De Buda a Francisco de Asís – La gramática del amor interreligiosa

Las religiones, todas las religiones, se tocan en lo esencial: la dinámica del amor al prójimo. Una dinámica que, en los Evangelios, alcanza su máxima concreción en el mandamiento nuevo “Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo” (Mt. 22,36). Y se concreta aún más en la parábola del juicio final: “Tuve hambre y me disteis de comer…” (Mt. 25,35).

Es la gramática del amor que, después, en la Iglesia católica, para concretarla todavía más, se plasmará en las “obras de misericordia”: dar de comer al hambriento, de beber al sediento, posada el peregrino… La misma gramática del amor que, en el budismo, pasa por la armonía y, sobre todo, por la compasión.

Por eso, Francisco, en la reunión con el ‘Shanga’, el Consejo Supremo de los monjes budistas, volvió a subrayar ese ‘catecismo del amor’, distintivo de todas las religiones. Y recordó a la minoría católica y a la mayoría budista que es mucho más lo que les une que lo que les separa, invitando a ambas comunidades a superar los prejuicios, “la intolerancia y el odio”.

¿Cómo?, se preguntó el Papa. Y contestó con esta bella cita de Buda:

“Conquista al hombre airado mediante el amor; conquista al hombre de mala voluntad mediante la bondad; conquista al avaro mediante la generosidad; conquista al mentiroso mediante la verdad”.

Y, para que se viese fácilmente que no hay fronteras en el corazón de las dos religiones, pasó, a continuación, a declamar parte de una oración que se le atribuye a San Francisco de Asís:

“Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Que donde hay odio, yo ponga amor. Que donde hay ofensa, yo ponga perdón. Que donde hay tinieblas, yo ponga luz. Que donde hay tristeza, yo ponga alegría”. Leer mas…