Fallece el obispo José María Setién a los 90 años

Religión Digital

Acusado de ser «un abertzale con sotana», buscaba a su manera la paz en el País Vasco. Se erigió en una controvertida figura por sus opiniones afines al nacionalismo, en las que muchos vieron una cierta comprensión hacia los miembros de la banda terrorista a la que siempre pidió que dejara de matar.

El obispo emérito de San Sebastián José María Setién ha fallecido esta madrugada en San Sebastián, tras haber sufrido un ictus el pasado domingo. Setién, de 90 años y cuyo funeral tendrá lugar este miércoles a mediodía en la catedral del Buen Pastor de San Sebastián, fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Donostia en estado muy grave tras sufrir el ictus el domingo por la mañana. Nacido en Hernani (Gipuzkoa) en 1928, José María Setién Alberro fue obispo de San Sebastián entre 1979 y principios de 2000, cuando fue sustituido por Juan María Uriarte y éste, en el año 2010, por José Ignacio Munilla, actual prelado de la diócesis donostiarra.

Acusado de ser «un abertzale con sotana» o un «cura de ETA», el obispo que estuvo durante 28 años al frente de la Iglesia vasca publicó en 2007 el libro ‘Un obispo vasco ante ETA’. Ahí repasaba su trabajo pastoral al frente de la diócesis y explicaba la génesis de la banda armada y su relación con el PNV. Analizaba la lucha contra ETA, el papel del Estado, la represión, las víctimas y la situación de los presos etarras, pero también escribía sobre la importancia de llegar a la paz en el País Vasco a través del diálogo.

Un obispo controvertido por sus opiniones políticas

José María Setién fue obispo de San Sebastián durante los años más duros de ETA. Se erigió en una controvertida figura por sus opiniones afines al nacionalismo, en las que muchos vieron una cierta comprensión hacia los miembros de la banda terrorista a la que siempre pidió que dejara de matar. Setién, tomó posesión como obispo de la diócesis de San Sebastián al día siguiente de haber cumplido 51 años. Le esperaban por delante dos largas décadas como prelado en las que se convirtió en un hacedor de titulares con sus polémicas declaraciones, pastorales y homilías.

Sus posiciones a favor del derecho de autodeterminación y de la negociación entre el Gobierno y ETA fueron muchas veces cuestionadas, así como sus críticas a algunas acciones policiales y su denuncia de las supuestas torturas infligidas a integrantes de ETA. Fue calificado de equidistante desde las posiciones alejadas del nacionalismo, cuando no de amigo de ETA, pero nada de ello impidió que a lo largo de su ejercicio siguiera hablando del problema de la violencia en el País Vasco desde un punto de vista político. Y «ético», según solía subrayar.

Los víctimas de ETA sintieron casi siempre lejano a Setién Leer más…


José María Setién, «el crucificado»

Su rumbo: la fidelidad al Evangelio. Caiga quien caiga y le duela a quien le duela. Obispo en sintonía con su pueblo, su nombre sigue suscitando polémica.

Su nombre sigue suscitando polémica, incluso después de muerto. Sus compañeros obispos solían llamar a José María Setién «el crucificado». Y, a pesar de llevar 18 años de emérito, muchos le siguen odiando. Tanto que al obispado de San Sebastián siguen llegando a diario cartas, dirigidas a su antiguo titular. La mayoría, anónimas y furibundamente denigratorias. Otras, le animan a seguir en la brecha.

Muchas no llevan texto alguno en el interior, sólo mierda. Sí, excrementos de supuestos cristianos. Setién contestaba a todas las cartas, incluso a las que llegaban con dirección falsa, menos a las que sólo le mandan mierda, hasta que el alzheimer nubló su cabeza, otrora tan bien amueblada.

