* DOMINGO XXXII. T. O. – B – (Noviembre 8 de 2009)
* Hoy parece que cuando Jesús nos habla de “amar”,
no habla de ofrecer cosas sino de “ofrecerse”.
No nos hace libres la abundancia sino la generosidad.
Y no la generosidad de cosas, sino de nuestras propias personas.
Hoy tu Palabra, Señor, es una pregunta:
* ¿Qué haces, por el Reino de Dios?
* O R A C I Ó N
* Señor, haznos generos@s como la viuda del templo
que entrega lo que tiene… no lo que le sobra…
Una viuda y pobre es un símbolo del desamparo;
una mujer que ha perdido el amor de su vida es una persona rota por la mitad;
y a este destrozo del corazón, se le une la carencia de bienes para alimentarse
ella y los suyos
Que sepamos descubrir las necesidades de las personas que nos rodean
y de las que están lejos y nos sintamos felices, compartiendo lo que tenemos.
* Que sepamos fiarnos del Amor de Dios, que siempre responde a quien se entrega, como respondió a la entrega de CRISTO, con la RESURRECCIÓN.
* Señor, nos da miedo entregarnos a tu servicio; siempre nos estamos reservando algo; en el fondo no nos fiamos plenamente de Ti.
* Y tú, Señor, que observas la realidad de la vida, llamas a tus discípulos,
hoy a nosotr@s y nos invitas a ser como esta viuda: es la que más entrega a favor del Reino de Dios. Lo poco que tenía lo puso a disposición de Dios.
* Es el programa viviente de tus seguidor@s: poner lo que tenemos al servicio del Reino.
* Y nosotr@s, quizá, malgastando o escatimando tiempo, salud, cultura, dinero, trabajo, familia… Nos cuesta ponerlo todo a tu disposición, en favor de los demás.
* Ayúdame, Señor, y ayúdanos a tod@s, a entregar lo que somos y tenemos
– todo regalo de tu bondad- para que tu Reino sea una realidad. AMÉN
* Z U R I Ñ E