90 años de Gustavo Gutiérrez y 50 de la Teología de la Liberación (II)

Saturnino Rodríguez

Desde el preconcilio hasta Medellín (1962-1968). Gutiérrez proponía una forma cristiana del radicalismo que no simplemente siguiera la corriente marxista

1965- Los precedentes que mejor explican los comienzos de la Teología de la Liberación hay que buscarlos en las corrientes teológicas y pastorales que venían circulando en América Latina camino de su identificación que a su vez encontrarían sus fundamentos en la renovación eclesial propuesta por el Concilio Vaticano II iniciado por Juan XXIII y clausurado por Pablo VI (1962-1965), junto a alguna de sus encíclicas y documentos que recogería la Iglesia Latinoamericana para su aplicación en la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín (Colombia) (julio-agosto 1968). Los antecedentes inmediatos pueden situarse hacia el otoño de 1965 cuando el Concilio Vaticano II estaba a días de clausurarse.

1962 y 1963 – Inquietudes y pistas que ya marcan en sus encíclicas Papas del Concilio: Juan XXIII y Pablo VI. Juan XXIII un mes antes de comenzar el Concilio Vaticano II decía en un radiomensaje emitido el 11 sept 1962: «Frente a los países subdesarrollados, la Iglesia es, y quiere ser, la Iglesia de todos y particularmente la Iglesia de los pobres». El 11 abril 1963 coincidiendo con la celebración del Jueves Santo (53 días antes de su fallecimiento) se publicaba su octava y última encíclica «Pacem in terris (Paz en la Tierra) con el subtítulo que dice: «Sobre la paz entre todos los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad».

1967 –Buena parte de los distintos movimientos sacerdotales en Latinoamérica provienen y nacen tras la encíclica del próximo Pablo VI «Populorum progressio» («Sobre la promoción del desarrollo de los pueblos») en 1967 en pleno Concilio, sobre la cooperación entre los pueblos y el problema de los países en vías de desarrollo. Y como ya dijimos al calor también de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano de Medellín (Colombia) en julio-agosto 1968 significó el espaldarazo de la doctrina católica en Latinoamérica al sector más progresista. La encíclica fue el motivo de fundación del movimiento MSPTM (Misioneros Siervos de los Pobres del Tercer Mundo).

En ese momento Pablo VI reunió a los obispos de la directiva y equipos del Celam que participaban en el Concilio, con motivo del décimo aniversario de la creación de dicho organismo episcopal. En esa reunión el Papa Pablo VI exhortó a los presentes a sensibilizarse y asumir una visión crítica frente a los problemas que agitaban a América Latina como un requerimiento indispensable para la acción pastoral de la Iglesia en esas regiones.     Leer más…

Saturnino Rodríguez en Religión Digital, 5 de junio de 2018