Se retiró en el año 2000, en una sucesión pactada con el Vaticano, pero en el País Vasco, siguió siendo, para muchos, una referencia de autoridad. Y es que incluso sus enemigos le reconocen su valía intelectual. Sus intervenciones públicas y sus homilías eran esperadas, estudiadas, escrutadas, analizadas, interpretadas por unos y por otros e, invariablemente, criticadas por todos y pasadas por el tamiz de los prejuicios de cada cual. El se pasó toda una vida insistiendo en que su vocación era ser obispo de todos. Pero el caso es que, cada vez que abría la boca, levantaba ampollas y se armaba la de Dios.

Para unos, «de obispo sólo tiene el nombre». Para otros, «es el santo y seña de todo un pueblo». Los españolistas le acusaban de ambigüedad y de cierta connivencia con ETA y de menospreciar a las víctimas. Los nacionalistas radicales le increpaban y recriminaban, entre otras cosas, su escasa preocupación por los reclusos de la banda terrorista y por tachar a los etarras de «mesías políticos, que no son ni representan al pueblo vasco». Lo han demonizado y lo han convertido en un auténtico «chivo expiatorio». Y él lo sabía.     Leer más…

José Manuel Vidal en Religión Ditial, 11 de julio de 2018

Setién: denostado por tantos, defendido por tan pocos

Condenó mil y una vez a ETA, y se lo devolvieron con insultos y amenazas. Me quedo con su incesante búsqueda intelectual de la verdad

Sabíamos que Setién estaba mal, que su estado físico había decaído mucho los últimos meses, por no decir años. Sin ser uno de sus más cercanos, sin embargo, he compartido muchas cosas con él. La última vez, públicamente, en una Mesa Redonda, en el Koldo Mitxelena, junto a Garbiñe Biurrun, hará cosa de tres o cuatro años. Ya estaba tocado.

Encuentro entre mis notas las que utilicé en Herri Irratia el 30 de octubre de 2005. La víspera se habían presentado, de la mano de José Antonio Pagola, en la Diputación de Gipuzkoa los tomos 2º y 3º de las Obras Completas de Setién. Su sucesor como Obispo de Donostia, Juan Marí Uriarte, en la presentación de los libros, vino a pedir que algún estudioso se zambullera en esas páginas para hacer una tesis doctoral con el pensamiento de Setién. Pero no una sino muchas tesis cabe hacer, no solamente por la diversidad de temas que aborda, sino porque aun limitándose a la cuestión de la pacificación de Euskadi, la riqueza de su pensamiento es enorme.

Creo que es una labor necesaria para limpiar de tanta zafiedad, tanta calumnia y tanta incomprensión como ha caído sobre la figura de Setién. En tres mil páginas siempre encontraremos elementos de crítica, así como en una vida comprometida, día a día, y a la luz pública. Hay documentos de Setién de los años 50, en los volúmenes publicados. Ha sido Obispo de San Sebastián más de 27 años de los que 21 como Titular. Y ¿qué años?, desde 1972 hasta el año 2000. No lo habrá hecho todo bien, pero, personalmente, más allá de su siempre ponderada inteligencia, me impactó su enorme bondad, incluso cuando era objeto de crítica.

Hoy no tengo el ánimo para escribir, volver a escribir, sobre la figura y la persona de José María Setién, denostado por tantos, defendido por tan pocos. Hoy quiero decir simplemente que Setién condenó mil y una vez a ETA, quienes se lo devolvieron con insultos y amenazas, lo que no le impidió condenar los malos tratos y torturas que padecieron algunos de sus miembros. Sufrió incomprensión, pero incluso entonces, respetaba sin resentimiento al contradictor intelectual. Lo viví personalmente cuando, en más de una ocasión, le manifesté mi desacuerdo con alguna de sus posiciones. Aprendí mucho de él, entre otras cosas, que nunca hay que contestar, ni a los insultos ni a los anónimos. Pero me quedo con su incesante búsqueda intelectual de la verdad. Setién era implacable en el razonamiento intelectual y no se casaba con nada (ni con nadie) con lo que no estuviera de acuerdo. Pero, y me repito con gusto, me quedo aún más con su bondad que su gran timidez impedía que asomara demasiadas veces.     Leer más…

.Javier Elzo en Religión Digital, 11 de julio de 2018

El vicario pastoral de Donostia cree «injusta» la imagen política de Setién

“Si algo no era él era político”, sostiene Xabier Andonegi. Era más bien «un hombre que creía que había que aplicar los derechos humanos a la sociedad».

