ETA, la compasión le duró un suspiro

El comunicado de su disolución es deprimente en su argumentación y silencios. Nada hacia las víctimas, nada hacia la mayoría sufriente del pueblo vasco.

Al fin ETA -dice el comunicado de este 3 de mayo de 2018- da por concluido su ciclo histórico y la función de su Organización y, por ello, desmantela todas sus estructuras y pone fin a su actividad política.

Desde luego el comunicado de este día se aleja claramente del que conocimos el pasado 8 de abril. Tenía aquel un claro fondo ético, a pesar de todas sus insuficiencias. Hablaba de dolor y de sentimientos de compasión. Cuando diferenciaba entre víctimas inocentes y culpables, era muy injusto. Cuando dejaba entrever el fundamento interesado y político en sus motivaciones de conciencia para cambiar de estrategia, provocaba desazón. Pero tomado en su conjunto, se refería a sentimientos de afecto, perdón y verdad nada despreciables en los que los escribían. ETA daba signos de humanidad muy esperanzadores.

El nuevo comunicado, el de hoy, 3 de mayo, no deja ni rastro de la ética de la compasión y la justicia con las víctimas. Es, sin más, la justificación histórica de la existencia de ETA y el respaldo incondicional a su estrategia. ETA abandona porque ha llegado a su límite en los medios violentos y juzga más favorable perseguir los mismos objetivos por medios políticos. Legitimación histórica de ETA que nace de «una Euskal Herria ahogada por las garras del franquismo y asimilada por el estado jacobino». La necesidad histórica se impone. ETA está legitimada por la historia. Y se trata -prosigue en sus argumentos- de una lucha armada (terrorismo) que ha tenido éxito pues «ahora, 60 años después, hay un pueblo vivo que quiere ser dueño de su futuro». Ningún fracaso, por tanto.

El comunicado de ETA proclama quién es su heredero: el nuevo sujeto es el pueblo vasco y ya está aquí. No hay atisbo moral ni mala conciencia en la decisión de ayer y de hoy. La tutela ha terminado. Ha sido un ciclo en un camino y ETA se disuelve en el pueblo del que nació en otro momento del mismo proceso. Todo es uno y lo mismo en el origen, desarrollo y sazón del ciclo y el proceso. La historia hegeliana del Espíritu sigue hasta su manifestación suprema en el Estado Vasco independiente, propongo pensar al lector. Hay mucho de perversa conciencia mesiánica en todo esto, ¿no es verdad?     Leer más…

José Ignacio Calleja en Religión Digital, 4 de mayo de 2018.