Muy querido Giulio:
En nuesta oración te acompañamos día a día, desde quie supimos la gravedad de tu enfermedad que te redujo a la cama.
Y ahora al conocer tu partida definitiva y tu re-encuentro con el buen Padre Dios doy gracias infinitas a Dios por tu paso por esta vida, por todo el bien que hiciste a manos llenas ya como teólogo y filósofo de la Liberación, ya como sacerdote comprometido con el Evangelio de Jesucristo Liberador, ya como amigo y compañero de ruta.
Con inmensa gratitud recuerdo tus análisis certeros, tus «controvertido» escritos; tus aportes teológicos invalorables, y tus incansables viajes de solidaridad por los pueblos indios de nuestra Abya Yala.
Con ardor y tenacidad incurriste en la defensa sabiamente argumentada de los derechos de los pueblos indios cuando éstos eran conculcados por los poderes políticos, económicos y religiosos; tu presencia solidaria en cuantos encuentros, talleres, simposios realizados tanto a nivel nacional como continental de los pueblos originarios daban profundidad a los análisis y a sus mandatos; y tu acercamiento respetuoso al pensamiento y vida de Taita Proaño a quien luego de «descubrirlo» te adheriste de forma vital y comprometida nos ayudó a la difusión de su legado a nivel internacional.
Hermano solidario, profeta en la defensa de los derechos de los pueblos indios y la búsqueda de una Iglesia pobre y liberadora; defensor de la verdad y de la justicia; constructor de caminos de liberación; crítico del sistema capitalista y sus políticas devastadoras y coherente con las luchas de los excluidos…. Te EXTRAÑAMOS.
Pero tenemos la certeza de que ahora, ya libre de dolor y agustias; de persecusiones y agresiones, estás en Dios, de donde viniste y desde allí junto a esa pléyade de profetas y mártires nos sigues acompañando y animando en la lucha.
Querido Giulio, ahora que estás VIVO Y RESUCITADO en Dios, continúa apoyando la defensa de los derechos de los pueblos indios, para que tengan vida y vida en abundancia, antes de que sea demasiado tarde.
Doy gracias por tu existencia y porque tu vida y pensamiento es LUZ en nuestro caminar.
De corazón,
Nidia Arrobo
Directora Ejecutiva de la Fundación Pueblo Indio del Ecuador