Sé que tengo mis defectos y que con ellos, puedo complicar la vida de otr@s.
 

        Sé que hay a veces un fariseo orgulloso a quien le cuesta dar el brazo a torcer 
       
Y que de vez en cuando se me despierta el saduceo de la ambiciones. 
Señor, quiero ser tu Precursor ayudando a allanar los obstáculos que puedan encontrar las personas que conviven conmigo, que acuden a mí­, que escuche al que en silencio lo necesite. 
         
En la Eucaristí­a, en la Palabra, en la oración en el dejarme ayudar, corregir, que   encuentre fuerza y Esperanza para ser cada dí­a más auténtic@ y para poder presentarme ante el mundo, que es la sociedad, lo que me rodea, como alguien feliz de HABERTE ENCONTRADO y a la vez, necesitando tu GRACIA  y la ayuda de los herman@s.

       Señor, Juan te presenta: como un amigo a otro amigo.
       Reconoce sus limitaciones y reconoce quién eres Tú y dice:
      “No soy digno de desatar la correa de su sandalia”.
     
Yo,sólo soy la voz que grita en el desierto de las vidas: 
ALLANAD EL CAMINO AL SEÑOR.¡Gracias Cristo, Jesús, por Tú amistad!.
Que tu Espí­ritu (sin él, nada podemos) nos llene de tú fuerza, esperanza y alegrí­a.
Y como San Pablo repetimos a tod@s:
       ¡ESTAD ALEGRES EN EL SEÑOR. AMÉN
                                   

       Z U R I Ñ E