Atrio

Estamos terminando el tiempo de cuaresma y llega la celebración de la Semana Santa o Semana Mayor. En efecto, conmemorar la muerte y resurrección de Jesús es la razón y sentido de nuestra fe. De ahí que sea necesario que en la liturgia de esos días se vuelva a leer todo el relato de la pasión, de manera que no olvidemos el origen de la fe que profesamos. Lamentablemente, la historia de Jesús es un relato tan conocido, tan presentado en el cine, en la catequesis, en las predicaciones, pero -de una manera literal- que resulta difícil liberarnos de la historia un fantástica o desencarnada que nos han transmitido para entender la hondura de lo vivido por Jesús, el compromiso a fondo de Dios con la humanidad, a través de las palabras y hechos de Jesús.

Jesús no fue un hacedor de milagros en sentido mágico, con poderes sobrenaturales para curar enfermedades, calmar las aguas, expulsar demonios o multiplicar los panes. Jesús fue un hacedor de signos que desconcertaban a sus contemporáneos o los interpelaban. Jesús acoge a los enfermos y les dice que su enfermedad no es castigo de Dios como decían en aquella sociedad y, por tal razón, no tenían que vivir escondidos, excluidos o injuriados. Jesús les dice que ellos pueden y deben estar con los demás: les da la mano, los levanta, los conforta, es decir, les devuelve la dignidad que su entorno social les negaba por estar enfermos.

Jesús no hizo gestos extraordinarios como calmar las aguas o multiplicar los panes en el sentido literal de la palabra. Si así lo hubiera hecho ¿por qué todos los que lo vieron no quedaban convencidos de sus poderes extraordinarios? ¿por qué no estaban en los días de la pasión defendiéndolo y liberándolo de la muerte? Jesús fue un hacedor de solidaridad, de comunión, de ayuda, de benevolencia, de dar desde lo poco que se tiene cinco panes y dos peces- para que nadie pase necesidad…Leer más (Olga Consuelo Vélez Caro)



Religión Digital

«Si se escucha al Espíritu Santo de manera sinodal no se puede retroceder en el momento de la toma de decisiones, porque eso significaría ignorar su voz e, incluso, pecar muy gravemente. Por el contrario, hay que aceptar que, al final de un proceso de discernimiento comunitario, el pastor debe tomar decisiones necesariamente discutibles»

«La lógica de la sinodalidad exige renunciar a predecir el desarrollo del camino de reflexión eclesial y estar dispuestos a cambiar las preguntas de partida o a buscar, encontrar, dejarse decir por respuestas inesperadas»

Después de unos cuantos años de servicio en funciones de gobierno… provincial y general… hay ciertas palabras que pueden despertar inmediatamente una sensación de precaución (no voy a decir ‘malestar’). Una de ellas es la palabra ‘sinodalidad’.

La Comisión Teológica Internacional decía, al referirse a la sinodalidad en la vida de la Iglesia, que este término en griego eclesiástico expresaba el ser convocado a una asamblea de discípulos de Jesús y, en algunos casos, era sinónimo de comunidad eclesial. Con un significado específico, desde los primeros siglos, la palabra ‘sínodo’ se utilizaba para designar las asambleas eclesiales convocadas a diversos niveles para discernir, a la luz de la Palabra de Dios y a la escucha del Espíritu Santo, las cuestiones doctrinales, litúrgicas, canónicas y pastorales que se planteaban. También se mencionaba que el sustantivo sinodalidad se refería a la implicación y participación de todo el Pueblo de Dios en este discernimiento de la voz del Espíritu sobre la vida y la misión de la Iglesia…Leer más (Joseba Kamiruaga Mieza CMF )


 

 


Religión Digital
«El camino sinodal ha puesto en evidencia el malestar de las mujeres tanto por su ausencia en los espacios de liderazgo y toma de decisiones como por el clericalismo y machismo que muchas veces se sufre dentro de los grupos y comunidades en las que se participa»
«Las mujeres somos mayoría en la Iglesia y si embargo seguimos teniendo que pedir ser escuchadas, justificar la legitimidad de nuestro pensamiento teológico o que se reconozca nuestra adultez en la fe sin paternalismo ni sospechas»
«Ya no basta con apelar a la paciencia, a la humildad o a la entrega. Es tiempo de cambiar estructuras y procedimientos, pero también la mirada y el corazón. Es tiempo de posibilitar espacios inclusivos donde varones y mujeres nos reconozcamos mutuamente autoridad en el anuncio de Buena Noticia, nos respetemos en igualdad y nos impulsemos mutuamente en el compromiso y en la fe. Es tiempo de escuchar una vez más a Magdalena anunciar: He visto al Señor y me ha dicho esto (Jn 20, 18)»… Leer más (Carme Soto Varela)



Religión Digital
El objetivo es no ‘incendiar’ la segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad, que se celebrará a lo largo del próximo mes de octubre en Roma. Por eso, de su calendario se han ‘caído’ algunas cuestiones que podrían polarizar todavía más las posturas. A algunas, Francisco les ha cerrado la puerta para que el proceso directamente no descarrille antes de ponerse del todo en marcha, como la ordenación sacerdotal femenina
“Ya hay más visibilidad de las mujeres en puestos de liderazgo y eso crea un hecho eclesiológico: las mujeres ya no son sólo pasivas, ocupan espacios y lo hacen muy bien”, subraya. «Esto podría abrir un futuro en el que sean concebibles mujeres diáconos o incluso sacerdotes». “Si se introduce el oficio de diaconisa, el proceso se desarrollará de forma cuidadosa y amigable, como siempre ocurre en la Iglesia”, afirmó la teóloga basileña Maria Clara Luchetti Bingemer… Leer más (José Lorenzo)