Juan Antonio Estrada: «La crisis de lo religioso es una de las causas del auge de los nacionalismos y viceversa»

(Juan Antonio Estrada, catedrático de Filosofía, en Diario de Sevilla).-

No conocemos sociedades sin algún tipo de religión. La pregunta por Dios recorre la historia humana y está vinculada a la búsqueda de sentido, a la necesidad de trascender lo inmediato y preguntar por la vida y la muerte, por el bien y el mal, por lo que es importante y lo que no lo es. Preguntarse y darse un proyecto de vida es una necesidad constitutiva.

No basta con vivir y dejarse llevar por la sociedad, sino que toda persona necesita un plan de vida que le merezca la pena, que le dé sentido. Este ha sido contexto en el que las religiones han sido importantes.

Pero hoy vivimos dos situaciones nuevas y convergentes. Por un lado, la llamada «muerte de Dios» en las sociedades occidentales: el deterioro creciente de la fe en Dios, la crisis de las iglesias y la pérdida de influencia de los valores religiosos en la sociedad. Junto a esto ha surgido la sociedad del consumo, que ha canalizado los deseos y búsquedas de las personas en la acumulación de bienes materiales.

El problema está en que lo «sagrado» no puede faltar en ninguna sociedad. No basta la abundancia material, necesitamos algo más que dé sentido a nuestra vida, metas y objetivos por los que luchar y vivir. El mundo desencantado necesita trascendencias y absolutos, no podemos vivir sin ellos. Si las Iglesias y las religiones no responden adecuadamente a esa exigencia, otras instancias las sustituyen.

La crisis de lo religioso es una de las causas del auge de los nacionalismos y viceversa. La patria, la nación y el Estado son las realidades sagradas, que ocupan el lugar vacío que van dejando las religiones. El «choque de civilizaciones» (Huntington) tiene raíces religiosas y nacionales al mismo tiempo. La religión se politiza, la política se sacraliza, y el nacionalismo deviene una corriente con connotaciones religiosas.  Leer más….