¿Quién mintió al Papa Francisco?

Son tres: Ivo Scapolo, Francisco Javier Errázuriz y Ricardo Ezaati. Un Papa que se encuentra con todos los obispos de un Episcopado Nacional 4 veces en 15 meses.

En la carta del Papa Francisco a los obispos chilenos, reunidos en su 115ª Asamblea Plenaria en la localidad de Punta de Tralca, cerca de la ciudad capital Santiago, dice: «En lo que me toca, reconozco y así quiero que lo transmitan fielmente, que he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada».

Esta es una de las claves para comprender la carta del Papa, para comprender toda la situación chilena de los últimos años y sobre todo del período – decisivo – comprendido entre el 2 de junio de 2017 hasta enero de 2018, vale decir, desde que Francisco recibió por primera vez una carta oficial del gobierno chileno de la señora M. Bachelet que lo invitaba al país y la Visita concreta entre el 18 y el 22 de enero pasado. Es un período breve pero intenso, cuando se decantan y quedan en claro los principales elementos y componentes de la declinación de la Iglesia chilena, gradual pero irrefrenable, que comenzó en la década del ’70 y continúa hasta la actualidad.

A partir de esa carta oficial del gobierno de Santiago comienza efectivamente la «preparación» del viaje y se empieza a completar el mapa actualizado de la Iglesia chilena, cuya situación era conocida desde hace años, sobre todo en el Vaticano. Pero ese mapa debía ser actualizado ante las nuevas circunstancias, el Papa en Chile, incorporando todos los análisis y consideraciones necesarias para que la peregrinación contara con raíces pastorales, religiosas, sociales, eclesiales y políticas sólidas, que permitieran asegurar el «éxito» pastoral, de imagen y de contenidos de la misma.

Al Papa, y a determinadas autoridades del Vaticano, le llegaron toneladas de información, y toneladas de información fueron solicitadas de manera específica. El mismo Pontífice mantuvo dos encuentros a puertas cerradas con el Episcopado chileno durante la visita ad Limina, el 20 y el 23 de febrero de 2017. Fueron en total 6 horas de encuentro, evento bastante insólito e inédito desde hace muchos años. Posteriormente, el 16 de enero Francisco volvió a estar con los obispos en Santiago de Chile, en la sacristía de la Catedral, y les dirigió un discurso no demasiado exigente, evitando tocar las grandes cuestiones que en esta nación han roto hace mucho tiempo la comunión eclesial.     Leer más…

Luis Vadilla en Religión Digital, 14 de abril de 2018