A Barros le sacan la valentía de las víctimas y la perseverancia de la comunidad de Osorno

No hay vencedores ni vencidos. Hemos perdido demasiado como para alegrarnos. Con la anhelada salida del obispo Barros hemos de avanzar en verdad, justicia y reparación.

Ante la aceptación de la renuncia del obispo Juan Barros Madrid, quiero compartir algunas ideas:

1. No hay vencedores ni vencidos. Hemos perdido demasiado como para alegrarnos.

2. No es el Papa el que saca a Barros ni es Barros quien meritoriamente da un paso al costado. Lo que termina sacando al obispo es la fuerza de la verdad, el asimilamiento de que ya no era posible seguir evitando la realidad.Fue la valentía de las víctimas y la perseverancia de la comunidad de Osorno, junto al seguimiento constante y serio de la prensa, quienes permiten que la injusticia no quede impune.

3. Es importante conocer cuál será el destino del obispo Barros. ¿Lo trasladarán a otras diócesis? ¿Seguirá con trabajo pastoral? ¿Tendrá sobre sus hombros el trabajo con personas vulnerables? Estas preguntas son importantes en esta remoción como en todas las que se esperan. La historia nos enseña que no detenernos en estos puntos, hace que los obispos en esa condición, sean «promovidos» a Roma o relegados a zonas vulnerables donde reinciden.

4. En lo concreto, la salida del obispo Barros significa para Osorno el cese del daño provocado por el Papa a la diócesis. Estando el obispo, no era creíble su petición de perdón. Por tanto, ahora con su remoción, se cumple la condición mínima para comenzar un diálogo que intente reconstruir la diócesis de Osorno. No obstante, la reparación no es automática… se necesita iniciar un proceso sincero cuyas condiciones de posibilidad no pueden recaer en quienes hemos sufrido el agravio, sino en quien reconoce que se equivocó.     Leer más…

Juan Carlos Claret, Vocero Organización de Laicos y Laicas de Osorno en Religión Digital, 11 de junio de 2018