Confío en que disfruteis del verano, con esta lectura del Centro Ellacuría, de julio de 2005:
El verano es tiempo de descanso, ocasión para cobrar distancia sobre lo vivido a lo largo del año y disfrutar de las personas, de la naturaleza, de Dios. Os proponemos en este breve artículo algunos ejes que puedan estructurar el sentido de nuestro descanso:
– Tiempo para dejar a las cosas que sean y gozar con ellas, para permitir también que lo humano nuestro se desvele y resplandezca. Un espacio para cultivar activamente la pasividad.
– Tiempo para los demás, para disfrutar de las relaciones humanas, para celebrar y acrecentar la unión fraterna, para saborear alegrías y tristezas ajenas.
– Tiempo para Dios, para asomarnos al misterio que late en lo profundo de la vida y rendirnos ante él, para descalzarnos ante lo sagrado y contemplar.