El vicario de Pastoral Social y de Misiones de Gipuzkoa, Xabier Andonegi, aseguró este martes que la imagen que se tiene de José María Setién, obispo emérito de San Sebastián fallecido ayer, como un prelado «demasiado político» es «muy injusta» porque «si algo no era él, es político», ha dicho.

Andonegi, estrecho colaborador de Setién durante años en los asuntos relacionados con la juventud en la diócesis donostiarra, entre otros campos, ha explicado en declaraciones a EFE que, aunque el prelado, fallecido ayer tras sufrir un ictus el pasado domingo, no era «político», sí era «un hombre que creía que había que aplicar los derechos humanos tanto a la política, como a la economía y a la sociedad en general y que la Iglesia no tenía que quedarse en dar misas, ni mucho menos«. «Viviendo una situación política y aplicando esos principios éticos y de derechos humanos a esa posición se convertía en político, pero si algo no era él era político. Además muy conscientemente», ha insistido Andonegi.

En cualquier caso, el vicario ha destacado el resto del trabajo realizado por Setién, con «unos escritos impresionantes» y «una ética social» y «una serie de valores siguiendo al Evangelio y a los derechos humanos en situaciones de violencia» que, sin embargo, resulta «evidente» que «han gustado a muchos y a otros no». Ha recordado, en este sentido, que él siempre decía que «al final hay que ser objetivos» y que existen «unos criterios, unos principios y unos valores que hay que aplicarlos en toda situación afecte a quien afecte».

Un planteamiento en el que fue «muy estricto», ha precisado Andonegi, antes de insistir en que los derechos humanos «son una clave obligatoria para todos» al igual que la «moral de los Evangelios» para los cristianos, «vengan de donde vengan los problemas».     Leer más…

Redacción de Religión Digital, 11 de julio de 2018

Goian Bego Setién

Siempre quiso servir a Dios y al pueblo que le había sido encomendado. No dejaba indiferentes ni a sus detractores ni a sus partidarios.

Ha fallecido monseñor José María Setién, obispo emérito de San Sebastián. Monseñor Setién fue el 4º obispo de esta diócesis nacida en 1950 tras el reparto de las demarcaciones eclesiásticas en el País Vasco separando de la Diócesis de Vitoria los territorios de Bilbao y San Sebastián.

José María Setién Alberro nació en Hernani (Gipuzkoa) en 1928, fue obispo de San Sebastián entre 1979 y el año 2000, cuando fue sustituido por monseñor Juan María Uriarte. La figura de Setién no dejaba indiferentes ni a sus detractores ni a sus partidarios. Con aciertos y desaciertos creo, sinceramente, que siempre quiso servir a Dios y al pueblo que le había sido encomendado.

Como comunicador cristiano tuve la oportunidad de coincidir en varias ocasiones con monseñor Setién. Por aquellos años mi trabajo servía a Vida Nueva y a Cope, y recuerdo cómo en más de una ocasión, intentando conseguir unas declaraciones sobre algún tema, me dijo: «Si es para Vida Nueva, sí, si es para Cope, no». Nunca pude hacer valer que, al menos en lo que de mi dependiese, la información iba a ser tratada igualmente, independientemente del medio en el que saliese.

Eran otros tiempos y otras circunstancias y creo que Setien alimentó su imagen de obispo nacionalista tanto como otros su imagen de obispos nacionales. ¿Un error? A mi modo de ver sí. La iglesia ha de mostrarse incardinada en el pueblo, pero desde su universalidad (catolicidad).     Leer más…

Txenti García en Religión Digital, 10 de julio de 2018